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Churros con chocolate y clipper

La churrería Melián, fundada en 1960, es la más antigua de Telde y un negocio cuya fama llega hasta la Península - "El secreto es tratar al cliente como un familiar", afirma Celina

Francisco Melián Alonso y Celina Mendoza Díaz, ayer, en la churrería Melián, en el barrio de San Gregorio YAIZA SOCORRO

No está en el centro de la zona comercial abierta de San Gregorio, sino más bien algo alejada, muy cerca del parque Franchy Roca y a unos 200 metros de la plaza. Sin embargo, esta ubicación no ha impedido que la churrería Melián, fundada por el padre y suegro de sus actuales propietarios, Francisco Melián Alonso y Celina Mendoza Díaz, haya permanecido desde 1960 como local de referencia no solo en el barrio, sino en el resto del Archipiélago e incluso en las lejanas Córdoba y Granada.

Francisco y Celina abrián ayer por la mañana -suelen hacerlo el martes por la tarde-para recibir la visita de escolares y ciudadanos que participaban en el recorrido histórico-artístico por San Gregorio, a cargo del cronista oficial de la ciudad, Antonio González Padrón. Con la puerta entreabierta y el piso remojado, ambos tenían que decirles a quienes pasaban por la calle Lagunetas que no estaban abiertos, que era una excepción por el compromiso adquirido de enseñar su negocio.

Con unas paredes donde cuelgan fotografías y cuadros, las mesas en perfecto estado de revista y su aportación al homenaje a Vicent van Gogh por el 125 aniversario de su muerte dentro de la campaña organizada por la patronal comercial con motivo de las fiestas del barrio, ambos evocan el devenir de un negocio familiar.

Francisco Melián lleva toda la vida entre churros, chocolate y refrescos. No en vano, con solo siete años ya tomaba la comanda de las mesas mientras su padre, Pepito Melián, se encargaba de hacer los churros. El local no ha cambiado su estructura de toda la vida, aunque se ha tenido que hacer reformas para mejorarlo, pero su esencia sigue ahí y quien conoce la churrería podría decir que los años no han pasado por ella.

"Mi padre abrió la churrería en 1960 y estuvo en ella durante 32 años y luego yo tomé el relevo. Llevamos 23 años regentando el local, aunque ya de niño estaba por aquí", apunta Francisco. Su esposa, Celina, también viene de familia con negocios y entre ambos han logrado no solo mantener la clientela de siempre, sino que también han conseguido que la calidad de los churros y del servicio siga siendo un reclamo para los que se acercan a su local en la calle Lagunetas.

La receta para hacer los churros, explican, no difiere de la forma de otras churrerías, esto es harina de calidad, agua y sal. "Pero nosotros tenemos un secreto para elaborarlos desde hace años y es una de las razones del éxito que tienen. Aquí vienen personas no solo de Telde, sino también de otros municipios y también de la Península, como de Córdoba y Granada, que nos han dicho que les gusta muchísimo".

El buen servicio es otra de las claves y ahí Celina es la que lleva la voz cantante. Siempre activa, sirve el chocolate o el café con leche mientras espera por los churros que va elaborando Francisco en una máquina nueva, pero similar a a que han usado siempre. "Solo se le ha tenido que ajustar las boquillas, pero el sistema es el mismo", indica Celina, quien opina que la fidelidad de la clientela no tiene secretos. "Hay que tratar al cliente como si fuera un familiar más".

El menú de la churrería Melián, por así decirlo, es el de toda la vida y sencillo. No venden bocadillos, ni hamburguesas ni bebidas alcohólicas, "nosotros no hemos querido mezclar el negocio con otras cosas". El trío o, si se prefiere en el argot futbolítsico, deporte del que es muy aficionada Celina, el tridente mágico es: churros, chocolate y clipper, a ser posible de fresa, para eructar. Antes competía con ese refresco otro no menos popular, pero ya desaparecido, el vaya-vaya, que se traía en cajas de madera.

El negocio funciona, pese a como señala Francisco Melián, no esté en una calle céntrica. Pero su ubicación no es impedimiento para que sus clientes lo sigan prefiriendo a otras churrerías mejor situadas. Con un horario que va desde las 8.00 a las 10.30 horas por las mañanas, excepto el martes, y de 17.30 a 21.30 horas de martes a viernes, y los fines de semana desde 6.00 a 11.00 horas y de 17.30 a 21.30 horas, más los días festivos, la churrería Melián no para de recibir clientela cuando está abierta.

"Entre semana baja algo, pero los fines de semana y festivos tenemos muchísimo trabajo, no paramos en todo el día", alega Celina Mendoza. Una de las curiosidades y datos a tener en cuenta, señala, es que a veces hay más gente de fuera de Telde en la churrería que los de aquí. "sobre todo lviene mucha gente de San Mateo y de otros municipios como Valleseco. Aunque también tenemos un señor mayor que todos los días pasa por aquí y no falta ni uno".

Los precios, que son los mismos durante todo el año, también son otro atractivo para darse un salto por la churrería Melián. "Nosotros tenemos los mismos precios todo el año, no los subimos por ser las fiestas de Navidad o el Fin de Año, con lo que los clientes se quedan sorprendidos porque en otras churrerías sí los aumentan aprovechando la ocasión". Los clientes que se los llevan o consumen en la churrería son casi la misma cantidad, no hay mucha diferencia.

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