John Lee acabó por convertirse en uno más de los inquilinos reconocidos y queridos del viejo cementerio de San Blas. Su tumba blanca, con el emblema de la Marina británica y los datos esenciales de este joven soldado de 22 años, que falleció en octubre de 1942, formó parte de la historia del municipio. Vicente Blanco recuerda que las familias que acudían a rezar y poner flores a los suyos solían acordarse de aquel inglés, "siempre había algún ramo para él, aparte de las flores que le ponían desde el Ayuntamiento a petición del consulado".

La forma en la que apareció en la playa, sin cabeza, sin piernas, provocó una pena aún mayor. Fue como asistir a una muerte demasiado cruel, para un chico tan joven. Sobre aquel pedazo de tierra, que la mayoría desconocía que fuera de propiedad británica, siempre había flores frescas. Desde que el viejo cementerio se clausuró, ya no es lo mismo. Ahora cada vez son menos los vecinos que se acercan hasta este camposanto, situado en el centro del casco histórico de Mazo.

Vicente Blanco advierte que esta decisión no ha sido bien vista, "la gente hubiera preferido descansar en su tierra, en su pueblo, y no tener que enterrar a los suyos en Breña Baja, eso es algo que sigue quemando".

María Victoria Hernández, parlamentaria y destacada historiadora palmera, señala que la Segunda Guerra Mundial se vivió de forma intensa desde la isla. Las embarcaciones, los aviones, y los submarinos solían pasar de forma habitual por la costa. Aunque España se declaró neutral en esta contienda, aquella guerra se vivió de forma próxima, casi en primera línea.

Antes y después de la aparición en la playa del pocito del cuerpo de John Lee, otros muchos naufragios trajeron hasta La Palma las consecuencias de aquella guerra que enfrentaba a media Europa y Estados Unidos contra la Alemania de Hitler.

Un piloto en Tijarafe

Otro suceso que siempre se recordó en la Palma fue el aterrizaje forzoso de un avión norteamericano en Tijarafe. Eso ocurrió el 29 de Mayo de 1944. El caza pertenecía al portaaviones Americano Block Island el cual era perseguido por el submarino alemán U524. Según recogen varios textos relacionados con la historia militar en el Archipiélago, seis aviones despegaron detrás del submarino, pero dos torpedos lanzados desde la embarcación alemana alcanzaron al buque. Uno de aquellos aviones amerizó cerca de la Cueva Bonita. Y de aquella nave salió ileso el piloto norteamericano John F. Carr. Trasladado al acuartelamiento de Los Llanos de Aridane donde el Comandante Conrado Guimerá lo mantuvo a salvo y además le prestó su ropa para que pudiera cambiarse.

Afortunadamente en este caso, el militar que llegó a tierras palmeras pudo salir con vida de este accidente. También se dio otro caso singular en Fuerteventura, un aviador inglés que sobrevolaba Jandía tratando de hacer fotografías de las obras que se hacían en el castillo de los Winter terminó por caer en el mar, pero también fue rescatado, y finalmente se trasladó a un hospital en Gran Canaria. Otros muchos no pudieron decir lo mismo.

En el caso de John Lee, además de lo llamativo de su tumba, también llama la atención el cariño que demostró la gente de Mazo con este joven soldado. Tal vez lo que la historia no podrá contar, y quedará en ese limbo lleno de secretos, son las cartas que la funcionaria del Ayuntamiento, Maruca Guerra envió a los familiares y a las autoridades británicas informándoles sobre el estado de la sepultura de John Lee. Como recordaba el ex alcalde Vicente Blanco, "cada año había que mandarle fotos de la tumba, y de eso siempre se encargó Maruca". Blanco apostilla que para tratarse de un pueblo tan pequeño al final en Mazo acaban por suceder cosas extraordinarias.

Gracias a la documentación que se encontró en el bolsillo de su guerrera se pudo saber que Lee era escosés y que había nacido en la ciudad de Glasgow. Su familia por lo menos pudo saber su paradero final.