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Compras navideñas

Un plan perfecto para colas eternas

Los centros comerciales de Telde se muestran abarrotados frente a la poca afluencia en la zona comercial abierta de San Gregorio

Colas y más colas. Así es como se puede definir la situación de los centros comerciales de Telde en estas primeras compras del año de última hora. Colas con los coches para entrar a los recintos, colas para aparcar, colas para pagar y colas incluso para comer. Durante la mañana de ayer, compradores de todas partes de la Isla se dirigieron especialmente al centro comercial El Mirador para adquirir los últimos regalos de Reyes, y es que este espacio para las compras se ha convertido en el último año en uno de los preferidos por los grancanarios.

La mayoría de consumidores afirman que la gran variedad de tiendas que tiene y la facilidad para aparcar son las razones estrellas que lo convierten en el favorito. Pero ayer, esta segunda ventaja se convirtió en todo lo contrario, lo que fue de gran sorpresa para los clientes. Tanto la entrada desde el sur como la que comunica con la ciudad se vieron completamente colapsadas con colas de más de media hora desde la autopista hasta los diferentes puntos de aparcamiento del recinto. Una vez dentro, con toda la paciencia del mundo, encontrar un espacio libre para dejar el coche se convirtió en toda una aventura.

Primer objetivo conseguido y, a continuación, sacar uñas y dientes para salir ileso de la batalla de caminar entre la multitud y vencer las colas eternas de los diferentes comercios. Ceferina Ortega tiene la clave, y es que ella y sus hijas han ideado el plan perfecto para ganar la guerra contra la locura navideña. "Yo me quedé haciendo la cola más larga y mientras mis hijas se dividieron para ir a las diferentes tiendas y comprar lo que faltaba", aseguró esta compradora animada.

"Fueron mis hijas a comprar, volvieron y yo aún estaba en la cola, así que imagínate como está esto", añadió. Con su carro de la compra repleto de bolsas, la señora descansa en uno de los sillones del centro comercial junto a su hija Antonia Rivero. Ambas coinciden en que planear cómo salir triunfante de esta aventura es esencial para ahorrar tiempo y comprar todo lo esperado.

"Y ahora tenemos que encontrara a mi padre, porque se fue a dar una vuelta, aburrido de aguantar los paquetes, y no sabemos donde está", comentó Antonia Rivero divertida. Y es que esta familia ha sabido montárselo bien para superar con éxito sus compras navideñas. Aseguran, además, que "matamos dos pájaros de un tiro, porque salimos de paseo y estamos todos juntos, y también compramos los detalles que quedan de última hora".

Estar juntos un sábado antes de Reyes es lo pensado por la mayoría de las familias, pero es inevitable la separación para el consumo. El escenario más visto mostró maridos cansados con los niños inquietos en las puertas de los establecimientos, y madres agobiadas en filas interminables, las mismas que más tardes hacen juntos para comer en algún restaurante de la zona.

Un poco más al sur, el parking de Alcampo lucía como un desguace de vehículos. Coches y más coches aguardando la llegada de sus dueños para cargar el maletero, y no sólo de regalos de Reyes. Como bien dicen Dulce Benítez y Gloria Ortega, madre e hija, "después de la celebración de Fin de Año nosotros quedamos llenos, pero las neveras vacías", por lo que salir a hacer la primera compra de alimentos del año es casi una obligación. De esta manera, las cajeras del supermercado no daban abasto pasando compras de carros llenos pensados para llenar estómagos. "No hemos parado, incluso más que el año pasado", aseguró Guacimara Sánchez, empleada como cajera en Alcampo.

Trabajadores y consumidores coinciden en el aumento de la multitud y el gasto respecto al año pasado, incluso los vendedores de los puestos artesanales instalados en la zona comercial abierta de San Gregorio. "El día de hoy está flojo, pero se nota la mejoría este año, la gente se muestra con un mayor nivel económico", comentó el artesano Miguel Ángel de Marco.

Y tan floja se presentó la mañana en la zona comercial abierta, que el camino desde la plaza de San Gregorio hasta la Avenida de la Constitución, se presentó prácticamente desierto. En contraste con los centros comerciales, las tiendas se veían vacías, con trabajadores a la espera de que alguien entre a gastar.

Parece ser que los teldenses lo tienen claro y prefieren desplazarse, a pesar de las inquietantes colas, para adquirir los artículos de sus últimas compras navideñas en los centros comerciales. Un espacio donde los ignorados, pero presentes, villancicos de fondo tratan de amansar a las fieras cansadas de esperar y con un hambre voraz de compras de Navidad. Ya las últimas de este año que acaba de empezar.

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