La Provincia - Diario de Las Palmas

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MEMORIAS (I)

"Me quedé sin padre, sin madre y sin marido y con cuatro hijos"

"Mi padre iba para otro sitio en 1925 pero conoció a los de la Dulcería Alemana, empezaron a tomar cerveza, perdió el barco y se quedó aquí para siempre", cuenta la exdirectiva del Club Náutico

"Me quedé sin padre, sin madre y sin marido y con cuatro hijos"

Clara Emilia Andersen Astillero, Kika Andersen (Las Palmas de Gran Canaria, 1941), profesora de piano, es una de las socias más veteranas del Real Club Náutico de de Gran Canaria, a cuyas instalaciones acude puntualmente todos los días laborales a comer sobre las tres de la tarde. Es la encargada de la carroza del carnaval del Náutico desde hace más de veinte años. Fue delegada de una compañía de seguros y tiene carné de capitán de barco. Hija del alemán Roberto Andersen y de la vallisoletana Emilia Astillero, ha estado toda su vida alternando la Playa de Las Canteras y Tafira, con un paréntesis en Puerto Rico, donde montó un negocio de deportes. Sus habilidades deportivas y artísticas le han hecho destacar como nadadora, piloto de coches, bailarina, pianista y guitarrista. Viuda del industrial tabaquero Amado Trujillo, es madre de cuatro hijos y siete nietos con los que comparte ahora, a los 75 años, la felicidad.

El barco perdido por la cerveza. "Mi padre era alemán, llegó aquí en 1925. Mi madre era de Valladolid. Formaron una familia y se quedaron aquí toda la vida. Mi padre fue empresario. En realidad venía para ir a otro sitio, paró el barco aquí, se quedó en el parque Santa Catalina y conoció a los alemanes de la Dulcería Alemana. Empezaron a tomar cerveza y perdió el barco. Entonces, por eso, Roberto Andersen se quedó aquí en la isla y ya formó la familia. Papá vino por viaje de placer e iba a otro sitio, pero la cerveza con los compatriotas le cambió el rumbo y la vida. Era un alemán guapísimo que medía casi dos metros y lo quería todo el mundo. Un encanto. Conoció a otro alemán en la época en la que se estuvo haciendo el muelle. Estuvo en Tenerife y luego se vino para acá y ya se quedó aquí. Puso una tienda en la calle Albareda, la famosa de los pescadores donde todo el mundo iba a comprar anzuelos y los clavos de la playa. Luego se dedicó a traer la tela metálica para los pescadores, fue una persona que ayudó mucho a las personas mayores. De Agaete y Mogán también venían a la capital a comprar sus enseres para la pesca y él les ayudaba. Si no tenían dinero, les fiaba. Fue una época muy bonita".

Kuki y Kiki. "Solo he tenido un hermano mayor un año: Roberto, como su padre, al que todo el mundo llama Kuki. Eso es de familia. A una tía, que se llamaba Margot, le decían Kiki. Vivíamos en la playa de Las Canteras, en la calle La Palma, maravillosa, y luego seis meses en Tafira. Pero al revés que todo el mundo porque nosotros en verano nos íbamos a Tafira. A papá siempre le gustaba cambiar y hacía más fresquito arriba. Mi padre conoció a mi madre en Cádiz en un viaje que hizo. Luego se cartearon, mamá vino aquí y se casó. Fabricaron la casa de la calle La Palma y luego en Tafira".

Las Canteras y el Metropole. "La playa para mí es un referente de buenos momentos, pandillas estupendas, tranquilidad absoluta en aquella época, nos reuníamos allí todos los amigos, los Melián, los O'Shanahan, Los Díaz Cutillas? Aquello fue una cosa muy bonita. Estando precisamente en la playa pasó una vez Argimiro, el famoso entrenador de natación, nos vio a dos o tres nadando y nos fichó. También a mi hermano, a Miguel Ángel Hernández, a Pancho Martín?Fuimos primero a entrenar a la piscina de Julio Navarro, pero después nos unimos y nos pasamos al Metropole, donde estaba Quique Martínez, otro maravilloso entrenador. Entonces nos unimos Las Alcaravaneras con el Metropole y entrenábamos allí. Manolo Guerra, Manolín Cateñeira, Ventura Ramírez, un montón de gente que nadaban de forma ideal, fueron campeones también".

