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El Cristo estremece a Telde

Unas 3.500 personas participaron en la procesión de la imagen por San Juan

Sentimiento. SABRINA CEBALLOS

La venerada imagen del Cristo de Telde se dio un año más un baño de masas por las calles del conjunto histórico de San Juan. Alrededor de 3.500 personas se dieron cita en la Ciudad de Los Faycanes para exponer ante el hijo de Dios sus peticiones, según indicó el coordinador de la Protección Civil. El trono, conducido por cuatro mayordomos desde su interior, levantó pasiones y rezos entre los feligreses y doce sacerdotes que con una fervorosa mirada suplicaban que intercedieran a favor de sus causas. La comitiva, que contó con la presencia de Carmen Hernández, alcaldesa de la ciudad, y Antonio Morales, presidente del Cabildo de Gran Canaria, entre otras autoridades, salió desde la basílica sobre las ocho y veinticinco de la tarde. Morales acudía por vez primera a esta cita para continuar con la tradición de la Corporación insular de estar presente en esta procesión.

Pero antes, durante el sermón de la eucaristía, el obispo de la Diócesis de Canarias, Francisco Cases Andreu, hizo referencia a las diferentes formas que existe en la sociedad actual para imponerse sobre el resto. "Nosotros arreglamos las cosas haciendo valer la fuerza, sacando del bolsillo un fajo de billetes para comprar a otro o utilizando nuestra influencia social", señaló con vehemencia al tiempo que insistió que este camino tan solo conduce a fortalecer al más fuerte y a debilitar al más desfavorecido. Por eso instó a la parroquia a arreglar "la pieza que no funciona, que no es la económica ni la política, sino el corazón de cada cual". A su juicio, este el método más adecuado para mejorar el estado de la sociedad, "dejando atrás los rencores inútiles".

Al finalizar la misa, y al grito de "¡viva el Cristo de Telde!", el templo, completamente abarrotado e inundado por numerosos abanicos debido al intenso calor, rompió en un estruendoso aplauso tan solo ahogado por el repique de campanas.

La talla, cincelada por los indios tarascos de México en el siglo XVI, centró a partir de ese momento la atención de todos. Una multitud apostada en el entorno más cercano a las puertas de la basílica San Juan esperaba paciente a que el Cristo saliera al pórtico para elevar de inmediato sus teléfonos móviles e inmortalizar un momento cargado de misticismo.

La devoción es tal que no sólo ciudadanos de Telde se citaron en San Juan, sino también vecinos de pueblos cercanos que no quisieron perderse el desfile religioso. Por eso Eva María Santana presumía ayer de llevar más de diez años asistiendo a este acto desde Arinaga. "Tengo mucha devoción al Cristo y no quiero perderme esta procesión. Él ha hecho mucho por esta familia", aseguraba ayer con una estampa de la venerada imagen en la mano. Igual ocurría con las hermanas María del Carmen e Isabel Cruz, quienes cada año acuden a San Juan por estas fechas. "Le pedimos salud. Nos llena de emoción verlo desde que sale y sentirlo tan cerca", reconocía una de ellas.

La tradición también estuvo presente entre la comitiva gracias a las mujeres de la Asociación de Vecinos Roque Azucarero, quienes vestidas de negro y con la típica mantilla blanca pusieron la nota costumbrista. Estrella Bordón, una de ellas, subrayaba alegre que "el Cristo es mucho para el teldense".

Miradores privilegiados

Cualquier lugar era válido para alzar la vista hacia el trono, revestido para la ocasión con múltiples hortensias y cuatro hermosos farolillos de plata, que contribuían a realzar más aún la talla. Por este motivo era muy fácil encontrar miradas curiosas en las ventanas y balcones de los inmuebles por los que el Cristo honró con su presencia a su paso. Pero también los hombros de un padre dispuesto a mostrar a su hija de 5 años qué significado tiene un evento de estas características. Noelia Déniz, con los ojos bien abiertos por la curiosidad, no paraba de preguntar a su padre todo aquello que llamaba su atención. "Papi, ¿por qué la gente saca tantas fotos?", se planteaba.

José María Cabrera, rector y párroco de la Basílica de San Juan, recordó que el pueblo "reconoce en el icono de la imagen del Cristo al Señor resucitado". Asimismo, explicó que durante la jornada de ayer la Iglesia celebra la exaltación de la Santa Cruz "porque es de ella de don procede la salvación de la humanidad".

A su juicio, la salida de la imagen a las calles de Telde constituye uno de los momentos más importantes de estas fiestas junto con la bajada y subida de la imagen ya que "se pasea como una expresión pública de nuestra religión cristiana y con la fe de que Cristo bendiga el mundo". Cabrera, que lleva seis años viviendo esta experiencia en primera persona, es consciente del significado que tiene este desfile para los fieles.

"Muchas personas vienen agradecidas por las gracias especiales y milagros que han recibido del Santo Cristo, tanto para ellos como para sus seres queridos", remarcó el párroco Cabrera.

Amplio recorrido

Dada la importancia de este evento y el número de personas que se congregan en el entorno de San Juan, desde las tres de la tarde se prohibió el estacionamientos en las calles que formaron parte del recorrido, que partía desde la Plaza de San Juan para pasar por las calles Juan Carlos I, Conde de la Vega Grande, Duende así como por la plazoleta Marín y Cubas y las vías Doramas, Los Sabandeños, Julián Torón, León y Castillo antes de llegar de nuevo al punto de partida. Para asegurar un correcto transcurso de la velada, seis policías locales más un oficial se encargaban de vigilar el epicentro de la celebración mientras que dos motoristas regulaban el tráfico.

Desde por la mañana también se trabajó para que el enclave monumental de San Juan luciera elegante para la ocasión, revistiendo balcones y fachadas con símbolos religiosos para dar cuenta de la importante devoción. Al igual que en el interior de la Basílica, donde el constante goteo de fieles no cesó y el altar se encontraba enramado con flores de pascua.

Sentimiento cantado

No sólo a través de rezos y plegarias se verbalizó el fervor hacia el Cristo, sino también a través de sentidas malagueñas que se cantaron a la imagen desde diferentes puntos. El primero en interpretar una de estas hermosas composiciones desde el balcón del ayuntamiento fue el cantautor Heriberto Zerpa, que tras su magistral intervención a capella lanzó pétalos sobre el trono.

Pero no fue el único, puesto que Mónica Hernández desde el balcón de la familia Flores y Carmen Alemán desde la concejalía de Urbanismo hicieron lo propio. "¡Qué lindo!", se podía escuchar entre el gentío debido a que las letras arrancaban suspiros y alguna lágrima. También se hicieron sentir las coplas desde el balcón de la familia Hernández Déniz o en la calle León y Castillo, de la mano de los solistas Antonio Martín y Mundín Santana. José Marrero, devoto del Cristo que no podía ocultar su admiración, indicaba a su hermana, que acudía por primera vez a la procesión, que "no hay acto que haga sombra en Telde a este por belleza y sentimiento" porque, entre otros motivos, "es difícil ver que el pueblo se muestre unido en torno a cualquier hecho actual".

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