Pocos son los que pueden quedarse indiferentes ante la presencia, ahora agonizante, de la casa de veraneo de Luis Ramírez en La Caleta. Si bien el personaje ya merece un lugar destacado en la historia de Lanzarote, este edificio modernista, único en su ubicación y en las formas singulares que aparecen en su fachada y también en el interior, requieren de una solución rápida y rigurosa.
Una iniciativa particular, liderada por Juan Marrero Portugués, quien fue en su día el primer director de la Caja Insular de Ahorros que se abrió en Arrecife, plantea la restauración urgente de la vivienda.
Su pasión por esta casa le viene de lejos: "Cuando yo llegué a Lanzarote en 1952, me encargué de dirigir el Casino, y cosas de la vida, el anterior responsable había sido precisamente Luis Ramírez, que había muerto en Barcelona".
La singularidad del personaje le llamó la atención, su carácter bondadoso y quiso indagar en su biografía. Así por casualidad tropezó con el edificio de La Caleta, "me pareció de una gran belleza y una joya del patrimonio de la isla". Con el paso de los años, los avatares de Luis Ramírez y la publicación de nuevas noticias sobre este mecenas rescataron del olvido muchas de sus actuaciones.
Marrero Portugués encar-gó a su sobrino el arquitecto Carlos Lahora la elaboración de un anteproyecto que sirviera para rescatar de su agonía a este inmueble de La Caleta de Famara. Se estima que se necesitaría una inversión aproximada en torno a los 300.000 euros.
El Ayuntamiento de Teguise también se muestra partidario de entablar conversaciones con responsables de la Iglesia para que permitan la restauración de 'la casa del cura', pero que tendría que dedicarse a otros usos. Desde el Consistorio se apunta que para la puesta en marcha de esta iniciativa necesitan del apoyo económico del Cabildo.
Se plantea que una salida viable a este inmueble podría ser el de reutilizarse con todo su esplendor como un centro de interpretación del Risco de Famara además de poder informar a los visitantes habituales sobre la figura de otro de sus inquilinos famosos, César Manrique, que solía veranear con su familia en esta localidad.
Los encuentros a tres bandas, entre el Ayuntamiento, el vicario general del Obispado de Las Palmas y el propio Juan Marrero Portugués, como propulsor de esta operación van por buen puerto.
Carlos Lahora insiste en que de momento sólo se trata de un anteproyecto en el que se analiza la realidad actual de este inmueble, "después si se llega a un acuerdo para realizar las mejoras que requiere, ya se encargará el Ayuntamiento de convocar un concurso y se verá si es éste proyecto u otro el que se lleva a cabo".
Mientras tanto, el hotelito de don Luis en la localidad lanzaroteña de Famara sigue aferrado a su tímida belleza, confiando en que las conversaciones terminen lo antes posible. Sobre todo porque la situación de esta casa modernista no pasa por sus mejor momento. De hecho, los vecinos de las casas colindantes ya se han quejado de la presencia de basuras y de ratas en el interior del inmueble.
