Seguro que Antonia Afonso Pérez habrá contemplado muchos acontecimientos, pero lo acaecido en los dos últimos días en su barrio de residencia, en el barranco de Las Bachilleras, en El Caracol, también se habrán grabado e n su memoria. Con 97 años y un aspecto estupendo, Antonia Afonso era el jueves y luego ayer motivo de preocupación de sus familiares y no porque su estado de salud sea malo, sino porque las malas condiciones en que había dejado hace dos días el acceso por carretera al barranco el temporal suponía un trastorno para su traslado, el de otra personas mayores o de niños.

"Cada vez que llueve tenemos el mismo problema, nos quedamos aislados porque no está limpio el cauce del barranco y todo se queda empantanado", comentaba este jueves Paquita Rosa Ortiz, hija de Antonia y una de las vecinas que más enfadada estaba con el abandono que ella y sus convecinos denuncian que sufre un núcleo residencial de un centenar de personas, que viven las 19 viviendas de lugar. Adela Herrera, junto a otras vecinas, se sumaron a las quejas de Paquita y no dudaron en quejarse de "las amenazas de denuncias que recibimos del camión de la basura o de las ambulancias porque aparcamos en el camino y tienen dificultades para hacer su trabajo, pero aquí viven muchas personas mayores, como Antoñita, que no puede caminar mucho y hay que tener el coche en la puerta por si hay que llevarla al hospital o a otro sitio". También destacó otro vecino el jueves, cuando las previsiones meteorológicas no eran muy halagüeñas porque anunciaban fuertes lluvias, que "una niña casi se asfixia esta semana y si no llegamos a tener el coche cerca para llevarla a Urgencias podía haber ocurrido una tragedia".

Ayer había amanecido el día con buenas noticias, el Ayuntamiento de Telde había enviado un tractor para quitar las ramas y objetos que impedían el limpio discurrir de las escorrentías procedentes de los vecinos barrancos de Las Medianías y La Rocha, aunque la felicidad no era completa. Uno de los vecinos admitió el esfuerzo municipal por solucionar el problema denunciado, pero no estaba contento del todo: "lo que han hecho es apartar lo que estorbaba el cauce a un lado, pero sigue sin estar totalmente limpio y como vuelva a llover, veremos lo que pasa", decía. Otro residente en Las Bachilleras apuntaba que "sí, el Ayuntamiento mandó a un tractorista, pero lo que ha hecho es apartar lo que estorbaba y hacer montañas. Hemos tenido que ser los vecinos quienes tuvimos que perfeccionar lo que realizaron porque decían que hasta la próxima semana no podía hacer más". Ese trabajo de retirar ramas y desechos lo hizo ayer gratis el impresionante caudal de agua que bajaba desbordado desde el barranco, ofreciendo una imagen que desde hacía más de un lustro no se veía, "pero esto es mucho más fuerte que lo que pasó aquella vez", recordaba otra vecina.

Fue toda una atracción, con automovilistas estacionado sus vehículos, no solo por la 'marea' de agua marrón que también saltaba a la carretera general e hizo que la circulación fuese más complicada e incluso imposible para los vehículos bajos, sino para sacar fotos o vídeos con sus smartphones. El barro que deje esta barranquera no será tan deseable y los vecinos esperan que Limpieza Viaria se acuerde más de sus circunstancias.