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El mercado extraño del arte

Lo más divertido de Arco es recorrer sus pabellones y descubrir los precios de las obras

Lo más divertido de Arco es recorrer sus pabellones y descubrir los precios de las obras. Tal vez para los sesudos críticos de arte esta actividad frenética resulte de mala educación o sencillamente demuestra el escaso nivel de este corredor de fondo que pasea por Ifema. Pero la verdad, aunque resulte cuestionable, es que a la mayor parte de periodistas esta tarea (nos) encanta. Descubrir por ejemplo que una pieza formada por un abrigo de pelo sobre el que se ha puesto un sombrero y anida un pájaro blanco vale 20.000 euros resulta como mínimo una transacción económica extraña y de difícil digestión. A un paso de proclamar en alto, "eso lo puedo hacer yo", una de las frases que más odian los expertos en arte, y los creadores en general, pero que de manera inconsciente flota en el ambiente como una densa niebla o una fantasmal espada de Damocles, la realidad es que en cada nueva edición los visitantes de Arco se sorprenden con este tipo de ofertas.

Las piezas asombrosas de esta feria son casi una costumbre, un hallazgo normal con el que se persigue llamar la atención del comprador o pasar a la posteridad por haber ocupado las portadas de los distintos medios. Si el año pasado logró cautivar a las cámaras un artista que decidió meterse desnudo dentro de unos palés, en la edición de este año hay varios que optan al premio a la notoriedad desde las figuras desnudas de látex que se desparraman por el suelo, del artista austriaco Clemens Krauss y que valen 25.500 euros, a la apuesta de Bernardi Roig con su Lady in Radiator, un sencillo radiador de los que se colocan en las casas para sentir calor. Aunque sin duda, esta vez sobre todo por su elevado precio, llena de asombro un cilindro de vidrio fundido que juega con los sentidos. Es de la artista visual Roni Horn y vale un millón de euros. Además de notoriedad también pasa a formar parte de las piezas más caras expuestas en Arco. Los organizadores confían en que esta feria de arte contemporáneo genere un impacto económico de 100 millones de euros.

Tratando de entender esta disparidad de precios habrá que atender a las razones que dan los especialistas como Pablo Ortiz de Zárate, quien explica de forma sencilla que para que una pieza pueda llegar a convertirse en obra de arte, entre otros requisitos, tiene que haber sido expuesta en un museo o en una feria, de lo contrario no sería nada. De todas formas, en este gran mercado del arte cuesta comprender algunos criterios como que alguien compre tres bolsas de basura colocadas sobre un estante. A la hora de enfrentarse a este gran escaparate resulta más fácil comprender, por ejemplo, que por una obra de Manolo Millares, de mediano formado, se pueda pagar 240.000 euros, que un Dalí, El triunfo del Nautilo, que se vendía en la galería de Leandro Navarro, un óleo de 30,5 X 35,5 centímetros procedente de un coleccionista suizo alcance los 1,4 millones de euros y hasta que la escultura de Juan Muñoz, de la galerista Elvira González pueda llegar a colocarse como la pieza más cara de la feria con sus 1, 55 millones de euros.

En esa misma galería también se podía adquirir cuadros de Miquel Barceló por 300.000 y 400.000 euros. En otro stand se ofrecía una pieza de pequeño formato de Óscar Domínguez, apenas 24X 33,5 centímetros El revólver estaba tasado en 38.500 euros, cosas del mercado.

Por mucho que se empeñen los especialistas en arte resulta muy complicado aceptar que se pague algo, lo que sea, por una lata que contiene las heces de su creador. Aunque la haya comprado la Tate de Londres.

Parece evidente que todo puede pasar por arte incluso ser vendido a un precio excelente y a veces desorbitado. Incluso los excrementos pueden ser vendidos a precio de oro. Así se demostró en una subasta de arte en Milán, donde la célebre obra Mierda de artista, del italiano Piero Manzoni (1933-1962), partió a un precio base de 80.000 euros y alcanzó todo un récord: 275.000 euros. Manzoni obtuvo fama internacional precisamente con esta colección de latas.

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