"Me gustaría que todos seamos conscientes de la presencia femenina en nuestras vidas y sentir las diferencias que aún existen". La artista Mercedes Alemán (Telde, 1.957) incide en la importancia de que el hombre y la mujer sean percibidos como "semejantes" en su exposición De la primera a la última. La muestra, que se exhibe en la ermita de San Pedro Mártir hasta mañana, alberga 20 cuadros y puede ser visitada de 17.00 a 20.00 horas.
La expositora insiste en que las mujeres deben ser conscientes de que aún "queda mucho por conseguir" a pesar de que son ellas, en muchos casos, quienes fomentan el machismo: "¿Quién educa? Mamá. A veces las madres no tienen el tacto de tratar en igualdad a la hija y al hijo. Todo empieza en la base".
El afán por construir un mundo mejor para la mujer mueve el espíritu de esta teldense. Por eso no entiende como chicas jóvenes se niegan a aceptar que el novio las tiene controladas. Por ello hace referencia a los logros que han alcanzado las féminas a lo largo del tiempo, como el derecho al voto o el acceso a puestos directivos en la esfera política y en la empresarial. En este sentido la teldense recuerda cuando al poco de casarse no podía hacer muchas cosas sin el consentimiento de su esposo, una regla que imperaba en la sociedad de aquel entonces. "No podía ir al banco a cobrar talonarios sin tener la firma de mi marido, eso era brutal", sostiene Alemán.
En la sala, Mercedes Alemán muestra al público "otra modalidad de arte". En sus obras se entremezclan los acrílicos con los collages, haciendo gala de nuevos procedimientos pictóricos y diferentes técnicas mediante el uso de materiales reciclados. Su objetivo es "jugar con el volumen" y los cambios de intensidad, en especial con los claroscuros de donde surgen muchos de los rostros de mujer.
Pero esta no es su primera exposición. Tras de sí se encuentra una dilatada trayectoria que respalda su labor. Entre las muestras individuales destacan Orillas en las Casas Consistoriales o Retazos de Mar en el muelle deportivo Varadero. Pero también ha participado en colectivas como La Francofonía Une en la Casa de Colón, Sensaciones en la sala Tifarity de Valsequillo o Tu Silueta en las Casas Consistoriales de Telde, municipio en el que siempre se muestra encantada de exponer.
De todos los cuadros colgados en la ermita se queda con Dorso I. Confiesa que le tiene un "cariño especial" por ser el primero que hizo con esta técnica. Cada cuadro entraña una historia que varía en función de quien lo observa y éste, para ella, se basa en un sentimiento claro: la soledad. "Está cabizbaja, de espalda en medio de la oscuridad. Lo que no sé si es una soledad buscada o impuesta, como le ocurren a muchas mujeres en la vida real", explica.
Necesidad de comunicar
Alemán encuentra en la pintura un medio de expresión. Su inspiración la encuentra, apunta, cuando está en faena. "Picasso decía que la inspiración llega cuando se trabaja porque de lo contrario caes en la monotonía, en el aburrimiento y en la desidia". En 1996 empezó en la escuela Luján Pérez, donde descubrió que al arte era para ella. Por eso experimentó con diferentes técnicas como el grabado calcográfico, los monotipos o la pintura en seda, de la que se puede encontrar referencias en esta exposición.
En De la primera a la última presenta, principalmente, una pintura reivindicativa ayudada por los relieves de la base. A su juicio, el arte tiene que ser "rebelde" para hacer reflexionar a la sociedad sobre sentimientos individuales y ayudar a las voces calladas. "Si consigo una mirada al interior de cada uno me doy por satisfecha", esgrime, mientras observa su producción. Los rasgos de mujer que surgen en sus facciones tienen el fin de no dejar indiferente a nadie e insistir que en la vida, tal y como ella defiende en el arte, no todo vale.
