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La resaca del temporal Telde lucha por recuperar la normalidad

El ingenio sale a flote

Antonio Peña, vecino de la playa de Ojos de Garza, habilita una pasarela para acceder a su vivienda - Los afectados por el aguacero piden rapidez al Consistorio en sus intervenciones

El invernadero derribado en uno de sus extremos.

"Hay que tener cuidado con la naturaleza". Peñita, que es como conocen los vecinos a Antonio Peña Santana, se pasó la mañana de ayer habilitando una pasarela para poder acceder a su vivienda en la playa de Ojos de Garza. Un sacho, la fuerza de sus brazos y la voluntad que emana fueron sus principales herramientas de trabajo.

Han pasado días desde que la barranquera arrancase la rampa que unía la avenida Juan Pérez Betancor con el hogar de Peñita y unos terrenos de la familia . Sin embargo nadie ha aportado, hasta el momento, solución alguna. Según expone, el Ayuntamiento lo único que ha hecho es colocar una cinta roja para "anunciar el peligro", puesto que la zona que conduce hasta su vivienda se ha visto considerablemente dañada. En una jornada como la de ayer, en la que el mar se adentraba hacia el interior, tenía que empaparse para salir de su casa.

No le importó, por este motivo, mojarse por unas horas y lograr establecer así una vía de comunicación que se elevara sobre el nivel del mar. "La rampa de madera que existía fue arrastrada por la fuerza del agua", explica, "pero fue el mismo mar quien la devolvió". No se resignó a perderla del todo y la desarmó para que una de sus tablas le sirviera de enlace.

Esta lámina descansa sobre unos bloques amarrados a unos tubos de hierro que enterró varios centímetros en el cauce del barranco. Su objetivo es que aguante hasta que pueda volver al estado original pero, mientras tanto, no escatimó esfuerzos porque incluso armó una barandilla en la que agarrarse para que el desfile por la pasarela no dé tanto vértigo. Juan José Bolaños, residente en el pueblo, observaba cada paso de su amigo y afirmaba, aún consternado, que le sorprendía ver tal infraestructura allí como consecuencia de la tromba.

Invasión de cangrejos

Los vecinos de la playa de Ojos de Garza todavía no se explican cómo varios cangrejos llegaron a las azoteas o terrazas superiores de sus casas. "Con toda la revoltura tan fea que hubo aparecieron estos animales", recuerda entre risas Pepe Sánchez. Desde su casa, que besa la misma arena de la playa, contempla la suciedad que se deposita sobre ella a pesar de que el mar la cubre casi por completo. Tuneras, escombros, ramas o botellas de plástico se han adueñado de un paisaje que poco tiene de idílico. Apunta, no obstante, que una parte se la ha llevado ya el océano, pero le apena contemplar la playa así. "Amaneció un día espléndido, pero hay mucha porquería. ¿Quién se mete ahí?", señaló.

Pero lo peor es, quizás, el hedor que rodea a este enclave. La basura arrastrada por las lluvias torrenciales y el estancamiento de lodo desprenden un olor desagradable que se intensifica, según sostiene, cuando refresca. Los mosquitos, además, se multiplican por doquier en determinadas horas del día. Ante esta situación, de la que afirma no se pueden quejar porque sus casas no se vieron afectadas por las inundaciones, esgrime que los vecinos tendrán que movilizarse. Cuenta que el Consistorio trasladó personal el jueves por la tarde, pero no así a partir del viernes. "Espero que vengan pronto porque de no ser así los residentes seremos quienes limpiemos la playa", subrayó.

A unos seis kilómetros de distancia, en la avenida Américo Vespucio de Melenara, los destrozos del temporal también son evidentes. Un invernadero de 10.000 metros cuadrados, perteneciente a la empresa Calcusan SL, dedicada a la explotación y producción de plátanos, está derribado en uno de sus extremos. Pedro Manuel Pérez, técnico de esta compañía, contemplaba ayer desolado los daños en la explotación. "Al desplomarse una parte del invernadero queda afectada toda la infraestructura", añadió. Estima que al menos un 20% de las plataneras tendrán que ser retiradas "porque los racimos, a metro y medio de altura, quedaron cubiertos de agua casi en su totalidad". Sin embargo, no se atreve aún a dar una cuantificación económica de los desperfectos porque está a la espera de que el seguro visite la zona y valore los daños. Apunta que la escasa limpieza en el barranco y en los orificios del puente que atraviesas la carretera ocasionó que una avalancha de agua se adentrase en el invernadero. Los restos acumulados en esta zona dificultan, además, el acceso al mismo, convirtiendo en toda una proeza este hecho. "No pensé que fuese a ocurrir esto cuando el viernes veía correr el agua por el cauce y, sin embargo, pasó", lamenta con la esperanza de que se solvente pronto esta situación.

Sonido ensordecedor

La normalidad tampoco se ha recobrado en la urbanización Bahía de Melenara. En determinadas áreas de la acera hay que caminar con cuidado para no resbalar "y darse un mal golpe", tal y como indica Sara Silva, una de las vecinas de estos edificios. Desde el sábado solicitaron al Ayuntamiento que fueran a limpiar pero, asegura, lo único que les han respondido es que tengan paciencia. Para eliminar el agua y barro de los portales han contratado a una empresa de limpieza, cuyos empleados se afanaban ayer en retirar los restos de una catástrofe que ha dejado tras de sí un intenso mal olor. Silva señala que no se le borrará de la memoria los momentos de angustia que vivió, en especial el jueves. "No olvidaré jamás el sonido del agua por el barranco", apuntó, al tiempo que explicó que el garaje quedó completamente anegado de agua. "Se rompió uno de los muros que lindan con el barranco y el agua se llevó por delante, sin compasión, un pequeño cuarto en el que la comunidad de vecinos guardaba herramientas y otros enseres.

Silva, que clama por una rápida intervención del Ayuntamiento en la zona, teme que llueva de nuevo con la misma fuerza de la semana pasada. "Como no retiren esta basura veremos los palos atravesar los portales", concluyó.

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