La Provincia - Diario de Las Palmas

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Las Nieves en Gran Canaria

La historia atribuye a una nevada un 5 de agosto en Roma el título que se le da la Virgen en esta fecha y que se venera en Aguimes, Agaete, Telde y Teror

Las Nieves en Gran Canaria

Narra la leyenda, que durante el gobierno del Papa Liberio (352-366), un matrimonio de la nobleza romana, formado por Juan Patricio y su esposa, pedían a la Madre de Dios que les diese un indicio de como legar su gran fortuna para mejor agradar a su Hijo. A ambos esposos, la noche de un cuatro a un cinco de agosto, la Virgen se les apareció en sueños y les indicó su voluntad de que levantasen en su honor un templo en el monte Esquilino (una de las siete colinas sobre las que se había construido la capital del Imperio), precisamente en el lugar que apareciese cubierto de nieve. Esto, en pleno verano y en Roma, no podía ser otra cosa que el resultado de un milagro. Al día siguiente, los esposos fueron a contar su sueño al papa Liberio que les aseguró haber tenido la misma revelación durante la noche. Rápidamente se organizó una procesión hasta la cima del lugar señalado por la Virgen. Al llegar al mismo, todos los presentes pudieron contemplar un trozo de terreno cubierto de nieve blanca y fresca mientras a su alrededor toda Roma sufría los rigores del calor de la estación. El templo construido en el lugar del milagro es en la actualidad la Basílica de Santa María -primera iglesia levantada en Roma en honor a la Madre de Dios- y que se convirtió en la iglesia primigenia de todas cuantas se alzaron en Occidente en honor a la Virgen por lo que, y atendiendo también a su suntuosidad, desde siempre mereció el título de 'la Mayor'.

La nueva devoción se difundió rápidamente por toda la Cristiandad, y bajo el nombre de Nuestra Señora de las Nieves o Santa María la Blanca, se le dedicaron ermitas y templos. Sólo en España son incontables los lugares que la tienen por patrona, bajo una u otra advocación: la diócesis de Ibiza, Chinchilla (Albacete), Trevélez (Granada), Bulnes de Cabrales (Asturias), Puebla de Lillo (León), ... etc. Aunque la mayoría de las imágenes existentes son de los siglos XII o XIII, la referencia más antigua que se conoce sobre la advocación viene del reinado del rey godo Gundemaro (610-612), quien con la intención de erradicar la herejía arriana entre los vascos, decidió atacarles con un ejército al que hizo acompañar con una imagen, que, según la leyenda, había sido fabricada en Antioquia por San Lucas y traída a Toledo, capital del reino. La imagen iba sobre un carro, en cuyos lados figuraba la inscripción "Santa María La Blanca". La misma fue implantada en Marcilla y es la razón de que años más tarde el rey Sancho VI el Sabio, también muy devoto por influencia de su esposa la reina Blanca de Navarra, al fundar en el siglo XII la ciudad de Vitoria sobre una anterior aldea llamada Gastéiz, la pusiera bajo su patronazgo.

La advocación se fue extendiendo pareja a la Reconquista y fueron más los templos construidos en su honor, desde Tudela a Sevilla. También es constatable el que en la controversia que se creó en torno a la Concepción Inmaculada, en la que ésta no se admitió en un primer momento por la totalidad de la Iglesia y fue contestada negativamente por teólogos de importancia, la defensa de la misma fue ejercida básicamente por el pueblo y desde el pueblo, produciéndose una estrecha relación entre la antigua advocacióny la nueva de la Inmaculada Concepción. Tal es así que por ejemplo en la catedral de Tudela la capilla dedicada a la Virgen Blanca se transformó y dedicó a la Purísima Concepción. O como para conmemorar la promulgación del Breve del Papa Alejandro VII acerca del dogma de la Inmaculada Concepción, el pintor Bartolomé Esteban Murillo representó en 1665 la leyenda de las Nieves en dos lienzos para la iglesia sevillana de Santa Mª la Blanca. Las pinturas, en la actualidad en el Museo del Prado, representan respectivamente El sueño del patricio y El patricio revelando su sueño al Papa y le fueron encargadas para las obras de renovación que entre 1662 y 1665 se llevaron a cabo en dicho templo.

