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'Como reinas'

Ellas se divierten

'Como Reinas' nos muestra a Shirley MacLaine y Jessica Lange pasándolo en grande en el Sur o paseando por Vegueta

Ellas se divierten

A ver cómo digo esto sin que algunos se ofendan. Hay películas que se ruedan (en Nueva York, en París o en Gran Canaria, como la que nos ocupa) y se ignora el motivo (¿Por qué? ¿Para qué? ¿Para quién?), aparte, claro está, de que los actores se diviertan de lo lindo haciéndola. Esta es la impresión que me produce Wild Oats (absurdamente titulada en España Como reinas) de Andy Tennant. No obstante, en su defensa hay que decir que, entre todas las diversas muestras de comedia que he visto este año, posiblemente Como reinas sea una de las más coherentes en cuanto al equilibrio que guarda entre sus intensiones y sus resultados: no ofrece nada y nada es lo que da. Esto es un halago.

Como reinas se estrenó en Estados Unidos hace unos meses directamente en la televisión por cable. Como película de sobremesa no está mal (lo digo por si algún programador de Antena 3 está leyendo esto), pero podría haber dado mucho más de sí, habida cuenta del plantel de estrellas de Hollywood, algunas veteranas y otras emergentes, que se las han visto y deseado para sacar adelante un guión (si es que se le puede llamar así) deficiente: Eva (Shirley MacLaine) acaba de enviudar y el seguro de su marido le envía por error un cheque por valor de 5 millones de dólares en lugar de los 50 mil que deberían haber sido. Su mejor amiga, Maddie (Jessica Lange), la convence para cobrar el dinero e irse juntas a gastárselo en Gran Canaria, pero acaban convirtiéndose en fugitivas y en el blanco de la prensa sensacionalista.

Se supone que todo cineasta pretende comunicar algo con su obra, generar reflexiones, producir carcajadas, infundir esperanzas, agitar la mente, en fin, provocar emociones en el espectador.

Ahora bien, los caminos de Tennant son "infinitos e inescrutables", eufemismo del crudo "no sé como salir del lío en el que me he metido". Y es que Como reinas pierde interés tan pronto como uno se acostumbra a ver a Shirley MacLaine y Jessica Lange pasándoselo en grande en el sur de la isla o paseando por el centro histórico de Vegueta (la Casa de Colón, la plaza de Santa Ana), que para Tennant parece razón suficiente para realizar una película. Si al menos nos lo pasáramos tan bien como ellas.

Su propósito de conciliar las muescas de la comedia clásica, que personifica la mítica actriz de El apartamento, y la comedia de consumo fracasan a causa de una realización adocenada, cuya principal función es, no nos engañemos, servir de vehículo de lucimiento para Shirley MacLaine y Jessica Lange, ambas bastante sobreactuadas, aunque a ratos también muy eficaces. Billy Wilder dijo en una ocasión que para dirigir una película había que cumplir diez mandamientos: "Los nueve primeros dicen: ¡no debes aburrir! El décimo dice: tienes que tener derecho al montaje final de la película". Tennant no ha cumplido los nueves primeros y el décimo, sinceramente, no creo que supiera ni siquiera por dónde empezar.

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