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Vino y miel para el bochinche de Marrero

La Montaña vende diez mil litros del caldo al año - Deja en Telde parte de su producción

Jerónimo Marrero en el bochinche que tiene en la finca familiar junto a su bodega La Montaña en San Mateo. JUAN CARLOS CASTRO

Hace 32 años que Jerónimo Marrero comenzó en el sector vitivinícola en su bodega La Montaña para hoy hacer llegar su producción de vino a toda la Isla. Alrededor de diez mil litros del caldo vende anualmente a diferentes municipios de Gran Canaria, entre los que se encuentra Telde y su demanda. Además de esta práctica, el experto se dedica a la apicultura y elabora miel de la auténtica abeja canaria. Ambos productos, con los que comercializa, acompañan en las mesas de su bochinche, en la misma finca donde los crea, para deleitar los paladares de los que se acercan a probar sus papas arrugadas al vino blanco, la mermelada de tinto o su pan al horno con miel. Un negocio familiar que recibe cientos de visitantes al año.

Asegura Marrero que cuando comenzó, con 20 años, lo hizo un poco obligado por su padre Francisco Marrero, también experto en este mundo y homenajeado hace unos días en el Descorche de la Cosecha de este año de los vinos de la Isla por su labor y dedicación. A pesar de no haber estado muy entusiasmado en sus comienzos y dedicarle una atención compartida con su empresa de construcción, en el 2011 decidió emplear su tiempo, en cuerpo y alma, al vino.

"Cuando empezamos, pisábamos en una bañera de lunares 50 o 100 litros a todo reventar", explica el enólogo que, en la actualidad mueve una de las bodegas puntales de Gran Canaria. Con una formación de años, basada en "cursos de elaboración, cata y limpieza", padre e hijo se superan cada año y actualmente ofrecen 13 variedades de este caldo autóctono.

La finca familiar en la que trabajan, que comenzó con su primera plantación seria de viñedos en 1999, se convirtió en esa época en un vivero, "de aquí salía casi el 90 por ciento del viñedo plantado en la Isla". Además, por estar a 800 metros de altitud ha sido espacio experimental para ver el funcionamiento de las distintas variedades. "Hoy producimos ocho tipos de blanco y cinco de tinto", añade.

Como si de hijos se tratase, Marrero asegura que cuida cada litro del suministro que fabrica, "estoy en la bodega y le hablo, lo mimo y lo atiendo, porque de eso depende el resultado final". Así, asegura que la experiencia le ha hecho aprender lo que sabe, conocimientos que transmite al público que visita el lugar de nacimiento del producto. "Tenemos contacto con dos turoperadores que nos traen grupos de turistas", comenta, señalando que les enseña el lugar, les hace una cata explicativa, degustación de algún plato autóctono y "compran su botella o bote de miel".

Un sector "agradecido" en la Isla que "va mejorando en venta y calidad". Así lo define el experto que ve como cada vez este mundo tiene más aceptación en las ferias organizadas para darse a conocer. "Funciona muy bien y Telde es uno de los municipios en los que más éxito hay", asegura. Contabiliza que en esta última edición del evento en la ciudad, vendió en cuatro horas 300 tickets, "bastante, teniendo en cuenta que éramos 13 bodegas y nosotros gastamos casi 4 cajas de 12 botellas de 75 centilitros cada una". Confirma que la etapa "del ron y el cerveceo" más común, está teniendo competencia con el vino y que le ha sorprendido, sobre todo, la cantidad de gente joven catando en la feria teldense. Esta familia empezó "de menos cero", y con "trabajo y esfuerzo", señala Marrero, han conseguido llegar a donde están. Mensualmente distribuyen botellas etiquetadas con el nombre 'La Montaña' que hacen acto de presencia en cientos de mesas canarias "o de fuera". Un legado que cuidará la siguiente generación con ganas de seguir dando vino, bochinche y miel.

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