Aunque Viera y Clavijo da el año de 1661 como el de la fundación del convento de Agüimes, lo cierto es que la orden de Santo Domingo se implantó allí en 1649 sobre una anterior ermita construida por disposición testamentaria del sacerdote Juan López en 1578. Este cura, por su gran devoción a la imagen de la Virgen de las Nieves existente en la iglesia parroquial, ordenó en su carta de testamento y última voluntad la construcción de una ermita que acogiera a la venerada imagen y que no llegó a ver concluida por fallecer antes de la misma.

Joaquín Artiles la describía como "una escultura muy pequeña, de 36 cm. sin contar la peana y el sol. De estilo gótico-flamenco,...de1558. Es una talla de cuerpo entero, con mucho parecido en la cabellera y en el pliegue de los paños con la imagen del mismo estilo y procedencia, aunque de mayor tamaño de la que figuraba en el frontis de Santo Domingo de Las Palmas. Lleva el Niño sobre el brazo derecho, adherido al costado en un solo bloque y erguida la cabeza sobre el hombro de la Madre..."

Constanza Negrín la sitúa en la producción de los talleres de la ciudad belga de Malinas, hacia la primera mitad del siglo XVI.

Agüimes

Al terminarse la ermita fue trasladada a ella la imagen aumentando la devoción a la misma con donativos, tributos, etc. Allí permaneció hasta el 27 de marzo de 1649, cuando el obispo de Canarias Francisco Sánchez de Villanueva dio licencia para entregar a la orden de Santo Domingo la ermita con todos sus bienes, derechos y créditos con la intención de que ésta fundara convento en la Villa. Aunque en el nuevo convento en un primer momento fue reservada la capilla mayor para la Virgen de las Nieves, lo cierto es que los frailes hicieron todo lo posible para aumentar el fervor hacia la advocación de Nª Sª del Rosario que también había sido trasladada desde el templo parroquial y por la que tenían mayor predilección ya que fue Santo Domingo de Guzmán quien le dio su forma actual por lo que desde siempre han sido los dominicos grandes defensores y propagadores de esta devoción. Esta alteración fue progresiva para llegar casi a la supresión de una advocación por la otra.

No obstante, la antigua importancia de la veneración por las Nieves hizo que, por escritura del 29 de diciembre de 1770, Joaquín José Pérez Verdugo de Alviturría fundara un mayorazgo vinculando a su familia el título de Patronos de dicha Capilla Mayor de Nuestra Señora de las Nieves. Sus descendientes ostentaron el patronazgo hasta su tataranieto y último sucesor en el mayorazgo, Santiago Verdugo de Alviturria y Pestana.

El convento siguió aumentando con los años y su iglesia fue agrandada. Pero los aires desamortizadores del siglo XIX acabaron con su historia eclesiástica el 28 de junio de 1835. A partir de entonces en el edificio se instalaron las escuelas, las viviendas de los maestros, el Juzgado y el Ayuntamiento.

Pero un nuevo e inesperado suceso vendría años más tarde a dar el último y definitivo golpe al cenobio sureño: el domingo 3 de julio de 1887, en el mismo momento en que el párroco Sebastián Parer y Torrent oficiaba la misa, se declaró un voraz incendio que destruyó con gran rapidez convento e iglesia. Los vecinos pudieron salvar parte de la documentación municipal y algunas de las imágenes más apreciadas del antiguo templo, entre ellas,las Nieves.

La devoción por la advocación de Agüimes aunque no desapareció totalmente, sí es verdad que acabado el siglo XIX y trasladada su imagen al templo parroquial, no llegó ya a tener entre el pueblo la importancia que podía haberse derivado de la existencia de ermita y convento . Hasta en las coplas populares que la desgracia del incendio hizo surgir en los agüimenses se puede observar el augemdel Rosario en detrimento de la primera. En la actualidad , tras más de un siglo de peripecias que la llevaron incluso por un tiempo al Museo de Arte Sacro de la Catedral, esta advocación no tiene ya ninguna celebración en la villa de Agüimes.

Agaete

La primera ermita levantada en honor a la advocación de las Nieves en Gran Canaria fue mandada a construir, en medio de la neblina de la leyenda y la realidad, por el entonces Alcaide de la Torre de Agaete y luego Adelantado de las islas de Tenerife y La Palma, Alonso Fernández de Lugo, en la hacienda de noventa fanegadas que los Reyes Católicos le habían concedido, y donde construyó a fines de la décima quinta centuria un ingenio azucarero. La imagen que ocupara este santuario inicial junto a la construcción militar sería una de tantas de corte bajomedieval que levaban consigo para ponerse bajo su protección en los avatares bélicos o, tal como afirma Marín y Cubas, ... en el Gaete se halló entre las piedras una Imagen de Nuestra Señora quebrada y despegada la cabeza del Niño, de barro colorado muy fino, está en La Palma y primero en Canaria, Nuestra Señora de las Nieves, todo el tiempo que duró la conquista desde que se fabricó el fuerte" .