Me gustaba la juerga. "Los martes hacíamos fiesta entre los nadadores y a mí desde chica se me notaba que me gustaba la juerga. Lo pasábamos divino. Era la época de los primeros novios. A mí siempre me gustó un montón de niños desde chica. En la piscina había uno que me encantaba, pero claro, éramos muy pequeñitos. Era muy bonito porque era la ilusión de ir a entrenar a ver si nos veíamos. Yo siempre iba con mi hermano, que me cuidaba mucho. Tampoco hacía falta mucho control porque era una época tranquila y segura.

Teresiana colorada. "Siempre estudié en las Teresianas, primero en el colegio viejo y luego el nuevo de Ciudad Jardín. Cuando hicieron el colegio nuevo yo estaba en la calle La Herrería, detrás de la Catedral, y después cuando fabricaron en Ciudad Jardín estuve uno o dos años en el Viera del Puerto mientras lo terminaban. Los niños del colegio Viera me trataban de una manera que tenía que huir de ellos. Claro, teníamos que pasar por delante porque yo vivía en la calle La Palma y el colegio Viera de niñas estaba al final. Entonces yo tenía que pasar por delante de ellos. En aquel momento yo era tímida, no como ahora y cada vez que pasaba todos se ponían a corear: "colorada, colorada". Yo tendría catorce o quince años y era horrible. Tenía que salir de casa antes para dar toda la vuelta y no pasar por delante de ellos. Y mi hermano estaba allí también".

Clases de piano. "Desde los catorce años. Allí estaba Nanda Martín Fernández, que era la primera bailarina. También estaba Carmiña González Viéitez, y yo era el comodín porque Trini me ponía en cualquier papel, en una obra de teatro un día, que bailábamos en el teatro con la orquesta del maestro Rodó y de Atienza. Hacíamos obras preciosas: 'Agua, azucarillo y aguardiente', 'El bolero de Ravel'? Contaban conmigo para todo: ocho veces me tuve que cambiar una vez, pero mi madre estaba siempre al lado, como la madre de la Pantoja siempre con la niña. Daba clases de piano con Marujita Apolinario, y de guitarra y timple con Camacho. Además de eso, practicaba la natación y daba clases de alemán. Mi padre no hablaba alemán en casa, hablaba perfectamente el español. Él estaba por el día trabajando en sus negocios y cuando llegaba a casa por la noche los niños ya estaban para irse a la cama. Cuando yo era un poco mayor él me dijo: "Cómo voy a hablar en alemán si ni tú ni tu hermano me van a entender. Mi madre estuvo en el Colegio Alemán, pero creo que fue antes de nacer nosotros".

Amigos de Flick. "Mi padre era amigo de Harold Flick, que era cónsul de Alemania en aquel momento. Tenía varios amigos alemanes aquí. A la familia Flick la quiero mucho porque tenemos buen entorno, nos veíamos. Mi padre quería que yo aprendiera de todo un poco y efectivamente así lo hice. Me encantaban las castañuelas. Trini me ponía de concertista. Yo tenía habilidades para todo eso porque Trini estaba contenta. Siento muchos estas cosas. Todavía bailo hoy una sevillana y lo siento, lo llevo dentro. Un abuelo mío era de Cádiz y yo creo que es por eso. Porque no creo que sea de la sangre vallisoletana de mi madre. Y luego también jugaba a los bolos de los grandes. Había una bolera grande en la calle Albareda y allí íbamos todos. Batí todos los récords en femenino, siempre ganaba. Era muy deportista. En la natación también tenemos un récord en un campeonato regional de relevos cuatro por cien estilo o crol. Yo nadaba mariposa en esa época".

