"Cuando Ussa nació estaba casi muerta y sin fuerzas para mamar de su madre, así que le di el biberón", contó Luis González, que para entonces no sabía que la oveja rechazaría a su madre dos días después para apegarse a él como una hija más. "Desde ese día no se separa de mí, va donde voy, incluso a Melenara o Salinetas, porque le gusta pasear a mi lado", añadió el dueño del curioso animal. Ussa, de 13 meses, no se halla con sus hermanas y por la noche, cuando sale fuera con ellas, da golpes en la puerta para entrar junto a su 'familia'. Además, sube al pecho de su dueño para comer e intenta meterse en su coche cuando el teldense tiene que salir.
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