El gobierno de Telde no está dispuesto a que se concluya el mandato sin tratar de dar una respuesta a una de las preguntas más difíciles a las que se ha venido enfrentando desde 2011: ¿qué hacer con el Palacio de la Cultura de Arnao? El PP apostó prácticamente desde el principio por no seguir aportando fondos para el equipamiento dada la realidad del municipio, pero esto no ha supuesto una solución al conflicto que genera tener una mole de sus características.
Por este mismo motivo, el concejal de Fomento del consistorio, Ignacio Serrano, ha preparado para hoy un encuentro entre varios arquitectos para buscar alternativas al proyecto inicial, cuya primera piedra se puso hace ya casi 14 años con Francisco Santiago como alcalde. Cuatro de los profesionales a los que se les ha requerido su opinión tuvieron la ocasión de visitar ayer, junto al edil y este periódico, las tripas del auditorio: todos coincidieron en que, con los tiempos que corren, es imposible ejecutar el inmueble tal como fue concebido. Pero también consideran, la mayoría de ellos, que se le debe dar una segunda oportunidad al cemento y al hormigón ya desplegados con otros usos.
Los arquitectos Manuel Granados, Luis López, Eduardo Sáez y el arquitecto técnico José Juan Sanabria recorrieron las entrañas de un equipamiento en el que ya se han invertido más de 11 millones de euros. Para acabarlo tal como fue diseñado harían falta otros 21, "y eso sin contar el dinero que tendríamos que destinar a su mantenimiento y explotación", advertía este lunes Ignacio Serrano.
Alongado al graderío donde deberían lucir desde hace años más de 1.500 butacas, Manuel Granados, licenciado en Arquitectura por la Universidad Complutense de Madrid, sugería recortar el aforo mediante la reconversión de la grada superior en una especie de gran montículo tamizado con especies vegetales. "El edificio podría tener uso cultural, con un teatro, pero más pequeño. Hay mucha demanda. Eso en lo que concierne a esta parte. En la zona de la fachada que da al aparcamiento se podría ubicar un restaurante con vistas, y en la parte trasera también se le podría buscar otro tipo de usos con la ayuda del sector privado", agregaba al final del paseo.
Eduardo Sáez se mostraba más proclive a orientar el uso del edificio al sector turístico. "Entran muchos millones de pasajeros por Gando y una posibilidad sería adaptarla al sector turístico, ofreciendo servicios de ocio y varias actividades. Habría que hacer algo así como 'descomponer' el edificio y lograr la implicación del sector privado, pues la administración pública no puede por sí sola.
José Juan Sanabria se mostraba más partidario de dejar en suspenso el futuro de una parte del Palacio. "Mezclar el uso comercial con el hotelero podría ser una opción. Esto nunca debió hacerse y, en todo caso, lo primordial para San Gregorio es acabar el parquin".
Luis López, por último, se desmarcaba un tanto de sus compañeros y no renunciaba a una posible demolición. "En todo caso", puntualizaba, "habría que hacer un concurso de ideas. No tiene sentido que se pretenda convertir esto en el mayor teatro de ópera de España. El gran valor que tiene el Ayuntamiento es el solar. Por este motivo, puede que lo idóneo sea buscar una permuta con un inversor privado y que este asuma los costes de lo que se quiera hacer y de lo que haya que quitar", apuntaba este profesional autor de varios centros de salud, bibliotecas y casas sociales que ha sido arquitecto de la Consejería de Hacienda y aparejador del ministerio del ramo. López cree que la opción de ubicar un hotel o desarrollar una permuta en este espacio ya se ha debatido, aunque Serrano no lo pudo confimar ayer. Salvo Sanabria, que no podrá ir por motivos de agenda, hoy se verán todos en la sede del PP para, en una hora y tras varios turnos, plantear sus sugerencias y desmontar las de sus colegas. Todo ello después de ver en un vídeo con infografías lo que se proyectó sobre el terreno y nunca se ejecutó.
