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Sociedad ornitológica Pasión por la cría de aves

El pájaro canario canta en Telde

La sociedad ornitológica La Alpispa del municipio queda número uno en el campeonato de Canarias - Varios criadores teldenses poseen medallas de oro a nivel mundial y nacional

Parece que el canto del pájaro Canario en Telde cada vez suena más fuerte. El número de criadores de esta especie en el municipio está en auge y, actualmente, se registran 120 que han consumido 12.000 anillas este año. La Asociación Ornitológica La Alpispa Verde de la ciudad teldense, se encuentra en crecimiento de forma "exponencial", tal y como asegura el juez internacional de esta práctica y miembro de la sociedad, Antonio Alemán. Dicha entidad "es una de las punteras de Canarias" y este año quedó campeona de la liga Juan Carlos de Rosa y número uno del campeonato de Canarias.

Alemán habla de estos pájaros de forma pausada y segura. Sabe lo que dice y es capaz de transmitir esta pasión que siente por lo que hace. Afirma que actualmente hay una mayor organización en el Archipiélago en esta práctica y que se encuentran en una lucha para que esta actividad sea considera como deporte. "Estamos como sociedad cultural, pero estamos trabajando y estoy creando un borrador de ley como decreto o ley para conseguir en Canarias pasar al ámbito del deporte", añade, y recuerda la importancia de este aspecto para viajar en mejores condiciones y mejorar la situación de las licencia.

Montarse en un avión y marcharse a otro lugar de España o del Extranjero para competir con el Canario. Es curioso pensar que cuando se hace mención a esta ave, la primera imagen que viene a la cabeza es la del pájaro amarillo, pero hay que aclarar que realmente no se corresponde con la verdadera especie. "El pájaro canario que está en el monte no existe en los criaderos, los que hay son los domesticados", cuenta el juez.

Reafirma que su verdadero color es verdoso a simple vista, aunque en realidad "son amarillos de fondo y negro por encima, lo que pasa es que el contraste con el negro da la sensación de verde". Relata que el Canario real fue exportado por los conquistadores y corsarios que pasaban por aquí y se lo llevaban como regalo a las cortes europeas. "Con los años se fue criando en cautividad y hoy es doméstico", por lo que no existen en los criaderos. Además, el color amarillo predominante hoy en día se justifica con una mutación al perder las estrías en su plumaje.

Aunque la cifra aumenta con el paso del tiempo, no es en Canarias donde más aves de este nombre hay. Comenta Alemán que es en Bélgica, Italia y Alemania donde más se crían, ya que desde el siglo XVIII el comercio en está área se puso en marcha hacia el exterior. "Por esta época ya se ve en el manifiesto de los barcos constancia de que salían pájaros verdes, blancos o amarillos", apunta.

Competiciones

Con el paso del tiempo las salidas incrementaron a la vez que el animal fue evolucionando. En este momento, señala el juez, se clasifican en pájaros de color donde hay 750 diferentes, de forma donde hay 60, y de canto según las cuatro modalidades que hay (malinois, roller, timbrado español y timbrado discontinuo). Así, en el Archipiélago destaca la cría en las dos primeras modalidades y se poseen como únicas razas autóctonas el Giboso Español "criado en Tenerife" y el Melado Tinerfeño.

Entre razas, colores, formas y cantos, La Alpispa Verde compite cada año con sus socios a nivel nacional e internacional. De esta forma, uno de sus criadores quedó campeón del mundo en la competición celebrada en Oporto este año. José Juan Suárez es teldense de pura cepa, tiene 45 años y lleva desde los 10 en este ejercicio. Es la segunda vez que se proclama campeón del mundo con la raza Gigante Italiano, triunfos que suma a su título como número uno de España en el año 2012 en Almería.

