La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El universo de Oswaldo Maciá

El arte para los sentidos

El escultor cartagenero Oswaldo Maciá desafía al público a expandir el horizonte de sus percepciones con una instalación sonoro-olfativa en San Antonio Abad

El arte para los sentidos

La mirada no es una hoja en blanco y nuestros ojos escriben sus impresiones con palabras prestadas, en renglones ajenos, con márgenes prefijados. Y frente a esta cortina reductora, el arte acústico-olfativo de Oswaldo Maciá (Cartagena, Colombia, 1960) interpela a los otros sentidos, más allá de la vista y del tacto, para expandir el horizonte de nuestras percepciones. "Hay que ir más allá de la línea del horizonte", apunta el artista cartagenero afincado en Londres, risueño y embebido en el aroma de un café de Vegueta, a unos pasos de la sala de San Antonio Abad donde exhibe la exposición Ecuaciones [Esculturas olfativo-acústicas].

"La línea del horizonte me produce mucha atracción, porque es nuestro referente o calibrador de la percepción. Pero ese horizonte es sólo el que tú crees que es. Y ese horizonte representa el fracaso de la visión", continúa el artista. "Esta es la pregunta que me ha intrigado siempre: a partir de lo que ves, ¿qué es lo que crees que sabes?" Así lo expone en su manifiesto artístico o Guía para crear una pregunta incómoda, inscrito en una de las paredes de su muestra en San Antonio Abad: "El mundo visual se encuentra saturado de un simbolismo simplista, fácilmente reconocible y discutible con lo que se sabe. La visión está llena de lo sé".

Y de esta semilla germina el arte que cuestiona, la escultura que provoca y progresa, los olores y sonidos que sacuden y subvierten "esa percepción ocular-centrista del mundo que nos rodea", en palabras de Maciá, y que subyacen en el trabajo expositivo de uno de los artistas contemporáneos más universales de América Latina. "Lo que hago es medir la percepción y llevarla al límite del conocimiento, porque tenemos un límite en nuestras percepciones, aunque nunca lo consideremos".

Problema

La filosofía, la sociología, la antropología, la crítica social, el arte y la lingüística se trenzan en un diálogo inagotable con Oswaldo Maciá. Lector incansable, apasionado de la etimología de las palabras y, ante todo, escultor, vanguardista e "incómodo", sus instalaciones artísticas desdibujan fronteras y moldean el espacio con sinfonías sonoras, moléculas aromáticas y sus infinitas conexiones sinestésicas.

"Si la obra es complaciente, entonces es un diseño. Y si la obra te crea un problema, es arte, porque el arte genera preguntas", explica. "Me refiero al arte como incómodo porque, hoy en día, llamamos arte a lo que es entretenimiento. ¿Sabes cuál es la etimología de "entretener"? Procede del latín: entre-tener, que significa "tener-entre tiempos". Pero el arte no debe retenerte un tiempo, sino que debe cambiar algo para siempre".

Y para ilustrar esa línea ilusoria y limitadora que son las fronteras, Maciá graba las texturas sonoras de las orillas y los vientos, como en la pieza creada en específico para la sala Zan Antonio Abad, denominada La fábula del viento. "En esta pieza grabé los vientos migratorios de ida y vuelta que cruzan el Atlántico", indica. "Piensa en los refugiados en Europa, en las vallas de Melilla, en el muro de México de Trump: el ser humano cree que, por encerrarnos, vamos a tener más seguridad", reflexiona. "Yo busco crear espacios de entendimiento a partir de sonidos y olores, que remiten a conceptos universales que nos envuelven y nos implican a todos".

Oswaldo Maciá comenzó sus estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes (Cartagena) y, luego, estudió pintura mural en La Escuela Llotja (España); obtuvo su licenciatura en Escultura en el London Guildhall University y la Maestría en Artes en el Goldsmith's College en Londres, donde reside desde hace 27 años.

Sus esculturas sonoras y aromáticas han recalado en las más prestigiosas galerías, museos y bienales internacionales, como la Tate Britain (Londres), el Daros Latin America Collection (Suiza), el Museo de Arte Reina Sofía (Madrid), la Bienal de Venecia (Italia, 2005) o la Withe Box (EE UU), pero sostiene que, pese al tejido multicultural de sus trabajos, "la casa es de puertas para adentro". "Siempre es muy importante saber dónde se está. Y para eso, hay que saber mirar, no sólo con los ojos".

