No corren buenos tiempos para Apple. Las ventas del iPhone, el dispositivo que supone casi un tercio de la facturación de la compañía tecnológica más poderosa del planeta, decrecieron en el último trimestre por primera vez desde que salió a la venta en 2007. Por si esto fuera poco, la Unión Europea ha puesto en su punto de mira la 'curiosa' fiscalidad de la compañía norteamericana reclamándole el pago de 13.000 millones de euros en concepto de impuestos no pagados en el periodo 2003-2014, aderezados con una suculenta multa. Es por todo ello que Apple lo ha apostado todo al 7, negro en este caso, un número de la suerte con el que la compañía intentará reflotar unas ventas en declive y recuperar así el esplendor pasado, algo empañado en la actualidad.

Pero el nuevo iPhone 7 es, a primera vista, un teléfono poco innovador y quizás demasiado conservador para una compañía como Apple. La marca que ha marcado el paso de la revolución tecnológica en la telefonía móvil durante la última década, bien parece que en los últimos tiempos no hace más que ir a remolque del resto, incorporando cada año a sus dispositivos mejoras que ya tienen otras marcas en sus buques insignias.

Pero pese a que puede parecer que el iPhone 7 no es más que una copia evolucionada del 6S, el que pasa por ser el iPhone más caro de la historia es en realidad mucho más. Y es que si algo sabe hacer Apple es escuchar. Mejoras como la resistencia al agua y al polvo -por fin-, la mayor duración de la batería o la nueva cámara dual, no hacen más que atender las demandas de unos usuarios que son los más fieros críticos de la compañía.

Tras probar el nuevo iPhone 7 te das cuenta que la genialidad de Apple está en coger algo y darle una vuelta de tuerca más para superar a todos sus competidores, haciendo así que todo sea único. Su nuevo procesador, potente como ninguno, y su nueva tarjeta gráfica, descomunal y ágil, consiguen poner al iPhone 7 uno -o varios- peldaños por encima de su más directa competencia. Un claro ejemplo es la nueva cámara dual del iPhone 7 Plus, el mayor de la familia. La tecnología, ya presente en otros dispositivos del mercado -el LG G5 o el Huawei P9 son dos ejemplos- evoluciona en el iPhone 7 Plus de una forma distinta: sus dos lentes son un gran angular y un teleobjetivo que, al trabajar junto con el procesador de imagen y el software del teléfono consiguen capturar unas imágenes que hasta ahora solo se podían hacer con cámaras reflex.

¿Y la innovación? Está, y muy presente. Además esta vez es una innovación valiente y atrevida. ¿Cómo llamar si no a la maniobra de eliminar el puerto mini jack al que se conectan los auriculares, tal y como ya hizo en su momento con los CD-Rom de sus ordenadores? El futuro es inalámbrico, y Apple lo sabe bien, por lo que va siendo hora de eliminar cables, sean los que sean. Ahora le ha tocado a los auriculares, y posiblemente el siguiente paso sea fabricar un iPhone que se cargue por inducción. Quizás el próximo año, para celebrar el décimo aniversario del teléfono que lo cambió todo.