José Manuel Soria no eligió el inicio de su visita al litoral de Telde por casualidad. El ministro, veraneante en sus años mozos de Salinetas, se había citado con las autoridades municipales y medios de comunicación junto a la barranquera y después se supo por qué. De niño, según evocó ante la alcaldesa, miembros de la corporación, periodistas y curiosos, "nos poníamos en esta zona para ver cómo corría el agua hacia la playa cuando llovía mucho y desde el barranco las escorrentías se desbordaban y traían todo tipo de objetos ".
Nada nuevo para él, dijo, lo que ha pasado en Salinetas, aunque le sorprendió la imagen en suspensión de la parte sur del paseo marítimo, prácticamente comida por la voraz fuerza del agua. Al lado, botellas, ramas y otras porquerías flotaban en una especie de nata ocasionada por el estancamiento de las aguas llegadas del barranco.
También se acercó a saludar a varias vecinas del paseo de Salinetas, con las que compartió impresiones sobre el estado de la cala. Antes había hablado con los voluntarios que limpiaban ayer la arena, quienes admitieron que pese al esfuerzo que suponía, hay que arrimar el hombro para sacar adelante Salinetas y las otras playas afectadas. La alcaldesa felicitó a los voluntarios en la zona de limpieza, felicitación que hizo extensiva a los cuerpos de seguridad y emergencias que "durante estos días han dado una lección de profesionalidad y compromiso que debemos destacar", una felicitación a la que se sumaron el ministro y el resto de participantes en el tour playero.
Rosita, la primera vecina con la que se encontró Soria, estaba encantada con la labor todos los que han trabajado en la playa. "Estaban aquí toda la noche y le traíamos café para que se calentaran un poco, pero siempre estaban trabajando y han dejado esto perfecto. Los militares lo han hecho muy bien y hay que felicitarlos". Dicho y hecho, el comandante José Antonio Prieto recibió en persona la felicitación de la vecina, mientras los demás reconocían el gesto.
Las otras dos playas visitadas, Melenara y La Garita, lo fueron con el persistente chaparrón y que hizo desistir a la comitiva de hacer el recorrido a pie hacia Melenara, la playa vecina de Salinetas. En ella, las autoridades contemplaron, al igual que en La Garita, el destino final del trayecto, el panorama desolador que presentan con la esperanza de su vuelta a la normalidad.
