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houghton, pionera en el arte abstracto

La canaria que anticipó a Kandinsky

El fascinante legado de la pintora y médium decimonónica afincada en Londres, que canalizaba el alma de los espíritus en sus cuadros, deslumbra en la galería Courtauld tras 150 años en el olvido

La canaria que anticipó a Kandinsky

El arte tiene el poder de sacudir el alma, proclamaba Kandinksy, célebre precursor de la abstracción artística en los albores del siglo XX. Pero no figura en los manuales de la Historia del Arte que, medio siglo antes, en la era victoriana, Georgiana Houghton (1814 - 1884), artista y médium inglesa nacida en Las Palmas de Gran Canaria, anticipaba el arte abstracto que más adelante inauguraría el pintor ruso, junto con otros coetáneos como Mondrian. Y Houghton lo hizo, además, con un particular matiz: eran las almas, invocadas en sus largas sesiones de espiritismo, el poder que inspiraba su arte. "En la ejecución de mis cuadros, mi mano se guía enteramente por lo que comunican los espíritus; no existe en mi mente ninguna idea preconcebida de lo que va a producir", manifestaba la pintora en 1871.

Hija de la estirpe inglesa de los Houghton, afincada en la capital grancanaria, sus acuarelas de ultratumba suscitaban loas y recelos pero se diluyeron en el olvido y la incomprensión de su tiempo, menoscabadas en un circuito artístico dominado por hombres en aquel Londres del XIX. Ahora, siglo y medio después, la galería Courtauld rescata el legado pictórico-espiritual de Houghton, que ha encandilado a riadas de curadores, críticos y expertos londinenses, en la misma ciudad que antaño desoyó su talento.

Precursora

Aunque esta modesta muestra apenas suma una veintena de obras -supervivientes de una última exposición fallida en la Unión de Espiritistas Victorianos de Melbourne (Australia)-, la crítica más especializada de Londres distingue en la dama del spirit art a una precursora del Modernismo; pero, sobre todo,coincide en la restitución de su trono como "la primera artista abstracta de la Historia". "Sus laberintos rojos y dorados, violetas y castaños, pueden ser gozosos y exultantes, opresivos y espeluznantes, pero siempre terriblemente expresivos; y completamente fuera de su tiempo", escribe el crítico Jonathan Jones en el diario The Guardian sobre la muestra vigente, protagonizada por remolinos y abstracciones caleidoscópicas de colores eléctricos, que desafiaban todos los cánones estéticos de la época.

A la luz de este talento, ¿a qué se debió su naufragio artístico y su prolongadoperíodo en el silencio y la penumbra? Jones destacaque Houghton jamás reivindicó realmente la autoría de sus cuadros, o que lo hizo sólo al abrigo de la etiqueta de "médium", pues se autoproclamaba "el canal de expresión de los espíritus que invocaba" y que "guiaban sus trazos para comunicarse a través de ella".

"Spirit Art"

En esta línea, Vivianne Roberts, curadora en el College of Psychic Studies (Instituto de Estudios de Espiritusmo), entre cuyos miembros fundadores se encontraba la propia Georgiana Houghton, atribuye esta desatención a la dimensión espiritual que aseguraba inherente a su obra. "El spirit art siempre ha jugado un papel marginal en la Historia del Arte y, aunque ejerció una importante influencia en la corriente del surrealismo, se ha juzgado bajo el paraguas del arte outsider o anticonvencional", declara.

"En el caso de Georgiana, cuya producción espiritual se adelantó al arte abstracto que promovieron grandes figuras como Kandinsky, es sorprendente que su obra haya sido continuamente obviada por los historiadores del arte a lo largo de 150 años. Esto está cambiando ahora gracias a la revisión de su obra por parte de investigadores y curadores, y es probable que, con el tiempo, se reconozca a Georgiana Houghton no sólo como pionera en el spirit art, sino como precursora del Arte Moderno", añade.

Además, el conservador de la galería Courtauld, Barnaby Wright, especializado en el período artístico de finales del siglo XIX y el siglo XX, define la obra de Houghton como "extraordinaria y adelantada a su tiempo con respecto a la primera generación de artistas abstractos que emergía 40 años después". "Houghton es definitivamente una pionera en el arte abstracto", manifiesta Wright. "Su obra es claramente anterior a la de Hilma af Klint", añade en relación a la artista sueca, nacida en 1862, recientemente encumbrada como precursora del arte abstracto y que también dialogaba con el más allá. "La primera vez que identifiqué una obra de Houghton caí de lleno en la trampa de enmarcarla en la corriente psicodélica de 1960 - 70", recuerda. "¡Y la pieza databa de 1865! Hacía más de 100 años. Y su calidad artística era muy superior a lo que se espera de una artista amateur procedente de un ámbito tan excéntrico".

Orígenes

Nacida el 20 de abril de 1814 en Las Palmas de Gran Canaria, Georgiana Houghton fue la séptima hija de George Houghton y Mary Ann Warrand, y hermana de Marianne, Roberto, Warrand, George Clarence, Cecil Angelo, Charles James, Sidney Alexander, Helen, Julia y Zilla. Su apellido se corresponde con un reputado linaje de comerciantes británicos afincados en la capital grancanaria desde finales del siglo XVIII.

A pesar de su influencia en el desarrollo de las transacciones comerciales con los emporios británicos en Gran Canaria, la familia se trasladó definitivamente a Londres a comienzos del XIX, donde Georgiana residió con sus padres hasta su fallecimiento, en 1884, a los 69 años. Por su parte, su hermano Roberto Houghton (1808 - 1885), también natural de Las Palmas de Gran Canaria, permaneció toda su vida en la Isla y, en 1840, contrajo matrimonio con Emilia Gourie. Además, durante 30 años, entre 1937 y 1973, ostentó el cargo de vicecónsul de Reino Unido en Las Palmas de Gran Canaria y fue uno de los impulsores del Gabinete Literario, donde fue designado primer presidente.

