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Pepi Nadal rinde homenaje a su abuela

La segunda voz de Néstor

La figura de Dolores-Martín Fernández de la Torre, hermana pequeña del pintor simbolista, protagoniza el libro que publica su nieta y que dedica a su legado

Las litografías del tipismo canario pintadas con el color del modernismo encierran el nombre de Néstor Martín-Fernández de la Torre. El pintor grancanario, más conocido como Néstor, cimentó su trayectoria en una de sus máximas, que abandera que "es necesario que hagamos de toda la vida una obra de arte". Y así lo materializó en su universo pictórico simbolista, enraizado en la mitología atlántica, que cristalizó la identidad de los canarios en su imaginario de la realidad local con vocación universal.

Sin embargo, pese a su reconocimiento internacional y local, a muchos escapa que, en la misma senda que Néstor, caminó su hermana pequeña, Dolores Martín Fernández de la Torre, más conocida como Lola, quien perpetuó su legado artístico tras la muerte temprana del pintor, en 1938, con 50 años. Lo hizo tras los mostradores de las emblemáticas tiendas Fataga, radicadas en el Parque Santa Catalina y en el Pueblo Canario, donde promovió con devoción el traje típico de Gran Canaria que creó el pintor, inspirado en las vestimentas tradicionales de los campesinos isleños.

La voz de Néstor en el silencio

La hermana pequeña del pintor simbolista fue "la voz de Néstor en el silencio", según apuntó Pedro Almeida, investigador y autor del amplio estudio Néstor. Vida y Arte. Y ese enunciado da nombre al nuevo libro donde su nieta, Pepi Nadal, rinde homenaje a la labor silenciosa e imprescindible de Lola, volcada en inmortalizar las "visiones de Gran Canaria" de Néstor, sobre todo, en su traje típico, que concibió siempre como una obra de arte, al igual que su hermano.

Recién designada Hija Predilecta de Las Palmas de Gran Canaria, Pepi Nadal tomó el testigo de su abuela materna -detrás de su madre, Soledad Perdomo-, al frente de las populares tiendas Fataga, que frecuentó desde los ocho años y cuyos entresijos desgrana en las páginas de La voz de Néstor en el silencio, que publica la editorial Cam-PDS/CanariaseBook.

La sobrina-nieta del pintor presentó el libro ayer en un encuentro en el Pueblo Canario, que contó con la presencia de múltiples figuras ligadas a la trayectoria vital y artística del pintor, como Daniel Montesdeoca, director del Museo Néstor; así como de los editores del volumen, Plácido y Pablo Checa. Además, la velada contó con un desfile del traje típico de Gran Canaria diseñado por Néstor.

"Este libro es un merecido homenaje a mi abuela, a los artesanos y a los folcloristas", explica Pepi, quien se refiere a la figura de Lola como "la gran olvidada de esta mi propia historia". "Además, este libro-homenaje es también un resumen de 60 años de mi vida trabajando codo a codo con ellos -el cuchillero, el de la talla, el de los calados, el de los bordados, el de las rosetas-; aunque Néstor es, sin duda, el faro de la narración", apunta.

Este emotivo relato de Pepi Nadal, fraguado a lo largo de 10 años, se retrotrae a una infancia donde la figura del "tío Néstor" restallaba en cada encuentro, cada cena, cada conversación. La autora cuenta que su abuela Lola identificó enseguida este interés y, como evoca al comienzo del libro, "nunca me dejó huérfana de información de todo tipo, (...) adobándola con ese amor que dan las abuelas".

Esta retrospectiva, narrada con "la connotación de la cercanía directa", compila fotografías de familiares y amigos en eventos folclóricos de la época en Gran Canaria, así como documentos antiguos, como un carné de caladora, hojas de inventario o sellos de promoción de las tiendas Fataga. Y como guinda, Pepi reúne en la publicación numerosos testimonios actuales, gráficos y escritos, con fotografías recientes de amigos y conocidos vistiendo el traje de Néstor en fiestas y romerías de la Isla.