Alonso Fernández de Lugo, con intención de continuar las aventuras de conquista de las Islas que aún no estaban sometidas ni a los señores de Canarias ni a la Corona, y fallecida su mujer Beatriz de Fonseca, abandonó las tierras de Agaete y comenzó como capitán de las tropas castellanas la campaña bélica de La Palma . Una vez conquistada esta isla y para financiar la de Tenerife, Lugo se vio obligado a vender su hacienda de Agaete al genovés Francisco Palomares, hermano del también propietario de tierras en el lugar, Antón Cerezo. La venta fue realizada por el futuro Adelantado en escritura pública otorgada en Las Palmas el 19 de agosto de 1494 ante el escribano Gonzalo de Burgos a "Francisco Palomares, mercadero ginovés, vecino de la cibdad de Valencia", y el traspaso fue confirmado por los Reyes Católicos por cédula especial en Tortosa el 28 de febrero de 1496. La hacienda de Agaete estaba gravada a favor de otro genovés, Francisco de Riberol, con un censo anual de doscientas arrobas de azúcar blanco y cuatro de confites por haber cofinanciado éste la conquista de la mencionada isla.

Esta primera imagen de las Nieves casi con toda seguridad abandonó las tierras agaetenses con Lugo cuando marchó a la conquista. Aunque varias hipótesis aventuran que aquella sería la misma que años más tarde implantaría la veneración por la Virgen de las Nieves en la isla de La Palma, no existe rigor histórico para afirmarlo.

Lo que sí es cierto y resulta la primera datación fiable de la presencia de la advocación en la villa, es que entre los conquistadores y pobladores que quedaron cultivando las tierras del valle de Agaete quedó también el recuerdo de la veneración por Nuestra Señora de las Nieves y que uno de sus más potentados vecinos, el ya mencionado Antón Cerezo El Viejo, y su esposa Sancha Díaz de Zurita firmaron en marzo de 1532 con el provincial de la orden de la Merced, Fray Alonso de Sorita, una escritura de compromiso de fabricar un monasterio de tal orden junto a la ermita de las Nieves: "Primeramente que nos vos damos para hacer y fabricar el dicho monasterio de dicha iglesia y capilla de Nuestra Señora de las Nieves, con sus puertas, herraduras y llaves, con los ornamentos siguientes: el retablo grande que está en el altar de la dicha Capilla de Nuestra Señora la Virgen María, de pincel, con Señor San Antón e San Cristóbal en la una puerta e en la peana del dicho retablo los doce apóstoles con Nuestro Señor Jesucristo en medio; en el puesto e pintado yo el dicho Antonio Cerezo e mi mujer Sancha Díaz de Sorita, bajo Nuestra Señora...Item, con condición que los ornamentos que al presente la dicha iglesia tiene e los que tuviere de aquí en adelante, para siempre jamás. Están en la dicha iglesia de Nuestra Señora de las Nieves, e que no se pueden llevar a otra parte o monasterio de la dicha religión, ni para pasar a otro convento ni iglesia alguna; e si de otra manera fuese hecho, que nos como patronos lo podemos resistir, e después de nos, nuestros herederos e sucesores en manera que lo contenido en este capítulo o condición haga efecto".

Pero tal como nos informa Julio Sánchez, la fundación no se llevó a cabo ni se persistió en la intención, ya que este compromiso de fábrica del convento no aparece en el testamento de don Antón ni en el de su hijo Francisco Palomares. Sí se construyó la ermita a inicios del siglo XVI, que cuando en noviembre de 1515 el licenciado Bartolomé López de Tribaldos primer inquisidor y visitador por el obispo Vázquez de Arce visitó el lugar de Laguete, hacia unos años que se había construido, de una sola nave y con graves imperfecciones que provocaron las quejas constantes del vecindario en los años posteriores. Ésta fue con posterioridad nuevamente ampliada por Palomares; ampliación de la que sólo resta en la actualidad el arco apuntado que separa el presbiterio del resto de las naves, la cubierta de éste y gran parte de las paredes.

