Roberto, Tanausú y Melania son tres jóvenes del barrio de Las Medianías que se acercaron ayer a la playa de Salinetas en una peculiar ruta por los destrozos que han provocado las lluvias torrenciales en Telde, sobre todo en la zona del litoral y en Jinámar, los más afectados por las trombas de agua.

"En nuestro barrio también llovió bastante, con varias casas inundadas y nos quedamos aislados porque se derrumbó un puente por donde solemos pasar por la fuerza del agua, pero hay que reconocer que aquí es mucho peor lo que ha pasado", apuntaba Roberto, que se asomaba al paseo de la playa, que está prácticamente en el aire por la erosión sufrida por las escorrentías de jueves y viernes, para ver el estado de la playa.

Tanausú y Melania coincidían con Roberto en la valoración de los daños del temporal en el litoral de Telde, pero tenían claro que si las cosas se hicieran bien no pasarían estos desastres. "Podrían cambiar las tuberías para que el agua corriera mejor y no usar las que están, que enseguida se obstruyen y provocan estos problemas", señalaban mientras observaban también el lago de aguas fecales que se ha formado en una de las entradas a la cala después de la rotura de una tubería y por lo arrastrado desde los barrancos hacia esa zona.

Vecinos y visitantes, como en otras playas, también querían captar la imagen de Salinetas sin acicalar aprovechando que el sol estaba disponible en ese momento. Sin embargo, a las primeras lluvias, no precisamente intensas aunque luego arreciaron y el entusiasmo se transformó en tocata y fuga. Solo estos tres jóvenes y algunos interesados en ver la charca de nata formada y que al menos durante el fin de semana permanecerá a la vista de quien quiera contemplarla.

La playa en sí, como la mayoría de las de Telde, con poca arena y fragmentada, impracticable incluso para pasear y no menos para bañarse. También con el baño prohibido para los usuarios, el mal olor ya apenas se percibe, a diferencia de lo que ocurría en las dos jornadas precedentes, con un aroma más propio de una estación depuradora que de una de las calas más populares de Telde.

El concejal de Playas, Álvaro Monzón, en su recorrido sabatino para conocer el estado de todo el litoral, señalaba que el paseo ha quedado dañado, suspendido casi en el aire. Poco duran las cosas en el litoral, parece. En el extremo sur de esta avenida marítima la imagen desde la arena es cuanto menos sorprendente. Suspendido en una estructura que no parece precisamente fiable, y adosados a ella sobreviven dos contenedores de basura hasta que una marea de reboso se los lleve.

El resto del paseo tampoco ha quedado indemne, pero al menos presenta mejor imagen.

Nadie en la playa ni en los alrededores a medida que el cielo seguía enviando agua, pero a diferencia de jornadas anteriores, ya se veía clientes en los locales de la zona, como un indicio del comienzo de la vida después del temporal.

La evaluación de los daños, un asunto que desde el Ayuntamiento se está realizando y en los próximos días se espera tener datos más reales, supondrá que Salinetas deba recibir una importante inversión para recuperarse. Mientras, con la declaración de alerta máxima mantenida para hoy, los vecinos confían, como señalaban algunos ayer, que el mal tiempo no vuelva a castigar con tanta dureza no solo a la playa, sino al resto del municipio. Nada igual se había visto este siglo, pero ya se ha convertido en un hito.