¿Y por qué el olfato? "Porque el olor no tiene lenguaje, es el más democrático de los sentidos. Y pone a los demás sentidos en funcionamiento", expone el artista, que trabaja con perfumistas, músicos y sonogramas en sus procesos de investigación. "Me encanta la palabra Qualia, del latín, que significa: la respuesta del perceptor, la experiencia individual que se despierta y que es única en cada persona. Es a la qualia a lo que se dirige mi obra. Y también es una llamada a detenerse, stop and think, tómate tu tiempo y piensa. Y siente".

Respuesta

El mecanismo es el siguiente: la memoria sensible asocia libremente las distintas poéticas que Maciá pone en diálogo a través de sus instalaciones. Los sonidos y olores que inundan el espacio funcionan como "metonimias" y "polisemias" de experiencias cotidianas pero comunes a todas las geografías y culturas. Este péndulo entre la experiencia subjetiva o qualia bascula "de lo particular a lo global, de lo global a lo particular".

"Ya lo decía Lucrecio: el átomo y el espacio, el espacio y el átomo", reflexiona. "La escultura no existe sin el espacio y viceversa. Por eso, cada espectador se convierte en parte única, consciente o inconsciente, de la escultura. Y así es como la escultura progresa. Me gusta la idea de una obra en proceso, que implica y cuestiona al espectador y crea continuamente nuevas formas de reflexión y conocimiento".

Una de sus obras de referencia es Something Going on Above my Head (Algo pasa por encima de mi cabeza), exhibida en la entrada de la Tate Gallery y basada en una sinfonía de los sonidos de 2.000 pájaros procedentes de los cinco continentes, que Maciá recabó durante cinco años en archivos y bibliotecas ornitológicas de todo el mundo. Luego, las manipuló y compuso un mapa sonoro de sesiones orquestales, que marcan el paso de las horas con el canto de las aves.

"Esta obra reflexiona sobre el exceso de información, que hoy apenas discernimos. La idea surgió a partir de un artículo que leí acerca de unos submarinos rusos, con importante información nuclear, hundidos en las profundidades del mar. La descubrí por casualidad en la parte inferior de un medio digital, casi imperceptible", revela. "Yo utilizo la analogía de las aves, porque no existe nada más universal que las aves migratorias. Lo que llamamos románticamente el canto de los pájaros, ante el que nos hemos vuelto insensibles, llega un momento en que se convierte en una saturación, en algo incómodo".

La atención sobre la indiferencia sensitiva que empaña la realidad cotidiana también inspira la instalación sonoro-olfativa Anestesia, que el artista expuso en la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de Cartagena el pasado 2014. Esta pieza conecta vibraciones sonoras del lenguaje de las abejas con notas olfativas inspiradas en la paradoja de los conceptos de "anestesia" y "estética". "La etimología de la palabra an-estesia remite a la negación de sentir, es decir, a la insensibilidad. Pero estesia procede de sentir, percibir, que es también el origen de la palabra estética", revela. "El filósofo alemán Alexander Gottlieb Baumgarten se apropió del término estética para definir la ciencia de lo bello, así que mi obra se dirige al origen etimológico de la estética, que es el sentir, esto es, percibirla con los sentidos".

Otro de sus trabajos recientes es la instalación Rodeado de lágrimas, donde el artista grabó un centenar de sonidos de llantos de distintas regiones y edades, con la colaboración la Biblioteca Británica de los Archivos Sonoros, que expuso en la Tate Liverpool. "No existe nada más universal que el llanto y, al prestar atención, la gente reconoce muchas de sus procedencias", revela Maciá. "Un llanto suena igual en una parte del mundo y en otra. Al final, nuestras preocupaciones son las mismas, ¿no? Y el arte nos interroga y nos conmueve".

Y una muestra de este universo, subjetivo, universal, sensorial de Oswaldo Maciá se exhibe en San Antonio Abad, para quien se atreva a quebrar la línea del horizonte.

Compartir el artículo

stats