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El chef que llama a la puerta

Imad Atli creó hace un año una empresa de servicio de cocina a domicilio para elaborar sofisticados platos de la gastronomía mediterránea en las casas de sus clientes

El chef sirio Imad Atli se encarga de cocinar en los domicilios de sus clientes. LP / DLP

"Yo soy de esos locos que dicen que van a hacer lo que les gusta". Estas concluyentes palabras definen por completo la personalidad de Imad Atli, emprendedor de origen sirio que sueña con seguir escalando peldaños en el variopinto mundo de la gastronomía.

Radicado en La Garita junto a su familia canaria, Atli trabaja para impulsar su novedoso negocio: El Chef en Casa. De forma rápida y eficaz elabora para sus clientes un menú adaptado y personalizado para cada ocasión. A partir de ahí, los comensales tan solo tienen que disfrutar y dejarse llevar por el ambiente ya que Imad Atli se desplaza a las casas de quienes contratan sus servicios con la intención de ofrecer su buen hacer entre fogones. Los sabores mediterráneos sazonados con la materia prima de las Islas y los métodos más innovadores prometen hacer las delicias de los paladares más exigentes.

"Tengo en cuenta los gustos de los clientes, las posibles alergias, el tipo de celebración y el emplatado", explica el chef, "porque no es lo mismo un almuerzo que una cena o un cóctel". Con apenas un año de andadura, está satisfecho con la experiencia a pesar de las dificultades.

"Es lento implantar un sistema totalmente novedoso", asegura, porque "la gente aún no está acostumbrada a tener a alguien extraño en su cocina". Por eso anima a todos a probar este servicio, que comienza en su propia casa preparando el mayor número de platos posibles, tras la compra de los productos necesarios, y que finaliza en los hogares de sus clientes.

Al tratarse de una "cocina exclusiva y cuidada" tiene fijado un límite de clientes a los que atender en cada servicio. "Puedo llegar a cocinar para un poco más de 30 personas porque siempre quiero hacer algo digno", apunta, al tiempo que aclara que para los actos más concurridos contrata de forma puntual "a algún ayudante".

La idea surgió tras el cierre del restaurante Mezze Mediterráneo que él mismo propulsó. "Por mi experiencia como supervisor de pubs y cafeterías me atreví con este reto, pero era muy costoso mantenerlo", esgrime. Así fue como se enamoró del arte gastronómico, pues hacía las veces de chef y gestor. "¿Y por qué no sigo cocinando evitando costes?", se preguntó cuando finalizó esta etapa. Ahora ha ganado tiempo y calidad de vida. La emoción de vivir un proyecto tan personal es, además, un añadido. De su agenda de clientes se ha valido para hacer crecer el negocio aunque, sin duda, "lo más efectivo ha sido el boca a boca".

Su presencia en la última edición de Madrid Fusión fue determinante para caer en la cuenta de la importancia de la imagen. Por eso trabaja en la web que mostrará sus servicios al público de una forma atractiva y cercana. "No se puede hacer cualquier cosa", sostiene. Y es que la calidad, al igual que el sabor, es un aspecto que jamás se podrá poner en cuestión.

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