La ermita de San Pedro Mártir cerró sus puertas esta semana para dar por finalizada la exposición de retratos y abstractos de la artista Makita Alonso Benítez. Tras casi un mes abierta al público, la pintora recogió sus obras de arte para llevarlas de vuelta al lugar donde las guarda, con posibilidades a la vista de sacarlas, de nuevo, próximamente, para viajar hasta la capital grancanaria donde podrían ser expuestas.

Hasta el último día, curiosos de varios puntos de la Isla acudieron al lugar sagrado para contemplar el arte de Makita. Un lugar donde la música clásica nada más entrar, sus retratos de miradas penetrantes y múltiples colores, y sus poesías desde el alma, crearon un espacio de buenas energías y paz disfrutado hasta el último momento.

"Ha sido una gran experiencia, me siento llena y muy feliz", expresó la pintora mientras comentó, con brillo en los ojos, que le colmaban de satisfacción los piropos y comentarios de los visitantes. "Tres personas me dijeron que algunas obras les recordaban a la época negra de Goya", añadió orgullosa.

Cuenta Makita que a lo largo de la exhibición vendió cinco cuadros abstractos, algo de poesía, y tiene reservada una obra que guardó a una señora que prometió adquirirla. "Varios pintores reconocidos de la Isla pasaron por aquí y me dijeron que los cuadros eran muy buenos y que podría subir los precios, pero yo lo veo bien así", explicó.

Los niños y sus preguntas han sido clave en esta exposición en la que la mayoría de visitantes han repetido. Un espacio "bendecido y enérgico", puntualizó Makita, en el que la importancia del arte, "que se puede tocar", ha sido lo esencial. Con un Darwin aguardando en la entrada que invitó a disfrutar de una galería pincelada desde el alma.