La Provincia - Diario de Las Palmas

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El horror llegó a la hora de comer

"Recuerdo tener la cabeza pegada a un cristal de la planta 116 de una torre y ver a la gente como hormigas"

Puente de Brooklin, hacia donde corrió la gente desde las Torres. C. D. G.

En Canarias, como en gran parte del mundo, las imágenes de los aviones chocando contra las Torres Gemelas de Nueva York sorprendió a la mayoría a la hora de comer. El director de cine, Víctor Calero, que entonces tenía 14 años, se acuerda perfectamente de que estaba jugando con uno de sus primos , cuando alguien los llamó para ir a comer a casa de su abuela. Al llegar estaba la televisión encendida y vieron como el presentador Matías Prats, en esa intervención para la historia, informaba como podía sobre lo que estaba ocurriendo.

Víctor dice que en su casa se quedaron atónitos, impactados con aquellas imágenes. "Al principio pensamos que se trataba de una película, después ya vimos que no, que estaba pasando de verdad. Esa noche no pude dormir. Sentí aquel ataque como si yo fuera también estadounidense. Además, ese año en mayo, había estado con mis padres visitando Nueva York. Me acuerdo perfectamente de tener la cabeza pegada a uno de los cristales de la planta 116 de una de las Torres, y mirar para abajo, la gente y los coches parecían hormigas".

En La Graciosa, Suso Páez volvía de darse un baño en la playa que hay delante de su casa. También fue a través de la televisión cómo se enteró de lo que estaba ocurriendo, "me acuerdo perfectamente, ese momento no se me olvida".

La mala noticia corrió como un reguero por Caleta de Sebo. Durante el resto del día, los gracioseros siguieron pegados a las pantallas, otros con la radio en la oreja, y algunos pensando que después de eso, lo más probable es que estallara alguna guerra.

En Gran Canaria, Ovidio Cordero empezaba su tercer año de carrera en la especialidad de Traducción e Interpretación. Pero justo ese día se marchaba con un compañero a Maspalomas: "empezamos a oír en la radio lo del primer avión, antes de llegar a la playa, lo del segundo. En la primera rotonda que nos encontramos dimos la vuelta, y regresamos a Las Palmas de Gran Canaria. Me pasé el resto del día viendo lo que estaba pasando".

Dice don Eloíno Perdomo, un viejo y sabio profesor de 86 años, que la única fórmula con la que se puede combatir este estado de sinrazón es pensando: "Yo siempre les decía a mis chicos, que tenían que leer dos horas al día y pensar media hora, como mínimo. Los políticos no piensan, y ese es el problema. Se actúa por emociones y no por el raciocinio. Creo que esa es la única manera posible para buscar soluciones".

A don Eloíno también le sorprendió este ataque terrorista cuando iba a su casa de Mala en Lanzarote para comer. "Me quedé angustiado, pensé que aquello sólo podía ser obra de unos desquiciados, unos resentidos contra la sociedad", reconoce.

Después, una vez que pasó el susto y con el paso del tiempo, él que siempre razona sus juicios, considera que hay que buscar el equilibrio. "Para enfrentarse a lo que está ocurriendo hay que aceptar al otro y que el otro te acepte a ti. Esto es como un compuesto, en el que se debe contar con todos los ingredientes", comenta. Siempre tratando de quitarse importancia, Eloíno Perdomo expone que lo que dice "son sólo chocheces de viejo y ya sabes que, para dar consejos, doctores tiene la santa madre iglesia".

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