La Provincia - Diario de Las Palmas

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La tragedia golpeó dos veces a una familia

La joven Isabel Perdigón, de 19 años, se había casado con Ezequiel Benítez Rodríguez, de 21, en la iglesia de El Salvador de Santa Cruz de La Palma el 24 de enero de 1916, apenas cuarenta días antes del naufragio del Príncipe de Asturias.

Los recién casados se prometían una vida larga y dichosa. La mala fortuna quiso que Ezequiel acompañara a su madre y a su hermana Carmen en el viaje hacia Argentina. La noticia de la muerte de su marido fue para ella un golpe inesperado y cruel. Los familiares contaron que Isabel no dejaba de llorar y hasta pedía que ojala pudiera morir ahogada como su marido. Tres años después Isabel embarcaba en el Valbanera con destino a Cuba, para encontrarse con su hermano Juan. Le acompañaba su cuñada Francisca Benítez Rodríguez y sus tres hijos, Juan de 6 años; Carmen, de 2, y María del Pino, de uno. Todos ellos fallecieron en este nuevo naufragio. El destino mostró toda su crueldad con esta familia.

Tal y como lo recoge la historiadora María Victoria Hernández: "El puerto palmero se llenó de alegría con la bella estampa marinera del Valbanera. Se agitaron pañuelos despidiendo a los 106 pasajeros emigrantes, que subieron a bordo en el último puerto europeo, de un total de 1.230. Cuentan que al salir de Santa Cruz de La Palma, el Valbanera perdió un ancla. Para los viejos marinos fue un mal presagio".

Esta embarcación naufragó cerca de Florida el 10 de septiembre de 1919. Murieron 488 personas, muchos de ellos emigrantes canarios como Isabel Perdigón.

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