Sí aparece en el testamento de Cerezo otorgado ante el escribano Alonso de San Clemente el 11 de octubre de 1535, la declaración de la procedencia de la pintura que representa a la Virgen y las otras que le acompañan y el deseo del genovés al hacer la donación: "Item declaro que yo mandé traer de Flandes, para la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción de este Agaete, un retablo de pincel, del mejor maestro que se hallare, de la advocación de Nuestra Señora de la Concepción; mando que luego que sea llegado se dé e ponga en el altar mayor de la dicha iglesia sin por el llevar cosa alguna, sino porque haga memoria de mi ánima en la dicha iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, e sea mi abogada".

El políptico en el que se encuentra está considerado como una de las obras de arte flamenco más importante de Canarias. Las tres tablas centrales son rectangulares con remate conopial, y representan a San Antonio Abad con San Cristóbal en el fondo, a San Francisco ante el Crucificado, y a la Virgen con el Niño en el centro. Los otros dos cuadros tienen forma oval y en ellos se encuentran el donante y su hijo Galeoto, y en el otro a Sancha Díaz de Zurita, su mujer.

"Esta obra ha recibido diversas atribuciones...el profesor Hernández Perera la asigna al pintor de la Escuela de Amberes del segundo tercio del siglo XVI, Joos Van Cleve. Atribución originada por la postura diagonal del Niño; el plegado de las faldas...; el dosel de brocado sobre fondo de oro; la guirnalda de flores; la minuciosidad en el detalle, etc..."

Obviamente, el elemento más importante del políptico es su tabla central. De una delicadeza sin igual, es una de las representaciones marianas de mayor relevancia en el archipiélago. A principios del siglo XVIII la ermita construida por Palomares estaba: "tan indecente que sólo servía de acorralar ganados y sólo la capilla, sin ninguna dotación ni otra cosa más que una imposición de una misa y procesión con sus vísperas que el día de Ntra. Sra. de las Nieves se dice por el Venerable de dicho Lugar".

Así la encontraron el Capitán y Sargento Mayor de Guía, Cristóbal García del Castillo, casado con Francisca de Bethéncourt , que con su propio caudal fabricaron nuevamente el cuerpo de dicha iglesia y la dotaron de un cercado, casa y cueva canaria inmediata.

El patronato de las Nieves de Agaete quedó unido al vínculo fundado por Fernando Olivares, y posteriormente a su descendencia hasta llegar al último poseedor en el siglo XIX, José Mª del Castillo-Olivares , nacido en Las Palmas en1805. Casó en Telde en 1828 con su prima Mª de la Asunción Falcón. Don José María fue el primer Alcalde Constitucional del Ayuntamiento de Las Palmas por elección. Su hijo primogénito, Fernando del Castillo-Olivares sería el último sucesor en la mitad reservable del mayorazgo

En esta ermita del siglo XVI fue ordenado Cairasco de Figueroa; y a ella y su entorno...se refiere en la "Presentación" de su obra El Templo Militante. La actual es el resultado de las obras de ampliación llevadas a cabo en el siglo XVII, y por último en 1870 cuando el mayordomo Antonio de Armas construyó la singular fachada que hoy se nos presenta.

El acto más importante de las fiestas que en la actualidad se celebran en honor a la Virgen de las Nieves es el que tiene lugar en la madrugada del tres al cuatro de agosto. Sus reminiscencias aborígenes, su amplísima participación popular, su profunda esencia etnográfica, han hecho de 'La Rama' una cita obligada de todos los que en Canarias sienten el ser de nuestra tierra y sus raíces. Sin olvidar, por supuesto, su profundo carácter religioso, y que tan acertadamente han estudiado muchos investigadores de la isla desde Sebastián Jiménez a Sergio Aguiar y, recientemente, Javier Gil.

Lomo Magullo (Telde)

Según tradición oral, la imagen de Nuestra Señora de las Nieves llegó a Lomo Magullo por la acción misionera de los frailes dominicos del Convento de la Villa de Agüimes, en fecha desconocida. Como señala don Juan Artiles, la llegada de los religiosos "... fue algo así como un río de luz que anegó toda la comarca. Porque la irradiación del convento no se detuvo en la villa de Agüimes y sus aledaños, sino que se extendió a toda la geografía sureña..."