Explica Suárez con orgullo que fue el primer español en ganar a nivel nacional con esta raza cuando esta fue aprobada. Enseña sus medallas con satisfacción y reconoce con la boca bien grande que esta actividad es su vida. "Había unos 20.000 pájaros en Portugal en este último campeonato y fue increíble", relata mientras puntualiza que los asistentes se acercaban a él y a Fénix, el ganador, para sacarse fotos. Un ejemplar de 24 centímetros y plumaje rizado que no es capaz de pasar desapercibido. Puntualiza, además, que con Aurora, la otra "pajarita" que llevó, ganó medalla de plata, "dos de dos", refuerza con alegría.

A pesar de la dificultad para criar este tipo de Canario, "por lo delicados que son y los cuidados que requieren", el campeón lleva desde 1990 encargándose de ellos. "Hay muy pocos de esta raza", asegura al mismo tiempo que mira a sus 20 parejas actuales en proceso de cría.

Por ahora estima que hayan unos 60 recién nacidos, cantidad que aumentará hasta el mes de junio cuando comenzará a preparar para competir a aquellos en los que ve potencial. "Desde febrero comienzo y les dedico unas cinco u ocho horas diarias porque hay que darles de comer, los antibióticos, vitaminas o limpiarlos", añade.

Suárez, licenciado en Administración y Dirección de Empresas, asegura que es una pasión posiblemente heredada de su abuelo Pedro Monzón, la que comenzó cuando con 10 años le regalaron su primer "pajarito". Desde entonces, solo ha sentido una vez la necesidad de tirar la toalla. "Tenía 12 años y se me empezaron a morir, quise dejarlo pero mi madre me animó a que no lo hiciera, cuenta agradeciendo a su progenitora, Pilar Monzón, su apoyo para no rendirse, "porque si no fuera por ella no sería hoy campeón del mundo, así que siempre hay que luchar y esforzarse". Concluye animado para hacerse con la tercera medalla a nivel mundial y traerla a su Telde.

Con las mismas ganas e ilusión, Juan Ramírez mima a las 80 parejas que tiene en la actualidad y a sus crías entre las 11 razas con las que convive día a día. Una rutina de empezar a las diez de la mañana y finalizar a la una de la tarde.

Entre manzanas, pepinos, huevos duros, calcio, vitaminas, alpiste y calendarios hechos a mano, Ramírez cuida a sus animales de canto incesable. Una forma de vida heredada de su padre y que le llevó a empezar a competir en 1998. Forma parte, como su compañero, de La Alpispa Verde, y fue campeón del mundo en Holanda en 2015 con un hosso japonés, y de España en 2014.

Sus ojos azules reflejan cariño por estos animales a los que alimenta y limpia diariamente. Coge entre sus manos a su campeón mundial, saca a algunas crías aún con los ojos cerrados y sin plumas, coloca un cartel con fechas de nacimientos, rellena sus fichas y echa un vistazo a los huevos azules que esperan a romperse en unos días. Así fomenta "el vicio", como él lo llama, "un gusanillo que cogí porque siempre han habido pájaros en mi casa", asegura.

Un sueño cumplido

Cuenta que no se trata sólo de competir, sino que es una disciplina donde "haces amigos, conoces mucha gente y viajas". Año tras año con ganas e ímpetu, aunque es consciente que es una actividad para el disfrute y no de la que se pueda sacar beneficio. "Suelo llevar entre ocho y diez pájaros aunque crío unos 200 al año", apunta señalando que presentar a las aves cuesta dinero.

"Cuando subo a verlos me dan tranquilidad, los escucho cantar y disfruto", relata el criador haciendo referencia al cuarto en el último piso de su casa, en El Caracol, que tiene habilitado para ellos. Cada uno en sus jaulas mostrando sus plumas y colores, sus cánticos y movimientos, sus ganas por llegar a la vida o crecer. Una práctica que parece recompensar cuando se palpa el amor que Ramírez pone en ello, y que su hijo mayor heredará. Con la incertidumbre de si ganará alguna medalla más, pero seguro de haber cumplido un sueño.

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