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Homenaje a los integrantes de la nueve

El héroe canario que tomó París

Una placa evoca a los combatientes españoles de la Nueve, el primer batallón que entró en la capital francesa, tras vencer a los nazis. Miguel Campos es un oficial al que todos recuerdan como un líder

El héroe canario que tomó París

Todos creyeron que serían los americanos los primeros en entrar con sus tanques por las calles de París. Pero aquellos hombres no hablaban inglés, ni siquiera francés. El primer batallón que liberó la capital francesa de la ocupación nazi llegando hasta la plaza del Ayuntamiento fue la Nueve, una unidad formada en su mayoría por españoles, y entre ellos, el oficial canario Miguel Campos.

Cuenta la escritora Almudena Grandes, que hay derrotas tan grandes que con el tiempo terminan por convertirse en celebradas victorias. Han tenido que pasar más de 70 años para que en España se hiciera el reconocimiento que se merece a un grupo de españoles que luchó como pocos contra el ejército nazi. De los 144 integrantes de la aquella mítica División Leclerc, sólo 16 de aquellos héroes logró llegar hasta Alsacia, donde se encontraba el búnker de Hitler.

Algunas viejas imágenes recogen el momento, en el que varios integrantes de la Nueve salen de aquel nido. Los combatientes españoles, que habían dado su vida por la libertad de todos, sufrieron el peor de los olvidos. A pesar de lo que habían hecho por salvar a una Europa ocupada y subyugada por el ejército alemán.

El jueves 20 de abril en la población madrileña de Ciudad Lineal se ponía una placa en un pequeño jardín en reconocimiento a los combatientes españoles de la Nueve. El acto contó con la pre-sencia de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, la de Madrid, Manuela Carmena, y sobre todo destacó la asistencia del único superviviente, que se sepa, de esta División, Rafael Gómez de 97 años. Junto a él también se encontra- ban familiares de estos soldados, como la hija de Luis Royo, que trajo hasta este pequeño jardín las cenizas de su padre, y la hija del general Raymond Dronne, el fran-cés que comandaba a la Nueve y que habla en sus memorias "de aquellos valientes y rebeldes militares españoles".

Hay que reconocer que resultó un acto muy emotivo, los abrazos fueron continuos. Entre todos aquellos que se acercaron hasta este alejado barrio madrileño para saludar a Rafael Gómez, y darles las gracias.

También destacó la intervención de Anne Hidalgo, la política francesa, nieta de españoles, que tanto luchó para que en su país de nacimiento terminara por reconocer el papel esencial que había jugado aquel grupo de combatientes por salvar y liberar París.

Precisamente gracias al tesón de Hidalgo, por las calles próximas al Ayuntamiento parisino hay doce placas en las que se rinde homenaje a este batallón de españoles, y además, en el 2015 logró que los Reyes de España asistieran a la inauguración de un jardín lleno de rosas en las que se rinde homenaje a estos combatientes. Dos años después, se ha repetido el acto en Madrid.

La historia ha sido bastante injusta con estos soldados. No sólo en Francia también en España. Una vez acabada la guerra, en el discurso que ofrece Charles de Gaulle en agosto de 1944 habla a la población de la "gloriosa liberación de París", y proclama que este hecho heroico le ha correspondido a una compañía francesa que ha sido la primera en entrar en la capital que permanecía ocupada por los nazis. Así lo recogen las portadas de los periódicos y durante muchos años pasará a los libros de historia como la hazaña de la división de Leclerc, al mando del capitán Dronne. Nada se dice de aquellos 144 españoles antifascistas y antinazis que habían luchado primero en la Guerra Civil española y que ahora confiaban en vencer al ejército alemán.

