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Entrevista

"Pedro Guerra es mi primera influencia; sin él no sería hoy músico"

"Funambulista es una película que me he montado para no dejar de tocar nucan", señala Diego Cantero

"Pedro Guerra es mi primera influencia; sin él no sería hoy músico"

Claro, sencillo y cercano. Diego Cantero, líder de Funambulista, expone los valores que le han convertido en referencia del nuevo pop de autor nacional.

Funambulista actuará en abril en Gran Canaria y Tenerife. ¿Presentará el disco Dual?

Sí. Sale publicado en febrero con lo que lo traeremos con dos meses de rodaje del disco, más todo lo previo. Últimamente nos gusta adelantarnos y mostrar parte de la obra antes de publicarlo para que la gente sepa que música se van a llevar a casa.

¿Cómo definiría este disco, en el que cuenta con colaboración como la de Antonio Orozco?

Antonio participa en el primer single, que salió en agosto. Ahora hemos sacado el segundo, Solo luz, con Pablo Alborán. En realidad este disco es un regalo que me ha hecho la comunidad artística, con 14 personas a las que admiro. A muchos los conocía y a otros no, pero es una de estas cosas que sueñas con tanta fuerza que al final pasa. Solo tuve que llamarles e invitarles, ellos pusieron todas las facilidades.

Usted dedicó su primera canción, compuesta con 16 años, a una prostituta. ¿Cómo recuerda esos inicios musicales?

En realidad mi relación con la música comienza con cinco años. Mis padres me apuntaron en una academia a estudiar piano y solfeo. Pero mi hermano, que tiene cuatro años más que yo, me introdujo. Él tenía su grupete de barrio en los 90, en un onda grunge, estilo nirvana. Yo recuerdo ir a su local de ensayo y pensar que aquello se parecía mucho a la vida que yo quería. Me atraía todo, no solo las canciones que es lo que principalmente me llena. Estaba fascinado con todo: los instrumentos, el ambiente... Y la verdad es que la música es tan amplia que nunca me he cansado.

¿Mantiene hoy los intereses o ambiciones de aquellos años de adolescencia?

Es que yo nunca he ambicionado en exceso. Esa es la realidad. Mis referentes no eran gente que llenara estadios. Sí llenaban teatros. Eran gente de la canción de autor, como Pedro Guerra, Ismael Serrano o Javier Álvarez. Con lo cual yo sabía que había un oficio que pocos tenían la suerte de ejercer, el de compositor, y en mi caso era una parte importante tanto para mi proyecto como para otros artistas. Es lo que me hace sentir vivo y emocionarme con el público. Y a día de hoy sigo igual. Muchas me dicen que si he luchado mucho, pero no es verdad. Yo siempre disfruté de todas las fases del camino, porque cuando tocaba ante siete en un bar y me costaba pagar el alquiler era igual de feliz. Siempre me he sentido realizado y esto es lo que me ha permitido disfrutar en el proceso de subir peldaños, sumando a gente, de poco a poco.

¿Cuántos conciertos ofrece al año, porque debe de estar entre los que más hacen?

Sí. Lo que pasa es que yo no dejo de hacer directos cuando estoy componiendo o grabando. Las canciones van surgiendo y yo no me se estar quieto, por lo que aprovechamos los distintos formatos que nos da el proyecto de Funambulista, un grupo con el que puedo ir con toda la banda, con un piano o solo con la guitarra. Esto nos da la posibilidad de visitar muchas ciudades varias veces al año y con cosas distintas. En mi cabeza es una película que me he inventado para no dejar de tocar nunca.

¿Qué peso tiene el público en la obra de Funambulista?

Es muy importante. A mí me gusta la música en el sentido más amplio. Escucho todo tipo de géneros y antes de fichar por Sony me dedique a presentar temas propios en las redes sociales para que fuera el público el que marcara el camino. Por eso, para Funambulista el público ha sido determinante porque gracias a ellos hemos hecho un disco con coherencia.

¿Cómo definiría el proyecto de Funambulista?

Es un proyecto que se puede defender con una sola guitarra, pero detrás, inevitablemente, hay un montón de gente: los músicos de la banda, que son mis amigos de mi pueblo; a todo un equipo. El esfuerzo de muchos amigos. Somos gente que se lo ha currado, pero no quiero caer en victimismos. Yo opino que es mucho más difícil ser albañil que músico. Para mí es una suerte hacerlo.

Su música recuerda a la de aquellos artistas de los 80 y 90 que, sin desmerecer a los actuales, se curraban de verdad las letras. ¿Qué le parece?

Yo en lo único en que no estoy de acuerdo con la etiqueta de cantautor es que parece que solo le da importancia a la letra. Para mí es imprescindible. Si no tengo nada que contar, no hay canción. Pero luego viene una segunda parte para vestir la canción y nos hemos currado mucho el desarrollar arreglos para la banda. A mí me gusta el concepto 'pop de autor' que es la etiqueta que se nos está poniendo ahora, porque parece que incluye una preocupación musical además de por la base fundamental de las letras.

Usted se ganó un nombre como cantautor antes de crear Funambulista. Imagino que le habrá dicho la discográfica es que el nombre no se puede cambiar.

Totalmente. Era un riesgo. Pero como creo que voy a estar de una manera u otra en la música, mientras la gente me vaya a ver, veía que el futuro es más largo que el pasado y mi nombre propio no representaba, porque lleva al concepto más clásico de cantautor. No, somos un grupo. Funambulista puede ser una persona o varias. Tiene esa amplitud y quitar mi nombre de en medio me libera psicológicamente.

¿Qué emociones le interesa en el ser humano?

Yo considero que lo personal y el detalle, al final, llega más. Es decir, hablar de la libreta de su entrevista es más universal que hablar del mar, de las estrellas y tantos otros lugares comunes. Creo en el detalle, en fijarme en pequeñas cosas y reflexionar sobre los grandes temas a partir de lo concreto. Pero cuando escribo en casa siempre pienso que no me va a entender nadie, luego me llevo una sorpresa cuando lo cantan en los directos.

Usted compone para otros artistas. ¿Qué tal con Raphael?

Es un honor enorme. Es otra faceta que me encanta. Yo estudio mucho al artista. Esa canción en concreto la hice a medias con Alejandro Martínez, pianista de la banda. Todo parte del respeto que tenemos a la música en general y al artista. A mí me gusta analizar, ver qué hay, investigar mucho y cuando me enfrento al repertorio de una artista lo hago desde el respeto y el conocimiento. Se aprende muchísimo.

Antes nombró a Pedro Guerra, como una influencia. ¿Qué aprendió del tinerfeño?

Pedro es el principal culpable de que yo me dedica a hacer música. Sí. Yo escuché Golosinas cuando estaba en Primero de BUP. Ya hacía alguna canción, pero cuando escuché ese disco ocurrió una revolución en mi cabeza: entender que había alguien que hacía algo que en mi imaginación era muy primario. Me gustan sus letras su manera de cantar y de tocar la guitarra, de influirse de estilos sin prejuicios. De la sensibilidad de sus directos y el trato con la gente. Pedro Guerra es mi primera influencia.

¿Con qué artista le gustaría colaborar que no lo haya hecho?

Con Joaquín Sabina. En realidad me gustaría acercarme a un par de metros. Con eso tengo suficiente. Ni siquiera puedo pensar en trabajar con él. Es la única persona de la que soy fan, por lo que cometería todos los errores del fan. Pero es cierto que me gustaría ver cómo escribe, porque desde Sabina nadie lo ha conseguido y nadie lo conseguirá. Él es el lugar donde mirarse. El resto, estamos debajo.

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