Para este licenciado en Económicas, empleado de banca y forofo del envite, haber terminado al fin con la publicación de este libro resulta casi como cumplir la promesa dada. Su padre, Manuel Benítez Rodríguez, llevaba años sugiriendo que este juego merecía un trato digno, que esta tradición autóctona no podía caer en el olvido.
¿Que ha pretendido con la publicación de este libro sobre el envite?
Nos hemos animado a realizar este humilde trabajo con la idea de que el juego de cartas más popular y con más arraigo en Canarias contase con un documento divulgativo donde concurriesen sus reglas, su forma de juego y las variantes que existen en cada isla, e incluso las diferencias existentes según la zona en la que se juegue. Además es nuestra intención que un conocimiento básico del juego del envite pueda estar a la mano de cualquiera que lo desee. Hemos tomado como base las reglas por las que se rige el juego del envite en la isla de Gran Canaria, recabando información de diferentes documentos escritos de las normas existentes en cada isla y las hemos consensuado y complementado con la opinión de jugadores contrastados de distintos lugares de nuestra geografía para la realización de este manual. Pretendemos que este documento sirva para dar a conocer algo más que un juego de cartas y que con él podamos trasmitir a nuestros hijos y nietos, a nuestros amigos y conocidos y a toda persona que apreciemos, este nuestro juego más tradicional, como una muestra más del sentir, de las costumbres y de las tradiciones de nuestro pueblo.
Se ha dicho que si este juego procede o hereda las normas del famoso Mus que se practica en la península o el Truco Latinoamericano, sin embargo, ¿usted lo defiende como un juego autóctono?
Una vez que comparas y lo analizas te das cuenta que existen más diferencias que similitudes con respecto a esos dos juegos. Desde hace unos 200 años en Canarias se practica el envite, forma parte de nuestra cultura, de nuestras tradiciones. En realidad debería contar con el apoyo que por parte del Gobierno canario y los Cabildos se da a otro tipo de juegos o deportes como la Vela Latina o el Juego del Palo. No se trata de que ahora todos tengan que saberse las normas del envite, pero sí que estaría bien fomentar su uso. Hay que tener en cuenta que en la actualidad la mayor parte de los jugadores de envite, por lo menos en Gran Canaria, tienen una media de edad entre los 60 y 65 años, esto supone que las nuevas generaciones ya no están jugando. Y esto no se puede perder.
Aunque existe una esencia común sobre las reglas que definen este juego en todo el Archipiélago canario, es verdad que hay tantas formas de jugar al envite como pueblos hay en las Islas.
Y hasta casi como familias, aunque lo hayan aprendido de sus padres. Al recorrer las islas para comprobar cómo se jugaba al envite te das cuenta de esas diferencias, sobre todo a la hora de contar las piedras que te llevas. En Tenerife, por ejemplo, un chico vale 12 piedras, en Gran Canaria 9, el envío, aquí te llevas 3, en Tenerife 4. Pero lo importante se mantiene, y sobre todo la pasión que sienten los jugadores cuando se sientan en torno a una mesa con una baraja.
¿No se podría plantear la posibilidad de organizar campeonatos a nivel de Canarias, para animar o impulsar este juego?
De hecho a nivel particular se ha empezado a hacer algo. Sería muy interesante ver cómo se juega en cada una de las islas con las normas del sitio en el que se realice la partida. Así una vez se juega según el reglamento de un equipo y en la siguiente partida con las normas del contrario. Después de haber dedicado tanto tiempo para la preparación de este libro sí tengo que reconocer que si antes me gustaba, ahora me apasiona.
