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El semillero del Unión Viera

La escuela del club de Schamann aglutina a un centenar de jóvenes, de entre 4 y 8 años, que en gran parte son el futuro de sus equipos federados de base

Los responsables de la Escuela del Unión Viera, con su presidente Pacuco Ramos al frente, y los jugadores que están repartidos en los siete equiipos, incluidos los 'mini-mini'. QUIQUE CURBELO

Desde sus orígenes, en 1978, la Escuela del Unión Viera ha imprimido su sello no solo como un referente de la capital sino también de la isla, disfrutando en sus tiempos de máximo apogeo de casi 500 chicos. Todo un logro para un club de profundo arraigo en la Ciudad Alta y de profundo aroma obrero, dados sus orígenes en el populoso barrio de Schamann.

Su presidente, Juan F. Ramos García, 'Pacuco' no duda en afirmar que es uno de sus grandes orgullos. "Queremos continuar en la cabeza del fútbol base isleño. Hemos llegado a ser una de las seis primeras cadenas de Canarias. Ahora intentamos adaptarnos a los tiempos porque el panorama es bien distinto en general".

Y es que tras la crisis económica, el balompié de formación se ha topado con circunstancias más que significativas. "No nos vinimos abajo del todo con lo de la crisis. Seguimos en primera línea. Somos un equipo de barrio que, sin ayuda de nadie, hemos prevalecido. Nos nos preocupa el tema económico, pero sí se ha notado la enorme diversificación de escuelas que se ha experimentado en la ciudad", argumenta el máximo mandatario rojinegro.

Un centenar de promesas

En la actualidad, la academia vierista alberga a más de 100 menores de 4 y 8 años, con 6 equipos y 7 monitores junto con un coordinador general que ya acaricia las dos décadas en el club, como es Alfonso Nordelo.

"Con los años mejoramos en calidad y capital humano, porque lo importante, antes de forjar futbolistas, es formar personas", explica en mitad de una de las sesiones prácticas del equipo denominado como 'mini-mini' -cuatro años-.

"No solo la diversificación ha atomizado el fenómeno de las escuelas sino también la pérdida de espacios deportivos. Al principio de 2000 disfrutamos de un importante repunte de la escuela al rondar los 400 niños. Fue otra época dorada, ya que éramos la más grande de la ciudad; incluso de toda la Isla", argumenta Nordelo.

En aquellos tiempos, la Escuelita desarrollaba su actividad casi en exclusiva en el Pepe Gonçalves y en los ya desaparecidos campos de La Ballena. "Lo cierto es que era más fácil gestionar horarios y espacios en aquellos tiempos. Es verdad que estamos más que cómodos en el Alfonso Silva, pero echas de menos más espacios deportivos para poder desarrollar la actividad".

En cualquier caso, Nordelo no duda en afirmar que la academia es uno de los grandes pilares sobre los que se sustenta el club: "Siendo la prioridad la formación de personas, hay que decir que los resultados obtenidos son muy buenos a nivel deportivo, en el sentido de que, si echamos un vistazo a los equipos federados del Prebenjamín A y B, Benjamín A, B y C, así como el Alevín A y B, veremos que el 90% de los niños proceden de nuestra escuelita".

Jugadores que son maestros

De hecho, en la actualidad hay jugadores incluso del primer equipo de Tercera División que han llegado hasta dicha instancia procedentes de la primera base formativa del club, lo que supone todo un honor y un prestigio para la institución.

Otro de los argumentos positivos que esgrime el club es la flexibilidad que ofrece a las familias de bajos recursos: "No olvidamos nuestros orígenes, en una zona tan carismática como es Schamann. Y eso nos hace ser especialmente sensibles con algunas historias de vida", recalca Nordelo. "Todavía hay gente que pasa auténticas penurias, y es en estos casos en los que el club ofrece todo tipo de facilidades en el pago a la hora de dar más tiempo, de fraccionarlo de distinta manera, etc. Son muchas las historias que terminan tocándote la fibra. Pero está en la esencia de nuestra filosofía: formamos personas y esta temporada hemos cosechado buenos resultados tanto en lo deportivo como en lo humano", concluye el coordinador de la Escuela, el semillero de un club con arraigo como el Unión Viera por el que ya han pasado muchas generaciones de futbolistas que siempre recuerdan con orgullo su pasado vierista.

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