Con respecto a Georgiana, la séptima Houghton se formó como pintora durante su juventud hasta que, en 1851, aparcó las clases, abatida por el fallecimiento repentino de su hermana pequeña Zilla, otra virtuosa de la pintura. Unos años después, en 1859, aún de luto por la muerte de su hermana, Georgiana comenzó a experimentar con las prácticas del espiritismo, bajo la convicción de que el alma sobrevive a la muerte y puede comunicarse con los vivos a través de un médium.

Impulsada por el deseo de conectarse con Zilla, la pintora se ejercitó en las técnicas del espiritismo a través de la popular médium Mary Marshall, quien fuesu mentora en esta doctrina a la que se consagró hasta el final de sus días. Así, en plena era victoriana, Houghton engrosaba las filas de ingleses católicos de clase media que se adscribieron a la doctrina espiritista, con la convicción de que, lejos de sustituir los preceptos del Cristianismo, los enriquecía. Pero lo cierto es que, en la década de 1860, Houghton fue un paso más allá y, como pintora y médium, instauró la práctica pionera de utilizar el arte como vehículo para comunicarse con los desaparecidos, lo que, en lengua inglesa, recibe el nombre de spirit art.

"Del trance al trazo"

La estudiosa Rachel Oberter expone en el artículo El arte abstracto espiritual de Georgiana Houghton, que recoge la publicación Victorian Studies, que el proceso creativo de la pintora se resume en que "el trance engendra el trazo". "Durante el trance, su mano se movía de forma involuntaria, canalizando ideas transferidas por los muertos y expresándolas de forma visual", explica. "Sus guías espirituales eran, inicialmente, artistas renacentistas desaparecidos, como Titian o Correggio y, más adelante, arcángeles u otras formas espirituales. Houghton y otros espiritistas defendían la idea de que estos guías fantasmales brindaban el contenido de los cuadros, mientras que el artista plasmaba su impronta en el estilo".

Por aquel entonces, el concepto "abstracción" no formaba parte del vocabulario artístico, por lo que Georgiana nunca transcribió las razones por las que su lenguaje nunca era figurativo. En este sentido, Oberter señala que, tal vez, la pintora adoptó el lenguaje abstracto "por la misma razón que artistas posteriores, como Kandinsky o Malevich". "Como nunca representaba objetos mundanos, su arte no estaba ligado al mundo terrenal; y así fue que fundó la abstracción en la pintura sin saberlo, tratando de evocar el plano menos tangible de la existencia humana".

Su defensa acérrima del movimiento espiritista, y la belleza de sus acuarelas, basadas en el caos y la aleatoriedad como único elemento de orden, afianzaron el prestigio de Georgiana en los círculos de lo paranormal. En la década de 1860, la pintora se adhirió a diversos grupos espiritistas y, las tardes de los miércoles, organizaba visitas al hogar familiar para mostrar sus pinturas y debatir sobre el más allá. Incluso, en 1867, el famoso médium Daniel Dunglas la invitó a impartir una conferencia en el Ateneo Espiritista de Londres, donde disertó sobre el spirit art y exhibió por primera vez, públicamente, dos de sus cuadros.

Aquel evento constituyó un importante acicate para la artista, quien se volcó intensamente en su vertiente creativa hasta que, cuatro años después, en 1871, ya atesoraba una brillante producción de 150 cuadros, que quiso exponer en la prestigiosa New British Gallery, en Old Bond Street. La muestra abrió sus puertas durante cuatro meses y coincidió, además, con la primera década del debut artístico de Georgiana, quien se encargó de enmarcar las pinturas, redactar los catálogos y custodiar los cuadros, casi a diario, para dialogar con todos los visitantes de la galería.

Desastre

Las críticas a su pintura fueron bastante polarizadas y, aunque despertó importantes elogios, la crítica los esgrimía, con frecuencia, desde el prejuicio. "Tal vez haya locura en su método, pero hay arte en su método", rezaba una de las críticas en prensa de la época, mientras otros especialistas identificaban grandes influencias de pintores como Turner.

Pero a pesar de su tesón y entrega, la exposición resultó un desastre financiero y Georgiana sólo logró vender un cuadro. Aún así, el interés y afluencia de visitantes a la galería londinense le brindaron "grandes razones para creer que fue un éxito mucho mayor del que podría haber esperado", escribió la artista. Pero con el paso de los años, la precariedad de su situación económica la abocó a soslayar la pintura y Georgiana tomó, al final de su vida, la senda de la fotografía, con la que se dedicó a seguir con el objetivo el rastro de otras vidas. El resto de sus energías discurrieron por los círculos espiritistas de Londres, que cristalizaron en varios publicaciones -entre ellas, el catálogo de la exhibición en 1871- y que culminaron con la fundación de la Alianza Espiritista de Londres, en 1884, hoy rebautizada Instituto de Estudios de Espiritismo.

Aquel mismo año, Georgiana Houghton, la pintora del más allá que sobrevoló las corrientes imperantes del arte, fallecía en Londres, en la pobreza absoluta, víctima de una apoplejía. La mayoría de sus obras recalaron en la Unión de Espiritistas Victorianos de Melbourne, en Australia, donde fueron enviadas con destino a una exposición que nunca vio la luz. Y un siglo y medio después, se asoman hoy en la galería Courtauld, tras emprender el camino de regreso a Londres para la segunda exhibición de Georgiana Houghton desde 1871, el año en que estuvo a punto de conquistar el éxito entre los vivos.

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