Hace siete años, a la vista de que la multitudinaria Traída del Agua impedía la participación de los niños del pueblo en condiciones seguras, los vecinos de Lomo Magullo decidieron organizar un remojón infantil el domingo anterior a la fiesta principal. La idea ha calado y ayer reunió en el barrio teldense a medio millar de personas, entre chicos y grandes, "más gente que nunca", según Armando Quintana, presidente de la comisión de fiestas, que encabezó la comitiva desde la plaza hasta la acequia y también acabó enchumbado.

El disparo de un volador, a las doce del mediodía, dio paso a los primeros acordes de la canción Adiós amigos, goodbye my friends, con la que la Vitamina Band dio comienzo al popurrí de temas escogidos especialmente para el público infantil. "Hemos cambiado el repertorio, con varios temas de los payasos de la tele, como Susanita tiene un ratón o Vamos de paseo en un auto feo, pero no faltarán las clásicas canciones de la Rama", explicó Fran Aguiar, percusionista del grupo galdense, una profesión de alto riesgo en Lomo Magullo porque no es fácil esquivar un balde lleno de agua con el bombo a cuestas.

La primera parte de la marcha se realizó en seco y cuesta abajo, con los chiquillos aún despistados o remolones. Algunos padres se transformaron en niños durante media hora y fueron los que más bailaron en el camino hacia las cantoneras. La banda paró unos minutos frente a la casa de Adolfo Santana, fallecido el pasado 31 de enero, e interpretó el Canta y no llores en honor del periodista que más impulsó la Traída del Agua en la década de 1970. La de este año será la primera fiesta sin Adolfo asomado a la azotea de su vivienda para animar a los bailadores, por lo que el próximo domingo se le hará un homenaje al pasar por su puerta, que recibirán su esposa, Nieves Suárez, y sus hijos Juan y Gara.

A las 12.30 horas se abrió el agua y los niños corrieron hacia el tramo de acequia más cercano para iniciar la ducha colectiva, mucho más moderada que la de jóvenes y adultos. Prácticamente todos los participantes acudieron con la vestimenta típica canaria, tallas de barro y baldes de hojalata o plástico, nada de pistolas de agua y otros artilugios modernos. Desde pibes cercanos a la adolescencia hasta bebés de pocos años, todos se dieron el remojón de agua fría y los más remisos a bailar acabaron tiritando. El clima también acompañó la fiesta y no se sufrió el calor sofocante de años anteriores.

"Con esta Traída infantil pretendemos crear una buena cantera para el futuro, porque ellos sí respetan las esencias de la fiesta", explicó Juan Martel, concejal de Festejos de Telde. Tras casi media hora de batalla, donde pocos escaparon del chaparrón, la banda enfiló otra vez hacia la plaza, donde aún esperaba una verbena del solajero, amenizada por el grupo Carácter Latino, y la actuación del payaso Pipo. Las fiestas patronales de las Nieves tienen su día grande el próximo domingo con la Traída adulta. Y habrá agua en abundancia.