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La mejor imagen del coloso

La imagen resulta cautivadora, un amanecer desde San Sebastián de la Gomera, y al fondo el Teide como un guardián que vigila

La mejor imagen del coloso

La imagen resulta cautivadora, un amanecer desde San Sebastián de la Gomera, y al fondo el Teide como un guardián que vigila. Alejandro Noda, empleado del Cabildo no pudo evitar hacer esta instantánea. Para él como para la mayoría de gomeros, "en Tenerife estará el pico más alto de España, pero desde aquí es donde mejor se ve".

La realidad es que sobre este tema hay distintos puntos de vista. Lo mismo opinan desde Gran Canaria, imágenes captadas desde el Pico de las Nieves, desde la cumbre, desde la Aldea como la fotografía que realizó Nacho González resultan absolutamente impresionantes. Inesperadas para los que simplemente pasan por allí, no para los vecinos de esa parte de la isla. Cada uno aporta un lugar distinto. Desde la degollada de Tasarte al Andén Verde, todo es cuestión de mirar y quedarse con el mejor perfil.

Para el catedrático de Prehistoria, Antonio Tejera Gaspar, lo bueno es que el Teide puede verse en distintas épocas del año, y de distinta forma, en cada una de las islas. Su apuesta personal es acercarse hasta Tirma, "allí la vista es espectacular, vale la pena".

Tal vez una de las personas que más conoce la silueta de esta montaña, por haberla subido en tantas ocasiones, es el guía del Parque Nacional Antonio Velázquez. Un enamorado del Archipiélago, aunque natural del barrio chicharrero del Toscal, reconoce que a él la visión que más le gusta es la que puede verse desde la Playa de Las Canteras, le parece casi mágica, "aparece ahí, como saliendo del mar, me encanta, y eso que hay sitios espectaculares. Si tengo que decidirme por una isla que ofrezca la mejor imagen, aparte de Tenerife, diría que La Palma".

Cuenta Velázquez que desde la Caldera se ve claramente la forma, y resulta impresionante.

Sin poder saber a ciencia cierta quien lleva razón en esta rivalidad, habrá que seguir buscando esos lugares privilegiados en los que esta montaña mágica para los aborígenes sigue despertando curiosidad, respeto y asombro.

Para Inés Rodríguez del parador de las Cañadas, aunque cada época del año tiene sus encantos, cuando florecen los Tajinastes, entre los meses de mayo y junio, todo el paraje adquiere unas tonalidades que enriquecen el conjunto. Sólo hay que subir, dar una vuelta y quedarse un rato contemplando la imagen de postal.

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