En su habitación, con el ordenador sobre la mesa, con diversas piezas de joyería en las que trabaja y con el sonido de las risas y gritos de los niños que se escuchan desde la ventana situada frente al patio de recreo de un colegio cercano, Paola Velázquez ha montado una suerte de oficina en la que se mueve cómoda, a su aire. Allí tiene la sede de su empresa de diseño de joyas, Ola Alloy y desde la sencillez y el esfuerzo constante busca su hueco en el mundo de la joyería.
Regresó hace varios meses a Telde y desde su domicilio en el barrio de San Gregorio, alejada del trajín que le ha supuesto su faceta de arquitecta diseñadora para grandes empresas en Hong Kong -de Estados Unidos y Australia-, no echa de menos "las espectaculares condiciones laborales que tenía allí, era una situación ideal", asegura, pero el comecome de ser la jefa de su vida, de su tiempo, le hizo tomar la decisión de aparcar su pasión por la arquitectura y abrirse camino en el mundo de la joyería de calidad. Con ese equipaje emocional, las manos llenas de ilusión y con una firmeza inquebrantable por sacar adelante este reto, Velázquez Alemán diseña ahora su presente para construir su futuro.
Su estancia en el emporio chino, donde trabajó durante dos años y medio y que recuerda con satisfacción, no es su única experiencia en el extranjero. Viajera desde muy joven, asegura que se ha pasado gran parte de su vida fuera, en ciudades como Londres y Buenos Aires y también en Polonia, donde el aprendizaje del inglés en diferentes etapas o los estudios en la universidad de Palermo (Argentina) la han llevado a recorrer mundo. Su regreso a Telde -explica- es para convertirlo en el campamento base de su nueva actividad, pero siguiendo conectada a Hong Kong por relaciones de negocios con varias empresas. Una de ellas, Led-Pulse, además de haberle patrocinado para asistir a varios festivales de joyería, hará que su proyecto se convierta el único en el mundo que disponga de la tecnología led en sus piezas, una novedad que permitirá iluminar las piezas por el movimiento y que, opina, causará una enorme expectación. "La luz tendrá una presencia sensible gracias a la tecnología por inducción en la que me estoy coordinando con Led-Pulse para crear mis piezas, donde también las diseño en 3-D". Por si fuera poco, también prepara las maletas para Cuba y otros destinos para plasmar en documentales su realidad.
En el diseño de joyas tiene claro que el reciclaje de materiales es muy importante -por eso le interesa el oro y la plata-, pero también una conciencia contra la explotación del ser humano, por eso no trabaja con piedras preciosas ni semipreciosas. La razón es una fuerte convicción solidaria de la vida y de un desarrollo sostenible. "Estuve en minas de piedras en Brasil y lo que vi fue un horror. Decidí que mis diseños no tendrían como base las gemas y en la primera colección que ya he lanzado las he realizado con latón bañado en níquel que no daña a la piel". Un material que importa desde Hong Kong que le ha permitido dar rienda suelta a la creatividad -dice que necesita como el aire estar creando algo- a un precio que se puede permitir y que es reciclable.
"Vine con algunos ahorros, pero en esta primera colección he optado por el latón bañado en níquel para ver cómo va la experiencia". Reconoce que su empresa va saliendo y ya tiene clientes en Telde, en Cool-Shop, y vende en Internet en la plataforma online Etsy, aunque confía en añadir a su lista a más empresas del municipio. Eso sí, lamenta que los jóvenes empresarios como ella tengan que buscarse apoyo fuera porque aquí apenas existe o no los encuentra.
De hecho, la segunda colección la realizará con la ayuda de una empresa internacional y constará de unos diseños ya con materiales más costosos que en la primera, como el oro y la plata, pero vendrán otro más como el titanio.
Paola Velázquez también sabe a quién pretende sorprender con sus creaciones, unos diseños de calidad y con diversos costes. "El tiempo de cliente de Ola Alloy, ahora mismo son las mujeres, de una clase media alta, que tengan un alto grado de interés en el diseño, en las piezas artesanas de calidad, que las vean como una pieza de arte además de ponibles. Son mujeres de 25 a 50 años y los precios oscilan entre los veintipocos euros a los más de 200 euros", añade la joven empresaria.