Casada joven. Con mi hermano siempre me he llevado muy bien. Él tiene también una vida estupenda con seis hijos. Yo tengo cuatro. Hemos hecho una familia de más de treinta personas entre los dos. Mis padres estarán muy contentos porque aquí no teníamos familia. Fui a Alemania y conocí a mi abuela, a mis tíos. Después vinieron dos primas mayores a la isla y rompieron corazones en la playa de Las Canteras. Aquella dos sirenas eran guapísimas. Me casé joven, con veinte años, me fui de casa para tener hijos y no tuve muchas conversaciones con él porque yo estaba en mi casa y él trabajando. Me da mucha pena. Terminé en las Teresianas el cuarto de bachiller porque después empecé la carrera de piano. Yo soy profesora de piano y terminé la carrera porque mi madre me advirtió de que si no la terminaba no me casaba. No he ejercido la carrera. Yo toco para mí y mis amigos. En el Club el uno de enero de todos los años montábamos una juerga, traíamos el piano, cantábamos todos, pero el tema se ha ido diluyendo porque hay amigos que ya no vienen"

Viuda con 44 años. "El deporte siempre me ha gustado. El ambiente que teníamos en aquella época era tan bonito que se vivía feliz. De la infancia y la juventud tengo u recuerdo maravilloso. En Tafira también. Cuando empecé a sufrir ya fue de mayor porque a los 44 años me quedé sin marido que falleció en un accidente de coche. Tenía cuatro hijos maravillosos que todos salieron adelante: Kiko, Amado, Ana y Natalia. Nati vive en Lanzarote. Kiki es bancario, Amado es director general de una empresa importante, Ana está sus labores y Nati tiene una escuela deportiva de surf en Lanzarote. Es la más pequeña y lleva allí veinte años. Todos tienen sus parejas. Tengo siete nietos maravillosos, la mayor de treinta años y la pequeña cumple trece ahora en febrero, que es la que vive en Lanzarote.

Tabaco El Avión. De todas formas esa época yo fui empresario, tuve negocios en el sur, seguí la estela de mi padre en la tienda de deportes. MI hermano puso la tienda Podium y yo me fui a Puerto Rico con mi marido, Amado Trujillo Pérez. Era una persona muy conocida en la época porque el padre tenía la fábrica de tabaco El Avión, de cigarrillos. Por mi marido me metí en los coches porque le encantaban las carreras y los rallies. Nos hicimos novios. Para estar al lado de la persona que quiere tienes que hacer lo que le gusta. Estuve en esos años muy bonitos con él. Yo era copiloto pero cada uno iba en un coche distinto: mi hermano en uno, mi marido en otro y yo en otro. Estábamos en diferentes clases porque cada coche tenía una cilindrada distinta. Tengo el récord a la subida a Tafira. Corríamos en Moya, en Arucas, con mi casco y mi coche blanco".

Embarazada sin saberlo. "En El Hoyo, donde está ahora la estación de guaguas, hicimos un circuito cerrado y otro en Los Betancores. Había una ambiente fantástico con un montón de gente conocida, nos queríamos muchos, nos respetábamos, lo pasábamos bien. Íbamos a entrenar por esos mundos de dios con esos coches que pagábamos nosotros. Yo corrí en el circuito de El Hoyo embarazada sin saberlo. Luego nos casamos. De los 21 a los 30 tuve los cuatro hijos. Hubo un accidente fortuito en el circuito de Escaleritas y hubo muertos y se paró el Automóvil Club, que estaba donde estaba ubicado el restaurante La Casita, al lado del hotel Santa Catalina. Al terminar esa etapa fuimos a correr a Tenerife. Por cierto, nosotros les enseñamos a los chicharreros lo que era un rally (risas). Lo pasamos muy bien. También entrenábamos en La Aldea, con aquella carretera de la época".

La música es mi vida. "Pero lo que más me gusta es la música, la música es mi vida. Cuando estoy triste toco el piano y me vengo arriba porque es terrible quedarte viuda con 44 años y cuatro hijos. El mayor tenía 18. En esa época habíamos montado el negocio de deportes para los niños, pero luego se tuvo que dejar. Les pusimos un pub también y luego montamos también un restaurante. Cuando monté el negocio en Puerto Rico mi marido se quedaba allí fijo pero yo tenía que ir un día, otro me quedaba porque tenía cuatro hijos ya había que atenderlos. Mi madre, cuando ya eran mayores, me echó una buena manita. Mi marido trabajaba en la empresa de la familia, pero luego la fábrica tuvo algunos problemas y Amado se dedicó entonces a otra cosa. Luego la vida quiso que fuera así, que el accidente de El Goro le segara la vida, pero salimos adelante. En los 80 me quedé sin padre, sin madre y sin marido. De ser la niña mimada pasé a una situación muy difícil con cuatro hijos. No me podía venir abajo".

