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La ONCE reparte 1,9 millones entre vecinos de San José de Las Longueras

Los afortunados compraron su cupón en una cafetería del barrio, que vendió dos hojas del número premiado

La ONCE reparte 1,9 millones entre vecinos de San José de Las Longueras

En el barrio de San José de Las Longueras se vivió ayer un día de los Inocentes inolvidable y, en especial, en la cafetería Avenida 12-30, que repartió 20 cupones premiados del sorteo del fin de semana de la ONCE entre sus clientes habituales. Un total de 1,9 millones de euros, de los 2,1 que dejó el sorteo en Telde con 31 boletos premiados, se quedaron en el barrio y uno de los afortunados se hizo con el Sueldazo al tener la serie ganadora.

Los dueños de 19 de los cupones vendidos en la cafetería recibirán 20.000 euros por cada uno, mientras que el ganador del Sueldazo recibirá 300.000 euros al contado y 5.000 euros al mes durante veinte años. Este vecino no quiso dar a conocer su identidad, pero sus compañeros de suerete saben que es un padre de familia de cinco hijos que ha pasado necesidad.

Alberto Díaz, dueño de la cafetería que repartió la suerte y premiado con un cupón a medias con el lotero Francisco López Aguiar, cuando se enteró de la noticia el domingo tras el sorteo, no podía creer lo que estaba sucediendo. Decidió llamar a los clientes que sabía que eran afortunados y salió a la calle en pijama para tocar de puerta en puerta y celebrar con sus vecinos. "Siento una gran satisfacción, porque está bien repartido entre muchas personas, gente noble de los que algunos no tienen ni para comer y esto les alegra el alma", aseguró el dueño de Avenida 12-30.

Francisco López Aguiar, agente vendedor de la ONCE desde octubre de 2014, vendió 30 cupones con premio, 20 de ellos en la cafetería y el resto en su área de trabajo, que comprende los núcleos teldenses de Valdecasas, Marpequeña, Rubiesas y el mercadillo de Jinámar. Del mismo sorteo, Sergio Miguel Navarro Santana, en su área de venta del barrio de la Herradura y en el rastro de Jinámar, vendió por su TPV un cupón premiado con 20.000 euros.

Una gran representación del barrio, premiados o no, salieron ayer a la calle a celebrar la fortuna de sus vecinos. "No compré ningún número, pero me llevo la alegría de los demás, porque lo necesitaban de verdad", comentó Fátima de La Cruz, cocinera de la cafetería y vecina de la zona, que celebró junto al resto con gran emoción.

Sin parar de llorar, Josefa Macías se convirtió en la más nombrada de la mañana. La vecina, con tres hijos en paro ya sin ayudas y tres nietos pequeños, pidió a Alberto Díaz que le guardara el número hasta que tuviera dinero para pagárselo, y hasta hoy no había saldado su deuda. "Todos los días le decía a Alberto que me lo guardara y anoche cuando me dijeron que había tocado me asusté, porque no sabía si estaba guardado", explicó la afortunada con lágrimas en los ojos, reflejo de que el dueño del local, a pesar de la broma al negárselo, se lo había conservado y le había dado la buena noticia. "Lo he pasado muy mal, y solo quiero ayudar a mis hijos y comprar para comer", aseguró.

Inmaculada González, con su marido en paro desde hace dos años y con uno de sus dos hijos viviendo en su casa con su pareja, tampoco podía evitar emocionarse mientras recordaba el momento en el que su marido le daba la noticia mientras veía el sorteo por televisión. "Me dijo que tenía que ver una cosa muy bonita y cuando me enteré de lo que era me fui corriendo a hacer la croqueta en la cama con mi hija", explicó feliz.

Igual de pletóricos estaban los hermanos Carmelo y Diego Martel. El primero fue uno de los más afortunados, ya que compró dos números premiados. "Siempre compro cuatro o cinco cupones en la cafetería de Alberto y ayer cuando llegué quedaban cinco y compré dos", comentó mientras, acto seguido, dejó de articular palabra por la emoción. Su hermano Diego, que se enteró mientras cenaba en el trabajo y que fue el que le dio la noticia esta mañana, tampoco podía creerlo, y es que no tenía intención de comprar cupón para el sorteo de este fin de semana.

"Obligué a Diego, porque no quería esta vez, y le dije que si no lo compraba él se lo compraba yo, como hemos hecho otras veces, pero al final me hizo caso", aseguró Nino Díaz, hermano del dueño de la cafetería protagonista y beneficiario a mitad de otro de los cupones. El jubilado, con su nieta Carla de dos años cogida en brazos, comentó la alegría que le supone que haya caído ahí, "porque se trata de gente pobre que día a día lo paga muy duro".

El que no tuvo la misma suerte fue el tercero de los hermanos Díaz, y es que "este domingo no pasó por la cafetería y eso que siempre viene ese día y compra un número", contó una vecina de la calle. "Me hace feliz que haya sido donde Alberto, porque él es la ONG del barrio, siempre ayudándonos a todos", añadió. Ella no ha sido una de las afortunadas pero se siente "igual de emocionada" que si le hubiera tocado, "porque somos familia todos y porque se trata de gente buena, trabajadora de toda la vida que se han quedado sin nada".

Comprar para comer, tener unas Navidades como hace años que no tienen, pagar matrículas para unos estudios universitarios que se veían perdidos, poder visitar a hijos que se encuentran lejos y solo pueden ver "una o dos veces al año", ayudar a los parientes más cercanos, darse una escapada o, simplemente, salir adelante. Estos son solo algunos de los sueños que se cumplirán, en este año que comienza, entre los vecino afortunados de San José de Las Longueras, personas, en su mayoría necesitadas, que solo quieren "vivir y disfrutar sin penas".

"Dios al final ayuda a quien tiene que ayudar", aseguró Inmaculada González. Lo que sí es seguro es que lo que parecía una inocentada en un primer momento para los afortunados, se convirtió en el desahogo más real que estas familias pudieran imaginar.

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