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Las dos vidas de Iván 'el Bastonero'

Iván Macías compagina su trabajo en el Ayuntamiento de Telde con su faceta de humorista desde hace 15 años

Iván Macías, ayer, en la zona de juegos infantiles del parque de la Condesa, en Jinámar. SABRINA CEBALLOS

El reportaje se realiza en un lugar muy familiar para él, el parque de la Condesa, en Jinámar, barrio en el que reside. Lugar habitual de asaderos y que ayer, a primera hora, todavía se podía estar sin el bullicio de la gente ni el olor que desprenden las chuletas en el grill, aunque para Iván también es un lugar rutinario de trabajo en la recogida de ramas o limpieza de las zonas verdes.

Aunque su apodo de el Bastonero pueda presuponer que es un humorista leñero, Iván matiza rápidamente, siempre con la sonrisa en el rostro, el malentendido. "Lo de Bastonero proviene de una película argentina protagonizada por los cómicos Jorge Porcel y Alberto Olmedo -el primero era gordo como yo y el segundo flaquito- y Olmedo le dice a Porcel 'vos sos mi bastonero', que es como llaman a las personas que consideras tu mejor amigo, tu bastón de apoyo". Y lo de Bastonero se origina, como el que no quiere la cosa, así: "Yo había hecho pinitos en la radio y cuando estuve en el programa Agüita, agüita', de la Televisión Canaria, la productora Heredia me fichó y me preguntaron si tenía nombre artístico y les dije que no. Pero me acordé de ese apodo y con él me quedé y ya llevo 15 años actuando con este nombre artístico", recuerda.

Lo del humor le viene en la sangre, desde pequeñito, asegura. "Desde toda la vida he hecho humor, en el colegio era el que siempre hacía el pato como suele decirse, en los finales de curso me gustaba hacer obras de teatro y de humor . Más tarde, dos amigos míos, Isaías Santana y Florentino me ofrecieron hacer una sección de humor en Radio Tamarán FM haciendo imitaciones ahí empecé más en serio, en el año 2000

Y de las ondas, a las imágenes. Fue en el programa Agüita, agüita, presentado por Roberto Kampokf y Eloísa González el que supuso el estreno del todavía Iván Macías -luego el Bastonero-, pero no fue él el artífice de su presentación a las pruebas, sino su esposa, a la que conoció, cómo no, mientras contaba chistes. "Fue mi mujer, que en aquel tiempo era una amiga, ni siquiera éramos ni novios, quien me animó a presentarme porque a mí me daba vergüenza y salí elegido". Agüita, agüita, evoca, era un programa donde municipios de Gran Canaria y de Tenerife se enfrentaban en una competición por equipos para contar chistes. "Yo fui el portavoz del equipo y logramos eliminar a uno de Tenerife que llevaba ocho semanas ganando y la primera semana les empatamos, la segunda los eliminamos y al final ganamos el concurso"

Esa experiencia televisiva se amplió posteriormente en la misma Televisión Canaria con el espacio Esto es muy serio y luego en el programa El de los chistes, del Canal Las Arenas, donde estuvo cuatro temporadas "y empecé a ser conocido y me paraban en la calle". Tres años de enfermedad le alejaron, pero volvió a las andadas.

Iván Macías, ya el Bastonero, sufrió una transformación, como él la define cuando el humor, además de una pasión, se convirtió en una fuente de ingresos. "Yo siempre había sido un cuentachistes, pero luego fui evolucionando hacia los monólogos, aunque reconozco que no tengo tiempo para escribirlos, sino que voy al escenario e improviso. Yo no me considero monologuista, sino cómico y lo que he hecho es contar pequeñas historias mías donde meto chistes y ese es mi humor ahora mismo"

Sus actuaciones, en salas de Gran Canaria, Tenerife, Fuerteventura, en fiestas o en presentaciones, donde le llamen, suelen duran hora y media, "pero si hay que echarle más se le echa", alega. Su referente es Manolo Vieira, su maestro y su amigo -en su perfil de whatsapp aparece junto a él-, del que ha recibido muchos consejos y ha actuado en su sala tres veces. "Por él", afirma, "me aficioné al humor cuando lo veía en la televisión quería hacer lo que él hacía y ha sido un sueño cumplido". Es miembro del Club de los Increíbles de Paramount Comedy, productora de los mejores humoristas.

¿Y cómo es el humor de Iván el Bastonero? Ésta es su respuesta: "Yo hago chistes de todo, pero siempre con mucho respeto hacia las personas o colectivos sobre los que me refiero. Chistes sobre borrachos, gays, fañosos, siempre con ánimo de hacer reír, no de reírse de alguien. De hecho, en mis actuaciones me meto conmigo mismo, diciendo que estoy muy gordo porque siempre he creído que no puedes hacer humor sobre los demás si no sabes reírte de ti mismo". Reconoce que el público ha cambiado de sensibilidad y hay que ser cuidadoso con el humor que se hace "porque te pueden tratar de homófobo, de hacer apología sobre las bebidas y las drogas. Antes se contaban los chistes de otra forma y ahora hay que adaptarse, en la vida hay que coger el lado bueno, no el malo porque si no eres un amargado de la vida".

Observa mucho en la calle. "Noticias que se ven en la televisión, donde a veces la realidad supera la ficción, cuando vamos a comprar, esas pequeñas cosas que nos pasan a diario, pero no soy el monologuista al uso, sino autodidacta".

Con 37 años a punto de cumplir, Iván Macías desearía continuar como humorista toda la vida: "he dicho que me gustaría morirme haciendo reír porque hacer reír es lo más bonito que hay, pero tengo mi trabajo y ojalá me pudiera dedicar solo al humor, pero es arriesgado, porque a veces se tiene estabilidad y otras no. Mi ilusión de futuro es continuar en el humor y es muy bonito cuando actúas y la gente te regala sus risas y sus aplausos, que cuando llego a mi casa recuerdo y me hacen feliz".

En su trabajo para el Ayuntamiento, la faceta que le convierte en Iván Macías, tampoco se despega del todo del humor. "Cuando hay un corrillo en el trabajo allí estoy yo contando chistes, pero separo lo que es mi afición de humorista con la de empleado público, soy una persona seria, pero siempre pongo buena cara". El otro Iván, el Bastonero, se reserva para las noches.

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