"Estamos muy emocionados por esta muestra de cariño del pueblo de Lomo Magullo, que es una más de las que hemos recibido desde la muerte de mi padre", expresó su hija Gara Santana Suárez. "Ha sido un homenaje como él hubiera querido en el pueblo que eligió para vivir y la verdad es que estamos muy agradecidos y muy emocionados", añadió junto a su madre Nieves y su hermano Juan Jorge.

El presidente del patronato de Fiestas El Manantial, Armando Quintana, y el concejal Juan Martel, fueron los encargados de entregarles tres tallas, mientras estallaron un grupo de voladores en la azotea de su casa y los vecinos aplaudían y vitoreaban ¡Viva, Adolfo!. "Ha sido una semana de minutos de silencio, de dedicatorias de canciones y actos enteros, que nos han dejado muy emocionados, pero ya muy reconfortados. El cariño de la gente ayuda mucho", manifestó Gara Santana.

El concejal Juan Martel indicó que "es un reconocimiento más que merecido. Ha sido un acto muy sencillo y muy emotivo, en el que el pueblo queríamos tenerlo presente en este año que por primera vez no está con nosotros". En el mismo sentido apuntó el presidente del patronato El Manantial, Armando Quintana: "Lomo Magullo nos sentimos muy unidos a Adolfo, que fue un vecino muy cercano y colaborador".

Adolfo Santana nació en Valsequillo en 1950 y trabajó como periodista en Diario de Las Palmas y Canarias7. Su hija indicó que antes de finalizar el año "la Mancomunidad del Sureste va a publicar un libro con trabajos y reportajes de la comarca realizado por diferentes periodistas, entre los que está mi padre". "También el próximo año se va editar el libro de reportajes Retazos de la zafra, que prolongará el entonces alcalde y actual presidente insular Antonio Morales como se lo prometió en vida".

En cuanto a la Traída del agua, ésta se inició justo a las 12.00 horas cuando sonó la primera campanada y el volador de anuncio. Animada por la banda de música de Agaete, unas 1.500 personas empezó el recorrido con la proclama Agua, agüita, la gente está sequita con sus tallas, garrafas, botellas, pistolas, baldes de plásticos y de lata, ganchos y un burro con sus cestas cargadas de agua para la guerrilla pacífica entre vecinos y visitantes.

Al son de la música todos los asistentes saltaban y bailaban hasta llegar a la carretera general para aprovechar el agua de la acequia. Justo cuando hacían el recorrido de vuelta a la plaza, la Heredad del Agua del Valle de los Nueves soltó el líquido para que los agüeros pudieran cogerla de la acequia. "El domingo pasado donamos 40.000 litros y este unas tres horas de agua, es decir algo más de 100.000 litros para que la gente la use y disfrute en una especie de juegos de guerra. Ojalá sean así todas las guerras con agua o con caramelos de nata", expresó el presidente de la Heredad, Juan Manuel Rodríguez López.

Además del líquido de la acequia, se vendieron 150 garrafas de agua a la entrada del pueblo, a lo que hay que añadir los 6.000 litros que rociaron los vecinos de La Molinica Daniel Ramírez y Domingo Sánchez y sus familiares con mangueras colocadas para la ocasión.

"Nos reunimos unas 60 personas todos los años para chingar a la gente y tomarnos una buena paella", expresó pletórico Domingo Sánchez. "Esto da gusto vivirlo como yo desde chiquita. Ahora vengo desde el barrio de San Gregorio y disfruto de lo lindo chingando a la gente y compartiendo con mi familia", añadió

Este año se mantuvo la tónica de asistencia de las últimas ediciones, estimándose en 1.500 personas. "Somos menos, pero disfrutamos más, sobre todo la gente mayor y todos los vecinos, porque la gente se puede mover y jugar con tranquilidad", apuntaron José Sánchez y José Alejandro. Pero, después se sumaron más jóvenes hasta llegar a haber 5.000 personas en la verbena del solajero.