Lo que ya no es tradición es que la primitiva imagen se veneraba en una casa de la calle llamada de La Feria y que no sería hasta la llegada de un humilde cura misionero, Antonio Collado, a fines del siglo XIX cuando la devoción tomaría un cariz más acentuado. Antonio Collado Alonso, el Padre Collado, había nacido en la calle de La Peregrina de Las Palmas de Gran Canaria el 12 de mayo de 1864, hijo de Antonio Collado, natural de Tafira, y de Rafaela Alonso, natural de Santa Brígida. Se ordenó sacerdote y ejerciendo su vocación misionera llegó hasta este barrio del municipio de Telde, donde con profundo y sentido empeño puso su vida entera al servicio de las Nieves ya implantada de antiguo en esa casa del barrio teldense. En 1916, con la primera ermita terminada, la nueva talla adquirida por el fervor y la actividad del Padre Collado fue trasladada desde la iglesia de San Gregorio hasta el Lomo Magullo.

El Padre Collado falleció en San José de la capital, el 12 de mayo de 1940. En el epitafio de su primera tumba, antes de que sus restos fueran trasladados al templo de Lomo Magullo el 31 de julio de 1977, podía leerse la expresión de su dedicación a María en esta advocación: "Aquí yacen los restos mortales del reverendo Don Antonio Collado Alonso, sacerdote que se distinguió en la Diócesis de Canarias por su labor misionera. Fue un gran propagador de la devoción a la Virgen de las Nieves, el gran amor de su vida".

El Padre Collado se dedicó hasta su muerte a este "gran amor de su vida", y una pequeña muestra son varias, sencillas y sentidas coplas que compuso en su honor.

El 26 de diciembre de 1939, Simeón Caballero, párroco de San Gregorio en Telde, comunicaba al obispo su conformidad con la erección de una nueva parroquia en el barrio de Lomo Magullo, compuesta de dicho barrio y los de Cazadores y La Breña y proponiendo como límites de la misma los siguientes: al Norte, con Cueva Blanca y Barranco de los Cernícalos; al Sur, con El Duraznillo, La Morisca y el Barranco del Draguillo; al Este, con el Valle de los Nueve y al Oeste, con la Hoya de la Perra por el Barranco de Guayadeque,

No obstante, la erección de la parroquia se aplazó hasta el 17 de marzo de 1943, cuando el obispo de Canarias Antonio Pildain la decretó: "Primero: Se desmiembra la parte comprendida dentro de los siguientes límites: Norte, Valsequillo y Barranco de los Cernícalos. Sur, Duraznillo en dirección al Barranco del Draguillo. Este, Casablanca y Oeste, Hoya de la Perra y Barranco de Guayadeque. Segundo: En el territorio desmembrado de la Parroquia antes citada, erigimos la nueva Parroquia que llevará por título: Parroquia de Nuestra Señora de las Nieves y por sede el templo que existe en Lomo Magullo dedicado a la Santísima Virgen bajo esta advocación". El decreto entró en vigor el 28 de marzo del mismo año.

En 1968 para celebrar los veinticinco años de la misma, los miembros de la comisión de fiestas crearon un evento que con el paso del tiempo se ha convertido en el más importante de estas fiestas y en verdadero paradigma de acto popular concebido y mantenido por y para el pueblo. A propuesta de Juan Peñate Suárez, un grupo de jóvenes recrearon una simulación de ceremonia de raíces aborígenes: la 'Traída del Agua'. Peñate pensó en este acto buscando las similitudes con las referencias culturales de los antiguos canarios: "Los guanches, representados por los asistentes a la 'Traída del Agua'; la leche y manteca, sustituida por el agua; nuestra iglesia, a la que rociamos sus paredes, hace de Almogarén; la Virgen de las Nieves representa a Alcorán; la música de la banda se identifica con los cantos, bailes,..; los gritos de los guanches implorando la lluvia, sustituidos por la sorpresa del remojón inesperado..." Con el paso del tiempo; desde la curiosidad, el deseo de disfrutar de la fiesta, la defensa de nuestros valores o la religiosidad, son muchas las personas que desde toda la isla se acercan al Lomo para participar de este acto que ya escapa a una territorialidad concreta para quedar inserto dentro de un marco de mayor ámbito que abarca todo lo que en Canarias ayuda a formar y conformar nuestra esencia como pueblo.

