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Cela y el periodismo

Cela y el periodismo

Las relaciones de Cela con el periodismo se mantuvieron a lo largo de toda su vida. Era un lector voraz de periódicos y revistas y un colaborador infatigable. Tenía el carnet de periodista 1044 del Registro Oficial,.A raíz de la aparición de La colmena en Buenos Aires (en España la censura impidió su publicación) en 1952 fue expulsado de la Asociación de la Prensa de Madrid.

Según me manifestó, una de sus mayores satisfacciones fue la creación de la carrera de Periodismo en la Universidad que lleva su nombre en Villafranca del Castillo, en Madrid. Cuando este centro organizó en 2001 los actos de su 85 cumpleaños, la intervención de Cela estuvo dedicada al periodismo. Hacía una reflexión sobre la profesión y la situación de la industria periodística en España, incluyendo su Dodecálogo de deberes del periodista, un texto ampliado del que publicara la Cátedra Ortega y Gasset en 1993 bajo el título La lectura, afición y aversión. En esta intervención señalaba que "Cuando el periodista prueba a suplantar al político, acaba falseando la realidad y cuando el político se siente periodista deviene en déspota". Tenía un gran respeto por la profesión y siempre defendió a los periodistas y criticó la explotación a la que estaban sometidos. A veces lo hacía con su típico humor socarrón: "los periodistas están destinados a ser como las putas: trabajando sin horario ni garantías, a menudo de noche, ofreciendo sus servicios al mayor número de clientes posible y soportando a los aprovechados que tratan de regatear los precios o intentan que el servicio les salga gratis".

Cela escribió para los periódicos una obra ingente, comparable en extensión a la de su producción literaria. Su conversación con Azorín publicada en la revista Correo Literario el 1 de diciembre de 1950 aún se utiliza en las facultades de periodismo para explicar cómo resolver una entrevista a un personaje que no quiere contestar o lo hace con monosílabos.

Su obra en los periódicos

Lo primero que publicó Camilo José Cela fueron dos poesías en el suplemento literario El Argentino, acompañadas de una Autopresentación en la que anunciaba que estaba preparando un libro de versos que iba a titular 'Pisando la dudosa luz del día'. La revista argentina Fábula incluyó algunos de los poemas de este proyecto. Desde entonces Cela dedicó a las publicaciones periódicas una gran parte de su obra primeriza: Fotografías de Pardo Bazán en la revista Y. Revista para la Mujer, cuentos para Medina, artículos para Arriba y La Vanguardia Española, mientras oficiaba de redactor en la revista Juventud. En 1945 publicó su primer artículo en ABC, un medio para el que escribió toda su vida. Se titulaba El aullido de la charca, una narración corta que iba acompañada de una ilustración de Francisco López Rubio. Ese mismo año ya publicaba su primera recopilación de artículos bajo el título "Mesa revuelta" mientras desarrollaba una actividad frenética en las revistas Fantasía, Garcilaso y Espadaña, al mismo tiempo que trabajaba en La colmena. En 1956 decidió fundar su propia revista literaria, Los Papeles de Son Armadans, mensual, que hasta su desaparición en 1979 recogió la obra de los mejores escritores españoles e iberoamericanos del momento, y también de algunas firmas de la literatura universal, y acogió entre sus páginas a una buena parte del exilio literario español. Con el título de Cajón de sastre publicó en 1957 una segunda recopilación de su obra periodística, una costumbre que iba a mantener hasta sus últimos años: Al servicio de algo (1969), Los vasos comunicantes (1981), El asno de Buridán (1986), El huevo del juicio (1993)? Hace unos meses vio la luz un nuevo compendio de sus primeros artículos bajo el título "La forja de un escritor".

Fue otro medio periodístico, la revista Destino, el que recogió en 1958 sus primeros escritos de memorias, que más tarde reunirá en La rosa. A lo largo de 1991 y 1992 los continuará en el suplemento dominical de Diario 16, que publicará en forma de libro con el título de Memorias, entendimientos y voluntades. Iniciada la transición política comienza sus colaboraciones para Cambio 16 y más tarde, en 1995, funda una nueva publicación literaria, El Extramundi y Los Papeles de Iria Flavia, continuadora de Los Papeles de Son Armadans, mientras prodigaba sus artículos en casi todas las revistas de actualidad y publicaciones de ámbito nacional como El Mundo y El País, y también para periódicos regionales, algunos de Galicia, manteniendo siempre su fidelidad al ABC, donde publicó también su último artículo, El color de la mañana: Chiflidos espirituales, el domingo 13 de enero de 2002. Sólo cuatro días después moría en un hospital de Madrid.

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