"Está completamente intransitable". Así de contundente se mostraba ayer Juan Alejandro Domínguez, empleado de la panadería Guesara, que tras las lluvias torrenciales se ha visto obligado a hacer a pie el reparto de pan por el barranco Tundidor, situado en el Valle de los Nueve. En este enclave de las medianías teldenses, buena parte de los 120 vecinos de esta zona se quedaron incomunicados cuando el cielo rompió a llover sobre la Ciudad de los Faycanes. El cauce del barranco es la opción de acceso en coche a este barrio, pero los socavones en el mismo como consecuencia del ímpetu del agua hacen imposible que vehículos pequeños o ambulancias circulen por él a partir de cierto punto.
En este sentido coincide con Diego López, uno de los vecinos con más edad de Tundidor, quien clama para que se arregle cuanto antes la vía, más aún porque carga a cuestas con varias operaciones y se mueve con dificultad. "Las ambulancias no suben hasta aquí si está así la carretera", lamentó. No obstante, asegura que no pasó miedo cuando vio correr el barranco porque se trata de un fenómeno natural al que está acostumbrado, a pesar de que esta circunstancia ocasionara que se mojara parte de su vivienda.
Sin recogida de basura
Pablo Rodríguez es uno de los habitantes de este paraje que sí puede acceder con su coche por tratarse de un todoterreno. A sus 67 años, este jubilado se hizo cargo ayer de llevar y traer a sus nietos al colegio porque su hija no dispone de un vehículo adecuado para ello. "Ni el panadero ni el camión de la basura pueden pasar. Y si no fuera por mi coche, mis nietos no hubiesen asistido hoy a clases a no ser que lo hicieran caminando", afirmó. Su casa también se inundó pero se tomó este aciago percance con resignación. "Vivimos en un barranco y estamos preparados para ello", declara.
Una vía peatonal y un puente facilitan el paso a los habitantes de las viviendas de esta ladera del barranco a la calle principal del Valle de los Nueve. Paquita Suárez explica que este camino de cemento no llega hasta todos los afectados y que, además, sufre continuos desprendimientos sobre él, algo que se ha agravado con las últimas lluvias.
"Da miedo pasar por aquí porque no sabemos si nos caerán rocas encima. Ahora está con piedras y el suelo resbaladizo", esgrimió al tiempo que reconoció, por otro lado, que disfrutó al ver agua en el barranco, un hecho que no ocurría desde hace nueve años.
La caída de la línea telefónica fue otro de los efectos que dejó tras de sí el temporal en este rincón. Así, Ramón Benítez, amante del barranco y su entorno, asegura que, desde el jueves, tanto él como el resto de vecinos no pueden usar sus teléfonos fijos ni acceder a internet. Reitera, a su vez, que es necesario que se arregle el cauce para que los coches puedan transitar por él sin ningún tipo de cortapisas pero asegura, no obstante, que no piden que se asfalte el camino porque eligieron "vivir así".
Pedro Medina, presidente de la asociación de vecinos El Pilar, recorrió ayer la zona junto al concejal de Limpieza Viaria y Recogida de Residuos, Eloy Santana, quien se comprometió a eliminar los problemas en las áreas más afectadas y adecentar, más adelante, el resto.
