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Manuel, 94; Las Remudas, 37

El nonagenario Manuel Hernández Tejera, exencargado de la finca de La Pardilla, es testigo de la construcción del barrio y su evolución

Manuel Hernández Tejera. LP / DLP

"Alcaldesa, alcaldesa, venga a saludar a Manolito Hernández, uno de los vecinos con más edad de Las Remudas", animaba un residente a Carmen Hernández durante la visita que junto con varios concejales del grupo de gobierno realizó ayer a este barrio. Callado y también extrañado por tanto revuelo en el Parque Central de Las Remudas, Manuel Hernández Tejera, de 94 años, fue cálidamente saludado por la alcaldesa y por los ediles presentes por la zona donde se halla el espacio deportivo biosaludable.

Acompañado del séptimo de sus 10 hijos, José Hernández Fleitas, el nonagenario, con su rebeca y sombrero escuchó a los políticos que le preguntaron cómo se encontraba y hablaron con él durante varios minutos. No muy hablador, Manuel Hernández se mantiene muy bien físicamente, según destacó su hijo José y prueba de ello es que no es extraño verlo por el barrio caminando.

De hecho, según comentó José Hernández, "acompaño a mi padre todos los días a Salinetas para que dé unos paseos y haga ejercicio en los aparatos que hay colocados en la playa". Unos ejercicios que le mantienen como un reglete, con las molestias de un hombre de 94 años, pero que sigue dando guerraya con su paso sosegado.

Memoria viva más que de Las Remudas, del barrio de La Pardilla y aledaños, el nonagenario vecino, que reside muy cerca del centro de salud, trabajó durante muchos años, décadas, como encargado de la finca que hoy en día ocupan las instalaciones de la Fundación Yrichen y que antes fue territorio donde las plataneras eran las reinas.

Padre de 10 hijos, Manuel Hernández Tejera ha visto cómo ha evolucionado la zona, donde emergió hace casi cuatro décadas este barrio piloto de Las Remudas, diseñado por Salvador Fábregas y un equipo de arquitectos en los años 70 del pasado siglo y que recibió un premio nacional. En 1978 empezó a poblarse de residentes que procedían del Sahara español y de diversos barrios del municipio. Con un alargado Parque Central y zonas verdes en los aparcamientos que dividen cada manzana de edificios, Hernández Fleitas ha podido observar, aunque ahora ya los años no le permiten recordar tanto, la llegada de centenares de nuevos vecinos, la transformación que ha supuesto para los barrios limítrofes de La Pardilla y San Antonio, así como la consolidación de este área residencial y su entorno con la cercanía del parque comercial de La Mareta y la construcción de diversos edificios comerciales.

Para Manuel Hernández Tejera, ha sido pasar de un territorio agrícola a uno residencial y c omercial, un paradigma en lo que se ha ido transformando Telde en los últimos 50 años.

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