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La hípica en Telde da un salto

Expertos del sector aseguran que el deporte vive un auge en la ciudad - El Consistorio trabaja para recuperar las carreras en las fiestas locales

Telde siempre ha tenido gran afición en el deporte de la hípica. El caballo ha estado presente de manera importante en la ciudad, ya fuera como medio de carga, transporte o paseo hacia la capital, o como animal de carreras y apuestas. En la actualidad, sigue siendo una práctica demandada y con bastantes aficionados, en la que se empieza desde cada vez más pequeños. El Ayuntamiento trabaja para recuperar las carreras en las fiestas locales, un deseo de muchos teldenses aunque no se apoye de la misma manera desde el punto de vista veterinario. La hípica crece, el deseo de los expertos por mejoras en el municipio aumenta, y cada vez más alumnos se forman en esta modalidad a lomos del equino y sus saltos.

Reyes García, experta en el sector y escritora sobre el caballo en Gran Canaria hasta el siglo XX, asegura que entre los siglos XIV y XIX ya existían las carreras con apuestas en Telde, aunque estas eran extraoficiales y multadas en el caso de ser descubiertas. Además, explica que los propietarios de los animales, pertenecientes a las clases adineradas, se retaban "para demostrar qué caballo era el mejor".

Como medio para llevar personas, animales o artículos, el equino tuvo gran importancia en Telde, ya que para llegar a la capital era muy demandado, de forma que los turistas los alquilaban para moverse y, así, los primeros coches de caballos estuvieron en esta región de la Isla.

Desde ese entonces, en las fiesta populares teldenses era común la práctica de carreras, siendo estas las únicas oficiales. "Había una cartelería en la que se anunciaban las fechas de inscripción y los premios", comenta García, señalando que los jinetes y sus animales seguían un recorrido ya establecido. Hace cuatro años que esta práctica no se desempeña en Telde, lo que ha hecho que parte de los aficionados del deporte en el municipio la reclamen de forma cada vez más insistente.

Sebastián Henríquez, conocido como 'Chano', defensor de la misma y vinculado al mundo político en la ciudad, es optimista en cuanto a la recuperación de las carreras en las fiestas patronales. Recalca que "como aquí, no hay afición en ninguno de los municipios de Gran Canaria", y que se puede comprobar al ver la gran cantidad de teldenses que "se desplazan a ver las competiciones a Valsequillo o San Mateo donde se siguen haciendo". Asegura que se trata de un deporte "muy reclamado y vivido por los teldenses, y que si se recupera podría generar economía".

Desde el Ayuntamiento de Telde se ve de manera similar. Juan Martel, edil de festejos, puntualiza que desde su concejalía, Seguridad y Deportes se está trabajando para devolverlas, después de cuatro años prohibidas. El proyecto se puso sobre la mesa en una junta de gobierno local en diciembre del año pasado y, aunque no hayan habido noticias concretas, el concejal confía en la buena marcha de la iniciativa. Así, con una legalidad por delante y de forma regular y segura, con espacios adecuados determinados para llevarlo a cabo, Martel afirma que "este año puede ser una realidad".

Así, se tratará de un motivo de alegría para los aficionados y parte de la población teldense, pero de insatisfacción para el colectivo que defiende que este tipo de prácticas son perjudiciales para el animal. Desde el punto de vista veterinario, las carreras sobre el asfalto dañan al caballo, además de ser peligrosas tanto para el equino como para el jinete y el público en caso de resbalarse. María Sole Lenassi, gerente y profesora de Hípica Canaria y técnico deportivo nivel dos en este deporte, defiende que las competiciones no deberían hacerse "si no es en terreno adaptado".

"El asfalto es muy duro para los huesos de los caballos", refuerza, y asegura que entiende el folclore, "pero desde el punto de vista veterinario es muy malo, porque no se trata sólo del día de la carrera, sino también de los entrenamientos".

La experta propone que se lleve a cabo la construcción de hipódromos adaptados donde desempeñar las carreras. "En Valleseco hay uno y son espectaculares, es una pena que aquí no haya inversión y continuidad, con la afición que hay", explica. Recuerda el hipódromo de Luanfra, que fue el principal referente de esta práctica de forma legal en la Isla fuera de las fiestas. "Es pequeño, pero funcionaba. Hay que empujar, y el Ayuntamiento tiene que apoyar más", comenta.

Asegura que Telde es un municipio muy importante en este sector en Gran Canaria y que cada vez hay más demanda de clases para montar a caballo y hacer rutas. "Tenemos alumnos desde los tres años y medio, y muchos vienen de otros municipios como Arucas o Gáldar para montar aquí", añade. Además, cuenta que es una actividad bastante demandada por el turismo, con los que suelen hacer rutas "por la parte trasera de Jinámar con un paisaje volcánico estupendo, vegetación autóctona y animales salvajes, llegando a la playa".

Su escuela, establecida en el Club Hípico Los Jinetes en el barrio, ha notado este crecimiento en el último año, y el número de alumnos va en aumento, siendo todos federados en el deporte. Además de clases de iniciación, relajación, salto o para aprender a cuidar al animal, la titulada en equinoterapia y coaching y psicoterapia con caballos, explica que ofrecen otras actividades terapéuticas también aceptadas en el municipio.

Alrededor de 200 cuadras existen actualmente en Telde. Una cifra aproximada de 1.000 caballos muestra el arraigo de este mundo en la ciudad, tal y como apoyan Hernández y Lenassi. Existe afición, demanda y ganas por impulsarlo. Quizás sólo se necesita una fusión de puntos de vista y trabajo para que seguidores, expertos, veterinarios y caballos salgan ganando por igual. Un impulso seguro de la práctica para recuperar una tradición y ser puntales en un sector más.

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