La Provincia - Diario de Las Palmas

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"En Canarias no se conoce nuestra relación con la exploración espacial"

La fascinación por la epopeya cósmica llevó a esta periodista grancanaria a ser divulgadora de la Agencia Espacial Europea. En esta entrevista reivindica el papel de las Islas en el espacio.

¿Cuál es la relación de Canarias con la conquista espacial?

Para muchos canarios no es una relación directa y evidente. Yo me enamoré del espacio en un sitio totalmente diferente, en Rusia, y allí empecé a estudiar la información espacial, los astronautas y la historia de la carrera espacial. Investigando aquí y allá me fui encontrando por el camino con que Canarias está mucho más presente en el espacio de lo que podamos imaginar.

¿Por ejemplo?

Muy poca gente sabe que la primera estación espacial de España se fundó aquí, a 500 metros del faro de Maspalomas. Muy poca gente sabe que hay unos montes Tenerife en la Luna, o que hay un asteroide con el nombre de un canario, Agustín de Bethencourt, en el cinturón entre Júpiter y Marte. Muy poca gente sabe que si hay un barco con algún tipo de problema en aguas africanas o hay un incendio en La Palma, tenemos una estación que se comunica con los satélites que están en el espacio y esa información nos llega directamente. Hay un vínculo más fuerte de lo que pensamos.

También fuimos pioneros en escuchar los primeros 'latidos espaciales', ¿no es así?

Cierto, los latidos del corazón del primer americano que fue al espacio fueron detectados por primera vez aquí y de la misma manera, las primeras comunicaciones orales con el primer hombre que pisó la Luna fueron recibidas aquí, porque Canarias comparte latitud con Cabo Cañaveral, en Florida. Estamos a 6.000 kilómetros pero en la órbita de inserción. Cuando los americanos lanzaban sus naves al espacio y se consideraba que estaban en la órbita espacial, la de Canarias era la primera estación en tener comunicación directa. La NASA puso un cinturón de 14 estaciones a lo largo del mundo. La de Canarias era la cuarta, tras Florida, Bermudas y un barco en alta mar, pero coincidía que aquí se daba la primera órbita espacial. Fue muy importante porque era la primera comprobación de que todo marchaba como estaba previsto.

No todo iría bien siempre...

Claro que no, pero si las cosas iban mal Canarias también estaba en la primera línea. Por un lado, para poner a todo el mundo en alerta en Cabo Cañaveral y ver cómo se podía gestionar la situación de crisis. Por otra, para organizar el rescate directamente. Hubo una situación muy crítica en la que Canarias tomó parte: antes de que enviaran a seres humanos al espacio, los americanos enviaron a chimpancés y hubo uno llamado Enos que tuvo problemas en la cápsula, teniendo que llegar a abortarse la misión. Gracias al papel de la estación, que en aquel entonces se llamaba Centro Espacial de Maspalomas, se pudo rescatar al animal en aguas del océano Atlántico.

¿Se conocen lo suficiente todos estos hitos?

Desafortunadamente en Canarias no se conoce lo suficiente nuestra relación con la exploración espacial. Ocurre, por ejemplo, con el Centro Espacial de Canarias, que es el nombre que tiene actualmente la antigua estación estadounidense. Nosotros vamos al sur y vemos los complejos hoteleros pero ahí, escondido a 4 kilómetros en una zona tranquila, está el centro espacial. Visualmente es muy difícil de localizar: a lo mejor atisbas alguna antena cuando conduces, pero nada más. Está completamente escondido para los habitantes de la Isla. Otra de las razones es que durante mucho tiempo fue un coto de los americanos: llegaron aquí, fundaron su centro, trajeron a 30 técnicos entre doctores, científicos e informáticos, les dijeron que se vacunaran del tifus y estuvieron durante unos 10 o 12 años haciendo sus cosas. Luego se transfirió a España, porque a los americanos les dejó de interesar después de la Luna y a partir de entonces no ha habido mucha promoción de lo que allí se hace, pero es realmente importante. Somos una referencia mundial: Canarias está en una situación geográfica muy específica y ventajosa.

¿Qué se podría hacer para mejorar ese conocimiento?

En el centro espacial hay 14 antenas, algunas de 16 metros. Para los escolares podría resultar muy interesante recibir explicaciones sobre lo que se hace por parte de la propia gente que trabaja allí. Aunque no sean muchos, la actividad diaria del personal del centro tiene impacto directo sobre lo que ocurre en la Tierra. Por ejemplo, ahora mismo ha habido un incendio en La Palma y las comunicaciones del espacio, tanto las imágenes del Meteosat como de otros satélites japoneses y europeos, se gestionan a través de aquí. Saber que tenemos una pequeña ventana de ida y vuelta al espacio es valioso, hay que abrirlo a las escuelas y hacer a la gente consciente de que estamos más relacionados con el espacio de lo que nos imaginamos.

¿Y de cara al turismo?

Hay una empresa suiza coqueteando con la idea de hacer turismo espacial desde Canarias con vuelos parabólicos, porque tenemos un espacio aéreo muy amplio, con una atmósfera bastante tranquila, no muy turbulenta, y tenemos millones de turistas al año que vienen aquí. El mercado existe y eso sería un filón que Canarias debería aprovechar.

¿En qué consisten esos vuelos parabólicos?

Son lo más cercano que puedes estar del espacio sin dejar el planeta Tierra. Es un avión con unas parábolas determinadas en el que se simula la ingravidez por un corto periodo de tiempo. Suena tópico, pero no se pueden describir las sensaciones que se experimentan, porque todo se suspen-de en un momento. A mí lo que más me sorprendió fue la percepción: ahora vemos el techo y el suelo, pero en la ingravidez no hay ni arriba ni abajo y el espacio se amplía. A nivel visual es bastante interesante. Además, te da una sensación, no sé por qué, de felicidad instantánea. No hay nadie que pueda permanecer 'inmune' a la gravedad cero en el primer contacto.

¿Cuánto pueden costar?

En Francia hay una empresa con mejor calidad de parábola y de seguridad que los ofrece por unos 4.000 euros. Los rusos tienen un avión más grande, con lo cual el vuelo de ingravidez es mucho mayor, pero también es más incómodo y casi sin acolchado para evitar golpes. Cobran un poco menos, pero tienes que añadir el viaje hasta allí y los trámites de frontera. En Estados Unidos hay una aeronave que viaja por todo el país. Cobran un poco menos pero el avión es mucho más pequeño y la calidad de las parábolas no es tan buena. Aquí podría llegarse a una oferta competitiva beneficiándonos de la experiencia europea en Francia. No se necesitan aviones ni aeropuertos especiales, sólo condiciones atmosféricas estables y que no haya demasiados aviones alrededor. En Canarias afortunadamente nos sobra espacio aéreo y la atmósfera es ideal.

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