Nueva pareja. Pasado el tiempo volví a tener una pareja, Antonio Martín, también viudo como yo, con la que compartí seis años hasta que murió. No nos casamos, era buenísima persona, quería mucho a mis hijos y a mis nietos. Estoy feliz porque en la vida, cuando tienes una familia como la mía, buena, trabajadora, que te quiere y se preocupa por ti, no puedes pedir más. También tengo buenas amigas y amigos. Estoy vinculada al Club Náutico desde la época del club viejo. Este se abrió justo en el año en el que me casé, en el 62. Yo he tenido la suerte e estar en la directiva en el Club con los dos mejores presidentes a mi parecer: Manolo de la Cueva y Marrero Portugués. Son los dos que han estado más años. La mujer de Marrero Portugués le habló bien de mí y me llamó. Fue para mí un orgullo porque quiero mucho al club".

Buena época en el Náutico. "En el Club estuve los diez años con Marrero Portugués, hasta que él dimitió. Fue una etapa muy bonita. En la directiva primero estuve con Lola y después con Eugenia Cantero. En la directiva había mayoría de hombres pero no por machismo sino porque las mujeres se dedicaban a otras cosas. Creo que Juan Marrero hizo cosas buenas por el club, como la marina, los barcos, el gimnasio nuevo, la ludoteca, un espacio juvenil? Fue una buena época. Quiero al club como si fuera mi casa. Por eso me duelen cuando se hablan cosas que no son verdad. Se empezaron a sacar cosas a la calle y aquello fue como una ola. A la gente le era más fácil ir al periódico, pero no es bueno porque hay personas que no quieren el club y lo toman de otra forma. Cuando tú tienes un lío en tu familia no es bueno que lo saques a la calle. Tratas de solucionarlo en casa. Yo en esa época tocaba el piano e hice un disco, que le regalé a Juan Marrero y a su mujer. Como se cumplían los cien años del club, Juan Marrero me propuso que el disco se repartiera entre los socios. Le dije que ni hablar porque luego iban a decir que se hacía porque estaba en la directiva. A no ser que lo toque otro socio conmigo, y efectivamente lo hicimos entre los dos y el club se lo regaló a todos los socios. No cobramos ni un duro porque hay gente que habla sin saber".

Carroza del carnaval. "También he sido la encargada de llevar la carroza del carnaval que representa a las señoras del Club y que lleva más de veinte en la fiesta, porque siempre ha habido una de señores y otra de señoras. El Club no debe ocuparse de politiqueos, que si unos son de izquierda y otros de derecha. No me gustan esas polémicas. En el Club Náutico ha habido presidentes y directivos alemanes, de otras nacionalidades y otros partidos y siempre han estado unidos. Cada directiva que entra tiene sus ideas y haya que respetarlas, pero cuando entras en un sitio no hay que quitar lo que está bien, solo lo que está mal y reponerlo".

De Agaete a Alemania. "También iba a Agaete, al hotel Los Berrazales. A mi padre, como buen alemán, le encantaba el campo y nos íbamos al hotel dos o tres veces al año. Allí me enseñaron las señoras mayores a jugar a las cartas, a la canasta, porque en compensación yo les daba un espectáculo con la guitarra y el traje de sevillana. Cuando fui a Alemania me llevé un baúl así de grande, daba fiestas y me ponía a bailar en la casa de un amigo diplomático de mi padre. Yo también estuve dando clases de canto y de piano. Lo que pasa es que ahora con el cigarro ya no puedo forzar tanto la voz. Desde los 17 fumo y tengo 75. Yo fui a hacer el servicio social a los 17 años. Yo quería sacar el carné de conducir y no podía por la edad. El chófer de mi padre nos enseñó a conducir a mi hermano y a mí en Tafira. Yo sabía conducir pero no podía hacerlo porque no tenía carné. La forma de sacar el carné era haciendo el servicio social, pero en Las Palmas era seis meses. Por eso mi padre me mandó a Aranjuez y fuimos tres amigas. Mi padre perdió un permiso especial para poderlo hacer porque tenía 17 años y no se podía hacer hasta los 18. Al final me lo dejaron hacer, vine con mi servicio social cumplido. Sería junio, en agosto cumplí 18 años y ya saqué el carné de conducir, que era mi ilusión. Mi madre también conducía, tenía un DKV muy bonito. Mis padres eran tradicionales pero se acomodaban a las nuevas generaciones, que es lo que he hecho yo. Yo a lo mejor tenía unas ideas a los veinte años que ahora no las puedo tener porque tengo hijos y nietos, he ido evolucionando en la vida y no me ha ido mal".

