La recuperación económica y sociocultural de San Gregorio no es solo labor de los empresarios ni de las autoridades locales. Debe ir más allá, debe implicarse la ciudadanía para entre todos sacar adelante a este emblemático barrio de la ciudad, sus negocios y su pulso y para ello nada mejor que la unión, el asociacionismo para lograr esta meta, porque "no podemos convertir este referente en un barrio dormitorio, en un barrio apagado, triste y desértico".

Con este alegato a favor del trabajo en común resumió Mónica Muñoz, presidenta de la patronal comercial y pregonera de las fiestas de San Gregorio Taumaturgo, el presente y futuro del barrio, del que confiesa gira desde hace años toda su vida, la profesional y la personal. En el kiosco ubicado en la plaza de San Gregorio y ante una nutrida asistencia, Muñoz recordó que, nacida en Valsequillo, se trasladó a Telde con sus padres con siete años al barrio de La Pardilla y acabado el bachiller se puso a trabajar en el negocio familiar, etapa que acabó en 1994, cuando con su hermano no solo siguieron los pasos de sus progenitores, sino que expandieron la empresa.

Y es precisamente en el mundo empresarial donde la pregonera evocó los orígenes de Los Llanos de Jaraquemada, fundado por esta familia extremeña en el siglo XV cuando se dedicó al cultivo de la caña de azúcar y su comercialización, que marcó el devenir del barrio en el futuro.

Muñoz también recordó que San Gregorio comenzó su apogeo comercial en los años 40 del siglo XX, cuando se fueron instalando pequeños comercios en las calles del barrio, donde los llamados de aceite y vinagre y los mercadillos fuero configurando el devenir del barrio. Décadas más tarde, en los años 70 y 80 Los Llanos se convierte en cuna del cooperativismo y asociacionismo y referente en la fabricación y venta de muebles, "a cuya sombra nació una de estas asociaciones, creando el famoso, reconocido y nombrado aún hoy lema de Telde, ciudad del mueble".

Pero llegaron años malos en la década de los 90, con la apertura de grandes superficies, la inacción de las administraciones y de los propios empresarios teldenses, muy reacios a los cambios, el corazón de San Gregorio empezó a bajar de pulsaciones y casi dejó de latir. Por eso, la presidenta de la zona comercial abierta apeló a la recuperación del barrio entre todos, donde el asociacionismo empresarial debe ir de la mano de los colectivos sociales y culturales para mirar al futuro apostando por Telde.