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La huella de Quentin Tarantino, un cuarto de siglo de cine a quemarropa

'Reservoir Dogs', la primera e icónica película, se estrenó en Sundance en enero del 92

"¿Sabes de qué va Like a Virgin? El buen tarantiniano o el cinéfilo medio conoce, sin lugar a dudas, la respuesta a esa pregunta. Y no, precisamente, porque tras esa cuestión se ocultase algún misterio fundamental de la existencia, por más que su autor, un tal Señor Marrón de efímera y violenta vida, articulase en torno a esa duda toda una teoría de corte erótico-filosófico.

La razón por la que muchos conocen la respuesta a esa interpelación es, ni más ni menos, que la frase en cuestión sirve de apertura a Reservoir Dogs, presentación en sociedad de Quentin Tarantino. Un filme que se proyectó por vez primera en el festival de Sundance hace 25 años. Más concretamente, el 21 de enero de 1992.

Aquella turbia y virulenta historia en torno a atraco frustrado marcó el advenimiento de uno de los cineastas más relevantes, singulares e imitados de las últimas décadas. Un autor, en el sentido más amplio del término, que ha hecho del pastiche un arte y ha regalado a los espectadores algunos de los momentos, personajes y diálogos más memorables en este cuarto de siglo.

"Cuando la gente me pregunta si fui a la escuela de cine, les digo, no, fui al cine", asegura Tarantino, cuyos orígenes son casi tan míticos como los de algunos de sus personajes más icónicos. Actor frustrado, Tarantino logró un trabajo como empleado de un videoclub en Manhattan Beach (Los Ángeles), donde profundizó en su conocimiento del medio y del propio público.

En aquel videoclub pulió sus primeros guiones, especialmente el de Reservoir Dogs, que llamó la atención del productor Lawrence Bender y, especialmente, de Harvey Keitel. El interés del intérprete fue clave para poner en pie el proyecto y para que el propio Tarantino fuese el director.

El impacto de Reservoir Dogs fue inmediato. Su violencia desgarrada, sus ingeniosos diálogos y la perfecta comunión de las imágenes con una banda sonora deslumbrante convirtieron el filme en un éxito inesperado ya desde su presentación en Sundance, y a Tarantino en el cineasta de moda.

A rebufo de este triunfo, Tarantino vendió dos guiones, Amor a quemarropa y Asesinos natos, y logró financiación para su segunda película: Pulp Fiction, estrenada en 1994. Una película que demostró que el cineasta no era flor de un día. Un cuarto de siglo después de aquel festival de Sundance, Quentin Tarantino es un icono del cine. Por más que algunos discrepen de su teoría sobre Like a Virgin.

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