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Un clásico circense en Gran Canaria

La Cenicienta trapecista

El pabellón del Gran Canaria Arena acoge el espectáculo 'Cinderella', la primera versión circense del clásico de Perrault, en una doble sesión, hoy y mañana

El clásico de Cenicienta ha sido narrado en infinitas versiones antiguas y contemporáneas, desde el recital oral hasta las más cuidadas producciones audiovisuales. Su zapato extraviado atraviesa la literatura, el cine, la música, el teatro, la danza y el patinaje sobre hielo. Pero su historia nunca había sido narrada a través del circo.

Esta es la ambiciosa apuesta del espectáculo Cinderella, que aterriza por primera vez en el Archipiélago, en concreto, en el pabellón del Gran Canaria Arena, con una doble función, hoy y mañana, a las 12.00 y 17.00 horas, con entradas al precio de 20 euros.

En este universo trapecista, la carroza de la Cenicienta se desarma y se eleva en el aire, con una contorsionista danzando en su circunferencia; las campanadas de medianoche hacen malabarismos en el baile del Príncipe; y unos ratones animatrónicos tejen un espectacular vestido de más de cinco metros de alto a la Cenicienta.

"Todo el mundo conoce la historia de Cenicienta, pero la manera en que está contada en este show es única", señala Abel Martín, director artístico de Cinderella y uno de los fundadores de la compañía La Fiesta Escénica, en la que se enmarca este novedoso espectáculo. "Por supuesto, la dramaturgia es la misma, pero nuestra puesta en escena es absolutamente inédita", añade el director.

Acrobacias, malabares, equilibrismos, contorsiones, antipodismo, cintas, ruedas, aros y straps son los mimbres que tejen esta fantasía circense, que mima cada detalle en su particular reinvención del relato que universalizó el escritor francés Charles Perrault.

Una espectacular escenografía de 18 metros por 8 de alto arropa los distintos actos y números que componen Cinderella, por la que desfilan más de 150 trajes de alta costura y un amplio reparto de alrededor de 25 artistas de distintas nacionalidades, procedentes de diversos rincones del mundo y con un importante prestigio a nivel internacional.

Una vez en escena, un magnético juego de luces baña el escenario de Cinderella de colores hipnóticos, enriquecido con efectos especiales, sistemas animatrónicos, una selecta banda sonora muy barroca y las técnicas circenses más vanguardistas que, a un tiempo, rinden homenaje a los orígenes del circo. El resto del espectáculo incorpora las líneas y personajes del clásico del siglo XVII; la madrastra, las hermanas, el baile, el hada matrina y sus ratones, y los sueños, envidias, ilusiones, valores y enseñanzas que envuelven el cuento. La trama narrativa es, por tanto, el hilo conductor de un despliegue artístico de 120 minutos de esplendor y diversión circense.

"Los distintos números y actos del espectáculo están montados y dispuestos con el único objetivo de que embellezcan este cuento", señala Martín. "Pero creo que uno de los grandes valores de Cinderella es que, en primer lugar, crea una expectativa para aquella gente que, en un principio, no sabe bien de qué va", sigue. "Nuestra trayectoria está focalizada en la creación de este tipo de espectáculos, basado en escenografías clásicas que, luego, favorecen lo que nosotros llamamos el factor sorpresa". "Una vez metido en el espectáculo, el espectador disfruta al mismo tiempo de la técnica, del montaje, de los números de circo y de los colores. Por eso, siempre digo que es un espectáculo muy disfrutable a muchos niveles diferentes".

Además, el director artístico destaca que "hemos apuntado a un público amplio y heterogéneo, de tal manera que, aunque se trate de un espectáculo familiar, puede venir cualquiera a verlo y disfrutar de todos sus detalles".

Asimismo, una de las grandes fortalezas del proyecto de La Fiesta Escénica es que el diseño y la confección de cada uno de los elementos del montaje es de su propia autoría. Desde la monumental estructura que se extiende en la superficie -del pabellón grancanario, en este caso- hasta el centenar de trajes que lucen los personajes; todo el material del espectáculo se elabora en los talleres propios de la compañía de circo. "Los vestuarios y la escenografía de Cinderella es, además, muy costosa", apunta Martín. "Lo hemos construido todo nosotros en nuestros talleres y conlleva un trabajo y un coste enorme". "En el caso concreto de este espectáculo, hemos invertido más de 10 meses de trabajo intenso".

En este sentido, el director artístico asegura que "espectáculos tan costosos y tan grandes como este hay muy pocos, sobre todo, en clave de espectáculos familiares". Martín calcula que una producción como la de Cinderella asciende, por lo general, a la friolera de 500.000 euros. "Nosotros hemos invertido la mitad de esta cifra en los materiales para construir el montaje nosotros mismos", indica. "Las pinturas, telones, telas y aparatos son costosas y supone un trabajo de mucho tiempo. Además, no sólo implica la producción sino también la supervisión de los aparatos, para garantizar que los artistas y el espectáculo cuenten con la máxima seguridad".

El resultado es una revisión del popular relato de la Cenicienta que incorpora las líneas esenciales de este clásico, pero que alumbra una estética única y personal, que imprime ilusionismo, magia y ligereza a la narrativa. "La Fiesta Escénica tiene una estética propia, no hay copia de nada; todo esto se genera sólo a través de nuestra propia fórmula", apunta Martín. "Nosotros cocinamos todo con nuestros propios ingredientes y, por eso, el resultado es muy personal".

