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El concesionario de la cafetería alega que La Fraternidad oculta ingresos

Antonio Casimiro denuncia que se cobran entradas para los bailes y se vende bebidas en la segunda planta sin declarar a Hacienda

Antonio Casimiro. LA PROVINCIA / DLP

Antonio Casimiro Sánchez, concesionario del bar cafetería de La Fraternidad, asegura que es víctima de un complot para echarle de su negocio por haber denunciado, entre otros presuntos delitos, apropiación indebida de fondos por parte de una anterior directiva de esta sociedad recreativa; de dinero negro que no se declara a Hacienda con la venta de entradas a los bailes y de bebidas o la celebración de partidas de cartas con dinero sin autorización administrativa.

El hostelero sale al paso así de las declaraciones realizadas a este periódico el pasado 2 de marzo por Salvador Ramón Santana, actual presidente de La Fraternidad.

En esa entrevista, entre otras cuestiones, el directivo responsabilizaba a Antonio Casimiro de abocar al desastre a la entidad por no pagar las cuotas mensuales -1.600 euros- desde octubre de 2014 y que supone una de las fuentes de ingresos de la sociedad. También habló, y lo rebate Casimiro Sánchez, de que la sociedad recreativa solo reciba donaciones o esté pagando un crédito para pagar el IBI que también acogota los recursos económicos.

A todo esto el explotador de la cafetería responde con contundencia: "Es falso lo que dice y tengo documentación para probarlo".

Los problemas empezaron, según declara Antonio Casimiro, cuando detecta supuestas irregularidades en la petición del crédito de 80.000 euros a una entidad bancaria para pagar los recibos del IBI. Apunta que a partir de ahí le quisieron hacer la vida imposible y expulsarlo como socio -"soy de los históricos, llevo más de 30 años"-, trámite que consiguieron, pero que ganó en el recurso.

El concesionario del bar cafetería asegura que ese crédito es una supuesta maniobra para enajenar la entidad y que cuando salga a subasta el edificio pase a otras manos. Pero, asevera, el IBI no se está pagando y no aparece ese dinero, "lo que está llevando a La Fraternidad a la quiebra y no precisamente por no pagar yo las cuotas. Me he negado a pagar el alquiler porque han dañado tanto a mi negocio que he decidido depositarlo en una cuenta hasta que se resuelva por sentencia mi reclamación sobre lo que me han hecho".

Asimismo, Casimiro Sánchez denuncia que "no es cierto como ha dicho el presidente que La Fraternidad es una sociedad sin ánimo de lucro, ya que cobra las entradas a los bailes y las bebidas que se sirven en la segunda planta, pero no lo declaran a Hacienda".

También afirma que "no es cierto que haya hecho obras sin permiso en la fachada o en local, pero en cambio no se dice que me han cerrado las salidas de emergencia y están haciendo una campaña en contra de mi negocio, lo que ha hecho bajar el número de clientes y los ingresos entre un 20 y un 30%".

Por último, critica que se le culpe del despido de ocho trabajadores por no pagar la cuota mensual de la cafetería, cuando en realidad, asegura, tienen a dos personas trabajando y "se enfrentan a que el juzgado declare improcedentes esos despidos". No descarta pedir daños y perjuicios a la directiva.

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