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Un franquismo de color rosa

'Lo que escondían sus ojos' convierte a Serrano Suñer en un galán de 1,90, a Blanca Suárez en 'it girl' de la posguerra y a Carmen Polo en una Maquiavelo

Un franquismo de color rosa

Ramón Serrano Suñer, el cuñadísimo de Franco, era poco más alto que su jefe (1,63). Demasiado bajo para un galán de novela rosa, así que los responsables de Lo que escondían sus ojos eligieron para interpretarlo al actor y modelo cubano Rubén Cortada, que mide cerca del 1,90 y es moreno, no rubio como el ministro de Exteriores franquista.

Es una de licencias que se permite la sonrojante serie estrenada el martes por Telecinco, en la que la actriz Blanca Suárez es una it girl de la posguerra que luce un outfit distinto en cada escena, con tocados espectaculares y lencería fina. Y una aspirante a Maquiavelo de El Pardo es Carmen Polo, la esposa del dictador, encarnado con su talento habitual por Javier Gutiérrez, que logra que el personaje tenga vida a pesar de las frases esculpidas en mármol del guión.

Alejándose bastante de la novela de Nieves Herrero (que no es ninguna obra maestra precisamente, pero se toma más en serio a los personajes y los hechos históricos), la serie es un potaje donde se echan restos de otros productos de éxito: modelitos, pasiones desatadas, odios, celos, envidias, polvazos, conspiraciones, amores clandestinos... Un traslado al mundo rosa más almibarado y falso de un episodio quizás intrascendente en la historia del franquismo, pero sin duda revelador de muchas de sus miserias y podredumbres.

Ministro pro-nazi

Lo que escondían... irrita a los que admiran a Serrano y también a los que le detestan por considerarlo responsable directo de la represión y aliado entusiasta de los nazis -es señalado como el principal responsable del envío de 5.000 republicanos al campo de concentración de Mauthausen, donde murieron a manos del III Reich-. Los primeros, por convertirlo en un frívolo figurín de pasarela encarnado por un pésimo actor. Los segundos, por dar una imagen del personaje tan edulcorada y glamurosa. Llega un momento en el que la serie sólo puede disfrutarse si se toma como una comedia.

Ver a Blanca Suárez llegando de incógnito al picadero de su amante (al que le bastó una mirada cegadora para ponerla a sus pies) vestida con un abrigo de piel y un tocado rojo con plumas es descacharrante, como lo es ese atentado con el que se pretende mantener el suspense para el segundo capítulo, como si la gente no supiera que Serrano, que fue fundador de la ONCE (1937)o la Agencia Efe (1939), vivió hasta los 101 años.

"Yo al ministro de Exteriores lo nombraría ministro de Interiores", escribía con sorna una de las miles de admiradoras de Cortada en Twitter, donde los chascarrillos crecieron como hongos, cebándose en el pintoresco detalle de que los personajes ingleses hablan en español ¡con otros ingleses! ¿No había dinero para el subtitulado? Por no hablar de los pendientes que vienen y van o la música estruendosa y machacona que suena sin parar, sobre todo cuando se trata de besos con carmín encendido y miradas ardientes.

A Carmen Polo la encarna la murciana Pepa Aniorte y a su hermana Zita, la esposa cornuda del ministro Serrano, la donostiarra Loreto Mauleón. Memorable es la escena en la que Franco limpia su escopeta mientras ella le previene contra su ambicioso cuñado o esa charla entre hermanas en la que la peque cuenta que su marido es fogoso en la cama y Carmen se sulfura toda porque esas cosas "ni se dicen ni se hacen". "¿Estas tacitas son las que tenía mamá en casa, en Oviedo?", pregunta Zita. "No, son un regalo del duque de Alba". Y así todo.

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