Marzagán

La devoción a Nuestra Señora de las Nieves se implantó en el barrio capitalino de Marzagán en el siglo XVIII a raíz de la decisión de Miguel Marcelino García, soriano asentado en Gran Canaria, de fundar una ermita en honor a la Virgen en la advocación a la que él tenía especial fervor: Nª Sª Santa María la Blanca. Don Miguel era natural de la villa de Cabrejas del Pinar en Soria, donde nació el 26 de abril de 1721, hijo deSantos García Cabrejas y de Inés Anguiano Pérez. Su tío Juan García Cabrejas, escribano de su Majestad, sirvió de padrino. En 1753 ya residía en la isla y compraba a las hermanas Josefa, Rosalía y Sebastiana Castrillo un fundo "en el Valle de Ginamar" con higueras y algodoneros, heredado de su abuela Sebastiana Castrillo, que posteriormente plantó de viña y arboleda y en el que fabricó casas para la hacienda. El nueve de agosto de 1763 solicitaba al obispo autorización para fabricar en esta misma hacienda un oratorio público, con campana y puerta al camino, para colocar "la Ymagen de María Ssma. Nra. Señora, con el Titulo de Nra. Sra. de la Blanca, que se venera en la Villa de Cabrexas del Pinar, obispado de Osma, de mi naturaleza, y de mi espesial devocion, de que tengo retrato,..." Para dotarla, requisito imprescindible antes de la autorización episcopal, levantó escritura el veintisiete del mismo mes en la que hipotecaba las nombradas tierras de Marzagán como garantía. Catalina de Lezcano y Mujica, con quien contrajo matrimonio el mismo año en el Sagrario de Las Palmas, declaraba en la escritura de hipoteca de bienes que realizó en 1783 cuál había sido la intención inicial de su marido y el motivo de la misma: "... que por cuanto el expresado mi marido tenía una cordial devoción con María Santíssima Nuestra Señora vajo el título de las Nieves que en el Reyno de Andalucía de donde era natural se venera con el de Sta. María la Blanca y con fervorosos deseos de adelantar su culto en esta Ysla, dispuso fabricar una Hermita publica dedicada á este Piadoso fin en el Pago de Marzagán..."

En realidad, la devoción procedía de la misma villa donde había nacido, y en la que se venera desde el siglo XII o XIII una interesante imagen de Nª Sª de la Blanca. Para llevar adelante su deseo, don Miguel solicitó al Cabildo de la isla le vendiera a censo un sitio donde proceder a erigir la ermita: "... de Nuestra Señora con el título de la Blanca, sacristía y casa para el sujeto que cuide del aseo de dicha Santa Ymagen, con la plaza correspondiente en el Llano del Serrillo, donde llaman Marzagán".

La venta se efectuó al mes siguiente de la autorización para erigir la ermita, el 15 de septiembre de 1763. No obstante, es denunciado posteriormente por el Fiscal de S.M. y el procurador mayor del Cabildo "por haverse introducido en terrenos del monte Lentiscal" y usurpar mayor cantidad de terrenos de los que se le habían concedido. Por auto de agosto de 1768 se le condenó a la restitución de las tierras concedidas en un primer momento y de las que él se había apropiado ilegalmente. Miguel Marcelino falleció el dos de julio de 1782 sin poder ver cumplida su intención, por lo que su viuda y su hermano Juan Manuel Marcelino solicitaron licencia al obispoHerrera y comenzaron la construcción que ya en febrero de 1783 se encontraba iniciada y que presumiblemente se acabó al año siguiente.

Esta primera ermita, de sencilla construcción y escasa dotación de enseres, presentaba en su testero únicamente el cuadro de la Virgen Blanca, sin retablo y encima de un altar el que se situaban dos pequeñas imágenes: de Nª Sªcon el Niño, San Juan Bautista y un crucifijo.

La pintura representa a la imagen de Nª Sª de la Blanca que se venera aún en la actualidad en Cabrejas del Pinar. Junto a ella, en el margen inferior izquierdo, un personaje de época, con toda probabilidad un retrato del propio don Miguel como donante. En el margen inferior derecho la siguiente inscripción, desaparecida en parte por el deterioro: 'Verdadero retrat' de María SS.ma de la Blanca de la Villa de Cabregas del Pinar Obispado de Osma, el Yltmo. Sr. Dn. Jazinto Valledor Obis. de ºsma concede 40 días de indulgensias I el Exmo. Sr. Dn. Luis de Salzedo Archop.. de Sevilla concede 40 P( ) una ave María ( ) María Por este bienhechor por. Dios. Aº. de 1762 84"