Precisamente por las características de la producción, su traslado a Canarias ha supuesto costes muy altos, si bien la compañía asegura que "estamos muy contentos y merece la pena". Radicados en Gran Canaria desde el pasado lunes, el montaje de la escenografía y los decorados ha implicado varias jornadas de trabajo en el pabellón del Gran Canaria Arena. "Nos sentimos muy a gusto aquí porque nos ha gustado mucho el espacio", afirma Martín, quien revela que "el gran reto fue convertir el Gran Canaria Arena en un teatro". "La tarea ha sido complicada porque hubo que poner rampas, rieles y todo tipo de cosas; casi como si fuera un concierto", explica. "Diría, incluso, que se nos hace pequeño, porque este montaje es muy grande y es realmente costoso".

A este respecto, recuerda que "este tipo de espectáculos, salvando grandes proyectos como Disney on Ice, no existe en España·. "Sin duda, hay muchos circos, pero muy pocos con estas características, porque ningún circo invierte en una producción tan grande". Además, a lo largo de esta semana, el equipo se ha sometido a largas jornadas de ensayos en el recinto desde el lunes, para familiarizarse y amoldarse a las características del espacio.

Después de este fin de semana en Gran Canaria, Cinderella regresa a Galicia, donde radica la sede de la compañía y donde descansarán los materiales hasta la reanudación de la gira el próximo febrero de 2017, en Nápoles. Ese reinicio de la gira supone el regreso a los orígenes de Cinderella, que vivió su debut absoluto en Italia, hace dos años y medio, en el teatro del Vaticano. A partir de entonces, el montaje ha itinerado por múltiples ciudades italianas, como Roma, Milán, Turín o Suiza, toda vez que su única parada en España ha tenido lugar en Galicia, sede de la empresa; hasta ahora, que recala por fin en Gran Canaria.

Trayectoria

La compañía La Fiesta Escénica inició su andadura en 1995, en Argentina, de la mano de cinco socios fundadores, entre los que se encuentra su director actual, Abel Martín. Pero la compañía comenzó a despuntar una vez que se instaló de manera definitiva en Galicia en 2001, con una clara vocación circense. "Por aquel entonces, nació como un proyecto pequeñito, pero ambicioso", revela Martín. "¿Qué tenía este proyecto de interesante? Que teníamos mucha ilusión cuando comenzamos. ¿Y qué tiene ahora de beneficioso? Pues que seguimos los mismos, juntos, igual que antes, con un despliegue importante y una agenda muy apretada".

En la actualidad, la compañía atesora más de 40 espectáculos circenses que han recorrido con éxito varios países con su brillante y costosa escenografía. Sus espectáculos han sido representados en distintos países, como Turquía, Corea del Sur, Alemania, Italia o Portugal, ante más de 1.500.000 de espectadores.

A lo largo de esta trayectoria, las creaciones de La Fiesta Escénica han despertado críticas positivas, que han consolidado a la compañía en el universo del espectáculo y del circo, sobre todo, por la creación de animales animatrónicos. "Eso es lo que nos ha hecho famosos en el mundo entero: nunca trabajamos con animales reales, sino que fabricamos nuestros propios animales, que son casi reales", señala Martín.

"Nuestros animales animatrónicos pueden ser osos polares, camellos o gorilas, que trabajamos muchísimo, con materiales, pelos y tecnología muy costosos", explica. "Hemos invertido muchísimo dinero en ellos, los guardamos todo el año y sólo los sacamos para los espectáculos, porque son muy delicados. Peroa gente los ve y piensa que son reales; eso sí, el mecanismo que utilizamos en escena es nuestro secreto".

Asimismo, en paralelo al despliegue de Cinderella, La Fiesta Escénica trabaja de cara a la programación del madrileño Teatro Circo Price en Madrid, al que llevarán por primera vez su singular Espectáculo de Navidad. "Se trata de un espectáculo de circo 100% navideño, con música original y mucho más grande que este y estamos muy contentos; ahora mismo, en nuestras naves hay gente sólo trabajando en la construcción de nuevas escenografías", afirma Martín. "Y al mismo tiempo, estamos también en Francia, en Grecia y en Alemania con otros espectáculos distintos". "En nuestro equipo vivimos así: nos encontramos, nos separamos y nos encontramos permanentemente". El denominador común de los espectáculos reside en su grandeza: "Nos gustan las grandes producciones, que abarquen pistas enormes, y esas son las que hacemos".

Al mirar atrás, Martín declara su "sentimiento de orgullo" hacia el equipo con el que impulsó La Fiesta Escénica, hace ya dos décadas. "Les tengo mucho respeto a todos, porque ellos confiaron en una idea que tuvimos hace muchos años", declara. "Y todavía la mantenemos, aunque hemos pasado por momentos muy difíciles, aquí seguimos, porque el mundo del circo es un mundo muy complicado".

Para el director, "en España no hay un nivel muy correcto desde el punto de vista del negocio". "El peor enemigo del circo es la gente que hace circo: nuestra experiencia es que es muy complicado hacer negocio con los cirqueros o la gente del circo", declara. El director recuerda que, en sus inicios, la compañía apenas disponía de recursos o infraestructura. "Entonces, hacíamos sociedades con algunos circos y digamos que algunos no fueron del todo honestos", revela. "Eso hizo que nos fuéramos alejando bastante del mundo del circo itinerante, por más que seamos itinerantes, e intentando no depender de nadie". "La crisis nos afectó, de manera más indirecta que directa, pero sobrevivimos a ella y aquí seguimos".

El resultado es una trayectoria ascendente, que ha cosechado éxitos y glorias a base de creatividad, inversión, trabajo e imaginación. Y una muestra de ello podrá admirarse este fin de semana en el Gran Canaria Arena con las peripecias acrobáticas de Cinderella.

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