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Las mujeres de Jinámar son la caña

Cada año los organizadores de la fiesta de la Concepción se reúnen desde por la mañana para preparar la chupada

Los socios del patronato de las fiestas de Jinámar en sus comienzos en 1990. ANDRÉS CRUZ

"Es muy difícil de explicar lo que sentimos ese día, uno preparando la carroza, otro cortando la caña, contando anécdotas del año pasado de gente que ya no está o que están enfermos y no vienen, es un día muy especial porque nos reunimos absolutamente todos". Rosa Santana es de Telde, pero se casó con un jinamero y lleva prácticamente toda su vida en el patronato de las fiestas de la Concepción y la Caña Dulce. Es una de las mujeres que cada año participa en la organización del festejo, no sólo con manos sino con corazón.

Ella y su grupo, entre las que están Yurena Ramírez, María del Carmen Hernández, Loly Hernández y María del Carmen Medina representando un mixturado de edades, son las que dan vida a la parranda desde dentro en el patronato y desde fuera cuando ese día, una vez está todo preparado, cogen las cañas de azúcar, su ropa identificativa y sus botellas de ron miel, y se van a disfrutar de lo que todo el año llevan esperando.

Sentadas en sillas haciendo un círculo en la que es su casa durante las fiestas, las cinco mujeres comienzan a contar sus anécdotas con Pancho, el perro que pasa día y noche en el patronato junto a ellos en época de celebración, acostado en el suelo con sus orejas bien abiertas, y con la botella de ron miel sobre la mesa. Fuera, algunos de los hombres esperan y charlan sobre los actos, a la espera de este colectivo femenino que, según cuentan, "son las verdaderas estrellas del día de la Caña Dulce".

"Esa jornada es muy especial sobre todo para las mujeres, porque los hombres nos dejan a nuestro aire y nosotras nos soltamos la melena, nos ponemos a bailar y a brincar y es un día en el que nos olvidamos de todo", aseguró Loly Hernández apoyada por el resto de sus compañeras.

Las cinco amigas cuentan que es una de las fechas más esperadas del año, "para nosotras está la ilusión del día de Reyes y luego la ilusión, aún mayor, del día de la caña", explicó Rosa Santana.

El día de autos comienza alrededor de las nueve de la mañana. Todos los miembros del patronato, "tanto los que siguen colaborando, como los que ya no, los nuevos y los viejos, todos al competo, aunque pase tiempo sin vernos", aseguran, se reúnen en la casa cerca de la plaza de la iglesia de Jinámar y empiezan con todos los preparativos necesarios para el acto.

"Que si uno hace la comida, otro se encarga de la decoración de la carroza, otro de preparar los papagüevos", y así la carreta, que tiene más de 200 años, tiene que estar lista para cuando termine la misa, junto a los papagüevos y todo el grupo vestido en la calle acompañados de la banda esperando para empezar. Entonces la música, esas personas debajo de los enormes muñecos, los que reparten la caña y el ron hacen que la magia inunde, un año más, todas las calles del pueblo de Jinámar.

"Hasta tres horas puede durar el recorrido, todo el mundo bailando y disfrutando y nosotras las mujeres más que nadie", afirmó el grupo de amigas. Explican que no es solo especial para el patronato, sino para todo el pueblo "que ese día sale a la calle a vivir la fiesta". "Es un homenaje que le hacemos a la caña y también una forma que tenemos las mujeres de soltarnos el pelo. Llevamos todo el año trabajando y ese día nos toca disfrutarlo. Donde más mujeres ves en el programa de fiestas es en este día", añadió María Carmen Hernández.

"Sobre las cuatro y algo ya nos vamos a casa y empezamos con el ron del indio mientras nos preparamos, y a las siete y media volvemos al patronato con la otra botella entera en la mochila para compartir", contó Rosa Santana explicando como transcurre la tarde.

Esta miembro del patronato asegura que ese día es el que mejor se lo pasa del año, mientras narra sus anécdotas como cuando se llevó a la banda tocando hasta el centro de salud haciendo de directora o cuando entraron a la mula de la carreta dentro de la asociación de vecinos. Risas, alegría e ilusión es lo que se respirar en esas cuatro paredes donde cada vez más las mujeres cuentan sus recuerdos sobre ese día que viven con gran intensidad y emoción.

"Es muy bonito, porque cada mujer lleva su botella de ron miel, pero entre todas compartimos, nos preguntamos y estamos pendiente de que a nadie le falte", explican mientras aseguran que "no bebemos durante el año, pero esa vez no hace daño y es la tradición".

Durante la chupada no todo es disfrutar del ron característico de Canarias, ese día es una jornada de reencuentros, de ayuda mutua, de risas y sonrisas, de colaboración y de repartir caña dulce a los vecinos y a todos los que vienen de diferentes puntos de la Isla a disfrutar del festejo como ocurre desde sus inicios, "en el que familiares y amigos de gente del barrio venían de fuera para celebrar este día", explican.

"Yo este año voy a hacer una paella para compartirla con todos, tenemos que aportar cada uno lo suyo, uno con la caña, otros haciendo bocadillos, porque es increíble la convivencia que tenemos ese día", apuntó María del Carmen Hernández con seguridad. Recuerdan, también, que en la noche previa al potaje de berros tradicional, se reúnen en el patronato y "aquello se convierte en un lugar de cortar todos juntos verduras".

"Cuando acaba la fiesta, un grupo se queda desmontando la carreta y otros nos vamos a la plaza con la banda que está tocando y donde soltamos toda la adrenalina, cantando y bailando todas las mujeres del pueblo, y nos emocionamos mucho", contó con ilusión Loly Hernández.

Una fiesta trabajosa que "siempre sale", que compensa "porque ya son 25 años", un patronato en el que "los niños han nacido y se han criado encima de los sacos de pienso de los animales de la feria de ganado", una jornada que transcurre tan rápido "que cuando acaba parece que se ha vivido un sueño".

Un festejo que "mantiene su esencia" y sale gracias a los miembros del patronato y donde las mujeres lo viven más intensamente que nadie, porque el colectivo femenino de las fiestas de Jinámar es la caña, y este es, sin ninguna duda, su día. Una jornada que califican de "impresionante".

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