La fecha de 1762 indica el año en que fue traída a la Isla por el donante o realizada aquí mismo utilizando copia del grabado que se venera en el templo parroquial de Cabrejas y en el que también aparece una inscripción de la que se extrajo la que aparece en la pintura de Marzagán. Este grabado puede datarse fácilmente en atención a que los dos prelados en él mencionado, Jacinto Valledor y Luis de Salcedo, rigieron sus respectivas diócesis en época muy concreta. Por ello, la obra que se encuentra en Cabrejas fue realizada con toda seguridad en la década de 1720; y la de Marzagán en Gran Canaria a inicios de la década de 1760 a partir de la litografía. La anotación con el año de 1762 indicaría la hechura de la misma y la intención de dedicarle ermita, y el número 84 el año de 1784 en que ésta habría sido concluida.

En 1811 fallece Catalina de Lezcano, y su heredero, José Falcón y Ayala, con motivo de la reclamación que le hizo Bárbara Román para que pagase anteriores deudas de la testamentaría, prefirió dejar en abandono la hacienda y la ermita en ella incluida en espera de la resolución del pleito. En 1826, José Hernández propietario de una de las fincas situadas en la zona, expuso al Obispado y al Alcalde Mayor su disposición a hacerse cargo de la administración judicial de los bienes embargados con la intención sobre todo de no continuar privando a los vecinos de Marzagán de los beneficios espirituales que la ermita de Nuestra Señora de la Blanca tenía para los mismos. El nueve de junio de ese año fue nombrado mayordomo y manifestó su intención de proceder con rapidez a realizar las obras de reparación.

No obstante, a su fallecimiento en 1839, el Provisor da cuenta nuevamente, vista la solicitu del vecindario, de que la ermita "se hallaba en un total abandono, sin celebrarse en ella el Santo sacrificio de la misa..."; por lo que el 4 de mayo del mismo año procede a nombrar como mayordomo al presbítero Francisco Mª de Sosa, fraile exclaustrado del convento de San Francisco.

Sosa actúa con presteza en realizar la labor encomendada: el 14 de ese mes recibe las cuatro casas (tres en la calle de los Moriscos y una, de alto y bajo, en la de San Marcos), propiedad de la mayordomía; el 17 visita el pago de Marzagán con la intención de inventariar los bienes de la ermita y comprobar el estado en que se encontraban la misma, las casas y la hacienda; en julio comienza las obras de reconstrucción derribando el testero del altar y posteriormente solicita le autoricen para proceder a la total demolicióy su reedificación, con el sobrante del rédito de sus bienes y las cantidades que debían entregar los herederos del último administrador, Domingo Gil Barreda. A cuatro de ese mes recibe asimismo un terreno en Tenoya y una cuarta de agua de la Heredad, propiedad de la mayordomía. Por fin, a 9 de julio de 1839 consigue la autorización del Obispado para que "proceda á la reedificacion de su Hermita ", debido al mal estado de la construcción. Pero no por eso abandona su preocupación por el edificio: en agosto del mismo año compra a Francisco Riverol una campana nueva por catorce pesos; y el diecinueve de octubre Domingo Galván cobra a la mayordomía dos pesos corrientes por retocar la pintura y pintar el marco.

Los siguientes años se dedican a la obra de construcción de la ermita, que ya estaba concluida en 1841. Pero, no obstante, pasan los meses, y el 27 de mayo de 1842, José de Torres, alcalde de barrio de Marzagán, se queja ante el Alcalde Constitucional de Las Palmas, Bernardo González, de no estar aun celebrándose misa en el lugar. Al año siguiente, don Bernardo comunica al Obispado la indignación vecinal y solicita se le pida al presbítero que rinda cuentas de lo hecho y comience a decir misa los domingos y días festivos. Sucesivas demoras, papeleos y solicitudes concluyeron el mes de mayo de 1843 cuando se construyen los poyos de lajas de la plaza pegados a la pared de la ermita y don Agustín Alzola, maestro de carpintería, subió al barrio a colocar el retablo que él mismo "había arreglado". Se adquieren cáliz de plata, casulla, corporales, etc; y ese mismo mes el presbítero José Hernández reanuda la vida religiosa del barrio. Entre éste y el también presbítero Juan de Vega se cubrieron en los años siguientes las exigencias espirituales de Marzagán que por esta época ya contaba con 220 casas y se dedicaban al cultivo de viñedo, de "olivos de los denominados de Tártago" y a los cereales.

Las cuentas solicitadas las terminó de rendir en 1847 Rita Mª de Sosa, hermana del cura ya fallecido.

