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Conflicto racial

La violencia policial alienta el nacionalismo afroamericano

Los autores de las emboscadas de Baton Rouge y Dallas eran simpatizantes de los llamados movimientos 'afronacionalistas'

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

Los recientes ataques contra policías en aparente represalia por los casos de violencia policial contra los negros han dejado en evidencia el resurgir en Estados Unidos de movimientos nacionalistas e incluso independentistas afroamericanos, algunos de ellos de vieja factura y reeditados ahora.

Se trata de organizaciones de muy diversa ideología y muy distintos objetivos, sin vínculos entre ellos, pero a los que une la conciencia de un sentimiento nacional afroamericano en un vasto país que, como Estados Unidos, dicen, ignora a las minorías. El exmarine negro Gavin Eugene Long, de 29 años, protagonista del tiroteo en el que mató a tres policías en Baton Rouge (Luisiana), dejó diversos vídeos en internet en los que se presenta como un gurú de la espiritualidad negra y un seguidor del grupo nacionalista afroamericano llamado la Nación Washitaw. Se trata de una organización antigubernamental con un credo algo confuso que mezcla la espiritualidad con un sistema monárquico, y que dice provenir de los auténticos habitantes originarios de lo que ahora es EE UU.

Los líderes de la Washitaw De Dugdahmoundyah, que pudiera traducirse como la Nación Washitaw Mora, reclaman una amplia franja de Luisiana por considerar que su venta por Francia a EEUU en 1803 fue fraudulenta y que ese territorio les pertenece a ellos. Esa organización, cuyo movimiento de soberanía ciudadana había abrazado Long, según sus vídeos en internet, ha tenido problemas judiciales por vender carnés de identidad, partidas de nacimiento, pasaportes o permisos de conducir que ella misma emite.

También defiende la ley común, algo en lo que se acerca a los seguidores de otros grupos nacionalistas que hay en Estados Unidos pero con muy diferente signo, como los ultraderechistas y las milicias armadas antisistema, que suelen ser además racistas. Según un informe del Symbol Intelligence Group, una organización privada especializada en inteligencia, citada por el diario The Washington Times, Long también se había adherido a otras organizaciones nacionalistas y antigubernamentales como el Grupo para la Nueva Libertad, la Nación del Islam o el denominado Libertad de Acoso y Vigilancia Encubierta.

Asimismo, Micah Xavier Johnson, el otro exmilitar negro que una semana antes mato a cinco policías blancos durante una manifestación contra la violencia policial en Dallas (Texas), se sentía atraído por la ideología del nacionalismo negro más violento. Según las investigaciones policiales, Johnson había asistido a reuniones del llamado Nuevo Partido de las Panteras Negras, inspirado por las míticas Panteras Negras, una organización nacionalista de la comunidad afroamericana, socialista y revolucionaria, que estuvo activa en Estados Unidos entre los años 1966 y 1982.

Aunque los antiguos panteras negras no eran racistas, quienes llevan ahora su nombre son antisemitas y racistas, fomentan la violencia contra los policías y las fuerzas de seguridad, según el Southern Poverty Law Center (SPLC), un grupo privado que combate el odio racial y da defensa legal a los grupos más vulnerables. En un país en el que abundan los grupúsculos independentistas de todo signo, desde quienes temen a un Estado demasiado grande que anteponga el interés de los grupos de presión al de la gente, a aquellos que buscan una estructura más ecológica y menos capitalista, los nuevos Panteras Negras también son nacionalistas.

La tensión y la violencia desatados por los casos de abuso policial contra ciudadanos afroamericanos en Estados Unidos sirven de recordatorio de que Hillary Clinton o Donald Trump, los candidatos por los demócratas y los republicanos en las elecciones de noviembre, heredaran estos problemas que el actual presidente, Barack Obama, ha luchado por resolver. Los desacuerdos sobre las relaciones raciales y las armas de fuego se han arraigado firmemente en la política de la nación más poderosa del mundo.

Los votantes negros son más propensos a ver las relaciones raciales como un problema mayor, y brindan un apoyo abrumador a la candidata demócrata. Muchos republicanos se niegan a dar ningún margen para un endurecimiento de las leyes federales sobre tenencia de armas.

Trump utiliza constantemente el tema para excitar a las bases del partido, y acusa erróneamente a Clinton de proponer eliminar el derecho a portar armas previsto en la Segunda Enmienda. Más de un tercio de los estadounidenses dijo estar muy preocupado por las relaciones raciales en los Estados Unidos, de acuerdo con una encuesta de Gallup en abril. El porcentaje fue el más alto desde que se preguntara por primera vez sobre el tema, en 2001. En lo que respecta a las leyes sobre armas, alrededor del 55% de los estadounidenses no blancos es partidario de endurecer el control, una proporción mayor que el resto del país, según un sondeo de la CNN. Existe una brecha a nivel de género sobre el tema: las mujeres se dividen casi en partes iguales, 49% frente a 48%, con respecto al endurecimiento de las leyes, mientras que los hombres se opusieron a leyes más estrictas: un 56% frente al 42%.

En las elecciones de 2016, mientras que los votantes negros se alinean con Clinton por un amplio margen, los blancos, más ajustadamente, prefieren a Trump, de acuerdo con una encuesta nacional. Esos desacuerdos ayudan a explicar por qué le ha sido difícil avanzar en estas cuestiones al presidente Obama.

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