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La danza liberadora de los esclavos de Telde

Literatura y leyenda aúnan esfuerzos para adornar al pueblo de Telde como un lugar especialmente proclive a dar cobijo a brujas y espiritistas. Sin embargo, esta mala fama no siempre fue así. En realidad lo que sí se practicó en Telde fue la magia blanca, ritos de purificación que tienen su máximo y también insólito exponente en la llamada danza de los esclavos.

El cronista oficial del municipio, Antonio María González, recogiendo textos antiguos, a los que también hace referencia Rumeu de Armas, y recopilando una amplia documentación procedente de la cultura oral logra establecer la existencia de una danza que se realizaba en la víspera de San Juan, y que consistía en bailar con los pies descalzos sobre las brasas de una hoguera. Tanto Telde como Gáldar fueron dos localidades ricas en plantaciones de caña de azúcar. En el siglo XVI se decide traer hasta la isla esclavos que sirvan para aumentar la producción.

Precisamente, algunos de estos hombres logran alcanzar la libertad, previo pago a sus `dueños`. De hecho en torno a la virgen del Rosario se forma una comunidad que se encarga de recoger fondos destinados a ayudar a los esclavos para que al fin logren quedar como seres libres.

Antonio María González cuenta que en la víspera del día 24 se formaba una gran fogalera, y cuando ya sólo quedaban los rescoldos, los esclavos que iban a ser libres, a los que se les rociaba con agua, y se les ponía en los pies caracoles y lapas para que sonaran, tenían que pasar danzando sobre las brasas. Al final de este trecho los esperaba el dueño, que los recibía con un abrazo, quedando de esta forma certificada su libertad. Después, ya como hombre libre, podía seguir trabajando en la finca. Este tipo de danzas, en las que sólo participaban esclavos se mantuvo hasta el siglo XVIII, en el que fueron prohibidas.

El baile sobre las brasas o el paso del fuego se realizaba de manera frenética, y con todos los colgantes que le ponían en las piernas, aquella danza resultaba atronadora. En distintas poblaciones de la península como en San Pedro Manrique en Soria se sigue realizando una ceremonia similar y que además es el acto central de sus fiestas.

A medianoche, los atrevidos vecinos, precedidos de tres toques de trompeta, cruzan descalzos, sin quemarse, un sendero de ascuas incandescentes dispuestas a modo de alfombra. Estos danzantes suelen llevar cargadas a otras personas y así consiguen que la pisada sea más intensa.

En Telde, a pesar de las prohibiciones, esta danza se siguió realizando de forma clandestina hasta principios del siglo XX. Aunque durante estos años en este baile sobre las brasas podía participar todo el que quisiera.

Además, de esta danza de los esclavos, como una de las celebraciones más sorprendentes en la noche de San Juan de Telde, muchos de los vecinos de esta localidad aprovechaban estos días, entre el 21 y el 25 de junio, para recoger yerbas curativas y realizar distintos ritos amatorios. Mencionar Telde siempre supone una gran oportunidad para valorar la mezcla de tradiciones y costumbres que dejaron los aborígenes y también los esclavos que recalaron por estas tierras.

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