El cuadro de Miguel Marcelino centró el culto en su retablo hasta bien entrado el siglo XX. Posteriormente se trasladó al fondo de la ermita, el retablo se adaptó y en él se colocó la imagen de las Nieves que hoy lo preside y que hasta entonces ocupaba una repisa lateral.

En la actualidad, la advocación de La Blanca se ha transformado en Las Nieves, depende eclesiásticamente de la parroquia de Nª Sª de la Concepción de Jinámar, y celebra sus fiestas en el mes de agosto. Curiosamente, el día exacto de su onomástica, sin trasladarla, como es costumbre en otros lugares, al domingo siguiente.

Como se puede ver, larga y ajetreada historia la de esta recoleta ermita y su advocación titular.

El Palmar (Teror)

La imagen de Nuestra Señora de las Nieves de La Peña es una escultura en madera policromada, de variada filiación artística. Al carecer la advocación de las Nieves de una iconografía específica, desconocemos si la Imagen de La Peña fue venerada como tal desde un primer momento.

Pese a lo afirmado en variadas investigaciones, seadscribe con mayor rigora la producción de talleres flamencos de la ciudad de Malinas. Constanza Negrín adelanta, asimismo, su hechura a principios del XVI, en concreto hacia la década de 1510-1520, con lo que es la imagen de las Nieves más antigua de la Isla y una de las más antiguas de Canarias..

La parte trasera de la imagen está fragmentada, desconociéndose si se realizó para desprenderla de un retablo y permitir su introducción en algún nicho de pequeño tamaño, como el de la cueva que la acogió hasta el siglo XVII, o para ocultar la frecuente oquedad trasera de estas imágenes. Sea cual sea la explicación, ello determinó el que tanto la espalda como la parte posterior del cabello no existan.

Los pliegues del vestido caen de forma holgada y suelta, formando 'uves' de tradición bajorenacentista en su caída central, lo que ha observado Graciela Santana como un dato más de similitud con el estilo de la imagen sevillana del escultor Fernández, aunque Negrín aclara que este tipo de plegados es de tradición gótica con raíz eyckiana y que en la imagen del Palmar se presentan en el manto.

La imagen procesionaba sobre una peana del siglo XVIII, que alzaba la talla para dar prestancia a las vestiduras, en unas andas de factura muy simple y rodeada por una ráfaga de rayos plateados que resaltaban su glorificación. En la actualidad, lo hace en un trono con palio, realizado con estructura de madera en la carpintería de los hermanos García de Teror y chapado en estaño por los artesanos terorenses Francisco Herrera y Juan Carrasco en 1982.

La imagen de Nª Sª de las Nieves al igual que la de Nª Sª del Pino estuvo vestida desde sus primeros tiempos, por lo que, también al igual que a ésta, deben colocársele unas manos postizas ya que las suyas quedan ocultas bajo las vestiduras. En el inventario de 1715 con que comienza el Libro de su Mayordomía ya se menciona un manto de raso listado y una corona.

En 1730 tiene un vestido con túnica blanca y manto azul, otro con túnica azul y manto verde y dos varas de damasco para hacerle otros dos vestidos. Además, se compraron por esas mismas fechas una vara de raso blanco y vara y media de damasco azul para vestido y manto, con una varilla y un punzón para fijar la corona a la Virgen.

A fines de la década de 1730, culminando el período de ma-yordomía del presbítero don Bernardo Sánchez del Toro, la Vir- gen tenía una nueva corona de plata, una caja para guardar los vestidos y telas, un nuevo manto de tafetán pardo y un pendón de 'tafetán de españa' blanco con guarnición de borlas y flecos de seda para preceder a la Imagen en sus procesiones.

En 1766 ya tiene corona de plata también el Niño, una cruz de oro en una mano y un relicario y cascabelero de plata.

Ya en el siglo XX se realizaron varios mantos y sayas para la Virgen de las Nieves. Uno de singular importancia por estrechar la relación que la une con la Virgen del Pino fue l mencionado de 1982, realizado con trozos de tela llamada de fallera con la que se había realizad un traje para la Patrona de la Diócesis el mismo año.

El deterioro de la imagen ha sido grande para prepararla en su colocación en la peana, las coronas y la vestimenta añadida, además de los daños añadidos que ocasionaban las procesiones, o más tarde su anual traslado al templo parroquial de Las Huertas. Por ello, fue encargada su restauración a Amparo Caballero y Mila Gómez.

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