A Madrid y accidente de tren. "Hay tradiciones que deben de respetarse porque son bonitas, como las navidades o los reyes, y unen a la familia. Yo soy una gallina para mis hijos porque desde que puedo organizo a todo el mundo para ir a un sitio u otro. Estoy en contacto con ellos siempre y eso es bonito. Cuando fuimos a Madrid descarriló el tren. Y tenía 17 años. Salimos de Gran Canaria en barco, paró en Tenerife y Málaga. El barco tardaba tres días pero no mareábamos. De Málaga a Madrid íbamos en tren. El caso es que se enganchó con otro tren de mercancías en una curva muy pronunciada y descarrilaron cuatro vagones en zigzag. Tuvimos suerte porque poco antes les dije a las otras amigas que fuéramos al vagón del bar a tomar algo para cenar antes de dormir. Si nos llegamos a quedar en el vagón con todas aquellas maletas nos habrían sepultado porque quedó una montaña unas encima de otras. Cayeron todos. Dimos vueltas, hubo dos muertos, pero al final nos salvamos. Estábamos preocupados por nuestras padres porque no podíamos avisar como ahora por móvil; antes eran conferencias por teléfono. La suerte es que el jefe de teléfonos era amigo de mi padre y entonces nos pusieron una línea con Madrid. Cuando llamaron a mis tíos a Madrid ellos todavía no sabían nada porque no había comunicación. No sabían aún el alcance del accidente, de los muertos y heridos".

La repera en la capital. "Cuando llegamos a Madrid aquello fue la repera. Nos vino a buscar un tren y estábamos unos encima de otros. Mi padre en aquella época traía la Grundig y me había regalado una radio transistor. Y cuando íbamos en otro tren de Córdoba a Madrid daban la noticia en en ese momento pero no sabían las consecuencias. Yo, como soy tan lista, cuando llegamos a la estación en Córdoba cogí a un botones que estaba por allí y le di un dinero para que pusiera un telegrama a mis padres que pusiera que estábamos bien que seguíamos viaje a Madrid. Pero mi padre, que no era bobo, se dio cuenta que a esa hora ya teníamos que haber llegado a Madrid y pensó que había pasado algo. Yo quise tranquilizar a la familia".

Dos meses de luna de miel . "Me casé con 21 años y la luna de miel duró casi dos meses. Me quedé embarazada en el viaje. Fuimos en un coche, el MG 1600 descapotable que tenía Amado. Imagínate en ese coche descapotable negro en el año 62 en la Península. Llamábamos la atención. Salimos de Málaga. En aquella época Trujillo era presidente de la República Dominicana. Amado era muy moreno y yo rubia, parecía una extranjera. Entonces un amigo de Amado que era oriundo de allí nos presentaba como Trujillo y la extranjera. No me dejaban hablar español sino alemán y lo pasábamos en grande. Estuvimos en Málaga, pero en Torremolinos porque Marbella aún no estaba de moda. La que estaba de moda era Torremolinos. Allí estuvimos con Lola Flores Luego cogimos el coche y nos fuimos a Italia, pasando por Barcelona, Andorra y Francia. Cuando estábamos en Italia fuimos a los casinos de San Remo. Cuando estábamos de luna de miel Amado recibió la noticia de que un amigo se casaba en Barcelona y fuimos a la boda".

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