Pero también las viejas fotografías muestran que los tanques que rodearon a de Gaulle en aquel día de gloria para la capital francesa tenían nombres españoles como Quijote, Madrid, o Guadalajara. Tanto Evelyn Mesquida, la periodista que sacó a la luz la existencia de la Nueve, y que recoge en el libro la Historia Silenciada, como otros investigadores reconocen que los españoles confiaron en que después de luchar contra Hitler, la Europa liberada ayudaría a vencer el fascismo en España. Para ellos esto supuso una gran decepción.

Mesquida apunta a que tal vez esta negativa llevó al oficial Miguel Campos a marcharse sin dejar rastro de su destino, de ahí el gran interés que genera la vida de este canario.

En el diario del general Dronne, y que guarda su hija Colette como un auténtico tesoro, habla expresamente de Miguel Campos. De su arrojo, de su valentía, que no tenía límites. En general esta División provocaba cierto temor entre el resto de unidades. Ellos no se ajustaban a la figura típica de los militares. En una de sus últimas declaraciones Luis Royo declaraba "nosotros no obedecíamos las órdenes así como así". Y Rafael Gómez, el último de los supervivientes, añade: "algunos decían que la Nueve era una compañía de salvajes. Éramos una compañía aparte".

Dronne, que convivió con estos hombres, escribe en su diario: "yo diría que podían llegar a ser antimilitaristas, no respondían como los demás a las órdenes, pero eran excelente soldados".

Valientes, atrevidos. La mayoría había luchado en España, después se habían marchado al norte de África. Sobre el canario Miguel Campos, natural de la población tinerfeña de Güímar, se sabe que al estallar la Guerra Civil se fuga a Orán. Tras el desembarco aliado en costas africanas, se enroló en los Cuerpos Francos de África para combatir contra las tropas de Rommel.

Después se dedicó a captar españoles para que formaran parte de la compañía de Leclerc. En el combate, según sus compañeros, destacaba por su serenidad y su sangre fría. Llegó a ser jefe de sección y todos sus hombres, la mayoría anarquistas, le tenían una confianza total.

Como muestra de su arrojo se recoge que el 12 de agosto de 1944, cuando la compañía se encuen- tra en el pueblo francés de Ecouche, cerca de la capital francesa, tropiezan con tropas alemanes y deben combatir en primera línea de fuego durante seis días. Miguel Campos se adentra más de tres kilómetros en el interior de las líneas enemigas, logra capturar a 129 alemanes, libera a ocho americanos que permanecían como prisioneros y además consigue un importante botín que incluía 13 automóviles y un remolque. Días más tarde, avanzando a pie con su sección repele un fuerte ataque del cuerpo de élite de las SS y acaban, en este cuerpo a cuerpo, con una veintena de nazis.

La periodista Evelyn Mesquida reconoce que le hubiera encantado poder hablar con él, saber más de su vida. Según sus investigaciones, todos los que llegaron a conocerlo, españoles y franceses, "hablan de él como un hombre de gran coraje al que todos tenían un gran respeto".

Después de que la mayoría de sus compañeros y amigos hubieran caído en combate, en noviembre de 1944, desapareció. Nadie sabe exactamente qué fue de él. Por eso junto al valenciano Amado Granel, ya la Nueve nunca sería la misma sin la presencia de estos dos hombres.

En el homenaje que se rindió en Madrid a estos combatientes se dijeron frases conmovedoras. Sobre todo por parte de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo. Ella recordó que habría que agradecer a los combatientes de la Nueve la grandeza de haber liberado Europa del nazismo. "Una verdad, que había estado oculta, y que necesitaba salir a la luz".

Hidalgo recordó que cuando aquellos hombres que hablaban español entraron en París empezaron a sonar todas las campanas, un gesto que también se repitió en otras partes del mundo como en Buenos Aires "porque ese día se había reconquistado la libertad para todos".

Y así, en un pequeño jardín de Ciudad Lineal, un barrio de la periferia de Madrid, una placa sobre un bloque de mármol recordará para siempre la existencia de un grupo de combatientes que lucharon por librar a Europa del nazismo, y entre estos héroes se encontraba el oficial canario Miguel Campos.

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