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José Hernández, del sacho a la foto

Fotógrafo autodidacta, este teldense nacido en El Caracol plasmó con su cámara las fiestas populares, oficios, bodas y hasta fotos familiares en los cementerios durante más de 40 años

Tanto le gustó hacer fotografías que no tenía en cuenta que era muy fácil apretar el botón de su Dacora, pero caro sacar en papel las copias. Una lección que aprendió pronto, "ya que como me lo pasaba tan bien con la cámara fotografiaba todo lo que veía y luego al pasarlas al papel comprobé que me estaba escaldando el bolsillo", evoca José Hernández en su atestado despacho-almacén de su domicilio en La Montañeta de El Calero.

Y fue cuando pensó cómo equilibrar su afición con su economía: "Empecé a cobrar una peseta por las fotos de cartera [las del DNI] y cuando comprobé que con las pesetas que me estaban entrando ya ganaba un poquito más de lo que gastaba, vi que era un negocio y subí a dos, tres y cinco pesetas las fotografías". Luego, durante el servicio militar en Infantería de Marina en la base naval siguió haciendo fotos dentro y fuera del cuartel y dos meses antes de licenciarse, en enero de 1967 se dio de alta como fotógrafo sin galería en el Ayuntamiento de Telde, prácticamente como estuvo casi toda su trayectoria profesional hasta que montó su estudio en su domicilio.

Eligió esa categoría profesional, m arcada por el Sindicato Vertical, frente a la del fotógrafo con galería o fotógrafo ambulante porque "era la que menos pagaba y podía hacer fotos dentro de iglesia, sociedades y otros sitios bajo techo, con mucha competencia en esa época".

Aprendizaje autodidacta

Hernández Torres aprendió el oficio gracias a un mentor, Máximo Jorge Rodríguez, que le enseñó la técnica del revelado, el fijado de la fotografía cuando hacía el servicio militar en la capital grancanaria.

El resto, "de lo que pillaba por aquí o por allá, ya que no tuve estudios de fotografía e iba aprendiendo a medida que trabajaba".

Era fotógrafo a domicilio y en iglesias, de fiestas y procesiones, pero también en colegios y en cementerios. Recuerda que tenía bastante trabajo a domicilio porque le llamaban cuando una familia sin recursos iba a renovar el certificado de familia numerosa tenía que mostrar el número de miembros que la componían o "en la BBC (bodas, bautizos y comuniones), donde hice muchas fotos durante muchos años". Otra vía de negocio, donde "llegué a emplear hasta tres carretes era el Día de los Difuntos en los cementerios, donde sacaba fotos de la gente limpiando los nichos, poniendo coronas o posando toda la familia ante la tumba del ser querido".

José Hernández, para hacerse un nombre en la profesión, junto a Máximo Jorge, se dedicaron en años alternos a realizar fotografías en todos los colegios de Telde, "empezando por Jinámar y hasta el último que hubiera. Un año hacíamos fotos a los niños junto al globo terráqueo y al año siguiente, usando un traje de rey mago, hacíamos fotos con los escolares posando".

Y así fueron pasando los años y este fotógrafo autodidacta ya solo se encarga de hacer trabajos a gente conocida. "He estado toda la vida trabajando y ahora tengo proyectos como digitalizar todo los negativos, como he hecho esta vez para las jornadas sobre el tomate organizadas por Tyldet", asegura.

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