Tiendas Fataga

La tienda Fataga emplazada en el Pueblo Canario, que echó el cerrojo hace apenas unos meses, abrió sus puertas a mediados del pasado siglo para la promoción y conservación del traje de Gran Canaria diseñado por Néstor, entre otros tantos productos de artesanía isleña. Por lo tanto, sus paredes alojaron décadas de historia del tipismo embellecido de Néstor, quien tuvo en su hermana Lola a la gran salvaguarda y conservadora de su legado. "Este universo del tipismo, comenzó en 1934, cuando Néstor revalorizó todo lo que era nuestro", señala Pepi. "En aquella época, el folclore no existía, lo que había en nuestra sociedad era tangos y zarzuelas. Y eso fue lo que Néstor empezó, porque se dio cuenta de que no había nada común que nos unificara a los canarios".

"Entonces, Néstor basó el diseño de su traje típico en cómo vestían el campesino y la campesina y lo puso bonito, lo enriqueció, de manera que nuestras raíces están en la esencia del diseño", afirma. "Néstor nos vistió de grancanarios y su traje nos identificaba como tales". Para Pepi, "su traje es hoy el traje popular grancanario sin ninguna duda". "El traje salió en 1934 y Néstor murió en 1938, pero lo cierto es que antes de él no existía un traje único, sino trajes tradicionales que se ponía la burguesía", explica. "Pero Néstor captó cómo vestía la gente del campo y lo plasmó en un diseño original, que enriqueció sin falsearlo. Y ese es hoy nuestro traje típico de Gran Canaria".

Tipismo

A pocos escapa que el vestido típico de Néstor ha encontrado, desde entonces, defensores y detractores, a lo que el propio artista respondió, tal como recoge su sobrina-nieta en su publicación, desde su doble perspectiva como artista y como precursor del turismo en Gran Canaria a través del tipismo. "Debo hacer mención del traje típico, creado por mí, que ha merecido algunas críticas. La creación responde a fundamentos y motivos tradicionales, aunque condicionada a las necesidades y exigencias del propio turismo, dándole el colorido y alegría que el viajero espera encontrar", declaró Néstor.

A este respecto, Pepi Nadal se muestra clara y recuerda las palabras de su abuela, quien esgrimía que "las personas que aprecian los trajes típicos de cualquier parte siempre intentan engrandecerlos".

Con todo, el pintor simbolista falleció cuatro años después del consabido estreno de su traje y lo hizo de manera repentina, en la plenitud de su arte y de su vida.

Tesoro primigenio

Entonces, Lola tomaría las riendas del universo concebido por su hermano a partir de la creación del traje grancanario. Lo hizo en 1935 al frente de la tienda Fataga del parque Santa Catalina "donde ya cogió todo lo que es la esencia del tipismo, sobre todo, en nuestro traje típico", apunta Pepi.

"Mi abuela Lola confeccionaba cada traje que le encargaban como si fuera el único, como si fuera el último, eligiendo colores, dibujos; conjugándolo todo con unos colores de ojos, con la tez de una cara o con algún matiz de su cabello", explica la autora. "Esa fue la labor principal de mi abuela Lola: avanzar en lo pergeñado por su hermano en lo que al traje se refiere, pensando cómo ensamblar el vestido en los nuevos tejidos, cómo incluir elementos sin faltar a la esencia, pero enriqueciéndolos tanto en los bordados como en los calados".

Su dedicación en cuerpo y alma a l arraigo de ese "tesoro primigenio" ha comportado que, 82 años después, el traje típico de Gran Canaria siga vivo en la actualidad, tanto por su dimensión identitaria como por su elegancia y belleza. "Si no hubiese sido por mi abuela, quien siguió ofreciendo y difundiendo el traje en las tiendas Fataga, hoy en día no hubiésemos tenido traje típico", afirma Pepi.

"Néstor fue el alma de Fataga, pero mi abuela Lola fue quien le dio vida con su trabajo y dedicación al mantenimiento de esta idea de que los turistas encontraran un lugar que fuera referencia arquitectónica y artesanal de la isla y, además, por el mantenimiento que hizo del traje típico, reproducido artesanalmente durante toda su vida", declara Pepi.

Amor a su tierra

Con todo, el motor de este universo, que desprenden las páginas de La voz de Néstor en el silencio, es ese amor intrínseco a su tierra, que el relevo de su abuela supo transmitir de generación en generación. "Mi abuela fue quien me hizo amar este universo", afirma. "Hay que tener en cuenta que, entonces, la mujer no tenía ni voz ni voto, trabajaba en el silencio, pero ella se ganó el respeto de todos a su alrededor, y ese amor es el que a mí me gustaría transmitir en este libro. Por eso, he querido corresponderla con un testimonio humilde, de agradecimiento y de homenaje", declara, con emoción.

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